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Todorov alerta contra la codicia “liberticida”
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"la paz ya no nos entusiasma", asegura

Todorov alerta contra la codicia “liberticida”

Tzvetan Todorov ha vuelto. Y como siempre que regresa a España, la primera parada es el Museo Nacional del Prado

Foto: El lingüista y sociólogo Tzvetan Todorov participa en el ciclo 'La España posible', de Bertelsmann. (EFE)
El lingüista y sociólogo Tzvetan Todorov participa en el ciclo 'La España posible', de Bertelsmann. (EFE)

Tzvetan Todorov ha vuelto. Y como siempre que regresa a España, la primera parada es el Museo Nacional del Prado. Ayer recorrió las salas de la exposición temporal dedicada a los cartones de Goya, tras los primeros pasos del pintor de su tiempo que permitió ver más claramente un mundo sin dios. Podemos imaginar que en El Prado está todo lo que necesita para interpretar nuestros días. Como si todo ocurriese en El Prado, como si todo lo que ocurriese allí fuera imperecedero. En el museo también está Europa, no sólo en pintura, sino en los valores que considera amenazados por la codicia neoliberal.

“Estado liberticida”, así lo llama. En esas estamos, en el colmo de la libertad sin control, sin contrapoder, en democracias desequilibradas. El mercado no tiene freno y el poder político se muestra como un debilucho pelele manteado a los aires por las empresas: “La libertad sin restricción de los mercados ha acabado con el resto de libertades”, explica el Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales de 2008 a los periodistas, instantes antes a su conferencia incluida en el ciclo La España posible, organizada por el grupo Bertelsmann.

Habla de los valores que le quedan a Europa para tratar de respirar ante el asedio de las conductas neoliberales y encuentra en el pluralismo de lenguas y de ideologías, en la variedad de la identidad de los Estados comunitarios, la salvación. Según el intelectual búlgaro, los europeos se han adaptado a la diversidad, y esta otorga la virtud de la moderación, es decir, equilibrar un poder frente a otro. Sin embargo, en la actualidad los valores no están contrarrestados.

“La democracia es soberanía del pueblo y libertar individual. En los totalitarismos existía la hipertrofia de lo colectivo que sometía al individuo. La amenaza de la democracia es el desequilibrioliberticida. En la actualidad, la doctrina neoliberalrecorta autonomía a la políticay la riqueza sólo corresponde a una minoría. Los actores de la vida económicaacaban con los controles de los gobiernos, gracias a la globalización”, porque, según Todorov, ha conseguido una vieja aspiración comunista, la unificación de todos los trabajadores del mundo, pero al servicio de las empresas. Éstas se moverán allá donde menos controles gubernamentales se les trate de imponer.

La democracia y los inútiles

Imaginen ahora otro cartón de Goya, el juego de la gallina ciega. El personaje central que trata, con los ojos tapados, de reconocer a alguien, es incapaz de hacerlo mientras el grupo que evita ser tocado nos mira y se ríe del pobre pardillo. El pueblo, asegura Todorov, no tendrá el poder en el futuro, porqueel mercado jugará con él, porque no tiene mesura ni fronteras, porque trata de imponer las leyes que le benefician para controlar el juego y dejar ciego a los controles.“La democracia está en peligro en Europa”, sentencia.

Su tranquilidad es lo más preocupante de todo. La falta de alarma en sus gestos se desata en sus palabras y en su lectura pausada del diagnóstico mortal de nuestra civilización. “La paz ya no nos entusiasma, ni nos hace vibrar. La mayoría de la población europea ha nacido con ella y les parece algo obvio. La paz no puede ser el ideal, pero los europeos deberían ser conscientes de quela violencia no ha desaparecido”, explica que prefiere la defensa del pluralismo. Y la independencia frente a los EEUU, porque en estos momentos Europa se ha convertido en un protectorado manco de Norteamérica, a cambio de su protección militar. ¿Recuerdan el gran lienzo para los tapices deLa boda? Efectivamente, se acabaron los matrimonios de conveniencia.

Así que, a pesar de su planteamiento polémico, aboga por la militarización de Europa, de la creación de una fuerza propia de acciones limitadas y “tranquilas”, para intervenir y defender puntualmente. “Queda excluido el objetivo de la seguridad global, la eliminación del terror, la participación en conflictos ajenos y en guerras humanitarias para promover los Derechos Humanos”.

Los valores y los museos

La democracias liberales no prometen la salvación a sus ciudadanos, “a diferencia de las teocracias totalitarias”. Ni tampoco les exigen que encarnen virtudes morales. Basta con cumplir las leyes. “No obstante, la vida pública necesita valores. La caída del muro de Berlín, paradójicamente, debilitó nuestros valores: la doctrina neoliberal protege el poder de los individuos sin preocuparse por el bien común”. Sin enemigo ideológico, Europa ha perdido parte de su aspiración y de su identidad. La ausencia del espacio público ha provocado la desaparición de sus valores. “Lo que reina en Europa es la indiferencia en cuanto a la defensa de Europa”, asume.

Por eso explica Todorov que este cambio es más importante que el de la Revolución Francesa, porque “el neoliberalismo ha logrado que la soberanía de los intereses esté por encima de la soberanía del pueblo”. Ha perdido la limitación que determinaba el liberalismo tradicional, la moderación. “Cualquier poder sin límite es ilegítimo”. Todorov sabe de lo que habla, sí lo padeció en su infancia y vio su propio reflejo en los cuadros de Goya. Afortunadamente, siempre tendremos el refugio del Prado cuando parezca que todo se ha vuelto del revés.

Tzvetan Todorov ha vuelto. Y como siempre que regresa a España, la primera parada es el Museo Nacional del Prado. Ayer recorrió las salas de la exposición temporal dedicada a los cartones de Goya, tras los primeros pasos del pintor de su tiempo que permitió ver más claramente un mundo sin dios. Podemos imaginar que en El Prado está todo lo que necesita para interpretar nuestros días. Como si todo ocurriese en El Prado, como si todo lo que ocurriese allí fuera imperecedero. En el museo también está Europa, no sólo en pintura, sino en los valores que considera amenazados por la codicia neoliberal.

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