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"Mortadelo y Filemón me dieron mis primeras lecciones como director"
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"Mortadelo y Filemón me dieron mis primeras lecciones como director"

El realizador presenta su nueva película, 'Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo', su vuelta a los personajes y su primera película de animación

Foto: Javier Fesser, en el mercado de animación 3dwire
Javier Fesser, en el mercado de animación 3dwire

Hace más de cincuenta años nacieron los dos agentes secretos más chapuceros de la historia del cómic: Mortadelo y Filemón. Dos fracasados que trabajan como espías en la T.I.A. en las misiones más peligrosas que, por arte de magia (o del birlibirloque, como dirían ellos), acaban saliendo bien.

Sus historias han cautivado a los niños de varias generaciones, que siguen devorando tebeos heredados de sus padres y abuelos. Uno de esos niños se llamaba Javier Fesser. El director de cine siempre se ha confesado fan de las historietas de Ibáñez; de hecho, fue el primero que trasladó sus aventuras a la gran pantalla en La gran aventura de Mortadelo y Filemón, en 2003, una película de acción real que llevó a las salas a casi cinco millones de espectadores.

Tras una secuela en la que los espectadores cayeron de forma estrepitosa (no llegaron a los dos millones) la saga se reinventa en Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo. Una película en la que los agentes de la T.I.A. vuelven a convertirse en dibujos animados. Fesser se confiesa encantado de volver al mundo de Ibáñez, y considera esta nueva película un reinicioque nada tiene que ver con las cintas anteriores.

“Con esta hemos hecho un acercamiento muy profundo a la fuente original, al tebeo y al universo de Ibáñez. La animación me ha permitido ser muy fiel a ese universo e intentar que esta película sea una experiencia lo más parecida posible a leer un álbum del autor”, explica Fesser a El Confidencial.

El director se muestra encantado con el mundo de la animación y asegura que es el medio perfecto para Mortadelo y Filemón, aunque no se arrepiente de su versión con actores de carne y hueso: “En aquella ocasión fue una mezcla de Ibáñez con el mundo que había construido yo con El milagro de P. Tinto y mis cortometrajes, aunque espero que esta vez también se detecten elementos propios”.

Los mejores profesores

La película termina con una dedicatoria de Fesser a su padre, aquel que hizo que cayera en sus manos por primera vez un Mortadelo. El realizador hace memoria y siempre se ve de niño con un cómic. Tintín, Astérix, y por supuesto las creaciones de Ibáñez. “Los tebeos, y más concretamente Mortadelo y Filemón, me estaban dando las primeras lecciones sobre cómo contar historias con imágenes sin tener ni idea de que sería la forma de ganarme la vida”, explica.

Los agentes de la T.I.A. también le enseñaron una forma diferente de ver el humor, en la que uno se ríe de la desgracia ajena, pero también de la propia, en una época en la que poseer un tebeo era tener un tesoro que había que cuidar: “Las personas de mi generación lo valorábamos de forma distinta a como se hace ahora, porque el siguiente tardaba en llegar y tenías que releer el que ya tenías hasta que se le caían las páginas de lo sobadas que estaban. Yo la mayoría de ellos los conservo con sus celos y sus grapas para que no se desintegren”.

Lo que está claro es que Mortadelo y Filemón siguen siendo los personajes más icónicos del cómic español, y que su vigencia sigue intacta, algo que Fesser achaca a lo fácil que es identificarse con dos personas que quieren que las cosas les salgan bien pero ello nunca les ocurre. “Es un fracaso crónico del que no pueden escapar. Todos nosotros, aunque vayamos de exitosos en Facebook, tenemos una lista de pequeños fracasos diarios, por eso nos identificamos con ellos”, añade.

Para trasladar la crónica de estos dos perdedores a dibujos animados Fesser no ha variado su forma de dirigir, ya que al final se trata de “contar una historia”. “Tengo que hacer reír, llorar, jugar con la música, con la fotografía, hacer un casting… He sido muy clásico y la he dirigido como si fuera de acción real”.

Sin presión de la taquilla

El viernes Mortadelo y Filemón se enfrentarán a una misión más complicada que el sulfato atómico, la taquilla española. En un año de récord para el cine español hay muchas esperanzas puestas en el filme de animación para que se convierta en un nuevo Tadeo Jones, y así demostrar que la animación española es algo más que un éxito puntual cada dos años.

Javier Fesser afirma que todavía no existe una industria propia de cine de animación, pero que se va por el buen camino, a pesar de que este tipo de filmes necesite un gran coste de producción y sea obligatorio pensar en otros mercados para amortizar su coste.

A pesar de ello, el director no se siente presionado por la taquilla ni por los fans. “No he querido colocarme ninguna presión como traje. He hecho el Mortadelo y Filemón que como espectador me gustaría ver en pantalla y no soy muy marciano ni muy freaky, así que espero que sea compartido por otros muchos”, cuenta.

El director de Camino asegura que en su “ecuación” nunca entra el resultado económico y que intenta hacer la película de la forma más honesta posible. Sólo así se podrá “rematar el encuentro entre público y cine español” de 2014, una relación que Fesser describe como tempestuosa y en la que siempre han entrado los prejuicios.

Para destruirlos, una receta: hacer filmes cercanos al espectador. “No es una cuestión de cambio de políticas y de manifestarse en la calle, sino de que las películas se acerquen al público”. Mortadelo y Filemón tendrán que demostrar esa cercanía, y que su vigencia sigue intacta desde 1958.

Hace más de cincuenta años nacieron los dos agentes secretos más chapuceros de la historia del cómic: Mortadelo y Filemón. Dos fracasados que trabajan como espías en la T.I.A. en las misiones más peligrosas que, por arte de magia (o del birlibirloque, como dirían ellos), acaban saliendo bien.

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