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La chapuza cómica del Monago vasco
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PREESTRENO DE ‘AUPA JOSU’

La chapuza cómica del Monago vasco

Borja Cobeaga y Diego San José analizan las claves de su serie sobre un ambicioso y chapucero consejero del Gobierno Vasco interpretado por Carlos Areces

Foto: Carlos Areces en 'Aupa Josu'
Carlos Areces en 'Aupa Josu'

Atención, pregunta inquietante. ¿Se imaginan ustedes qué ocurriría si pudiéramos ver las conversaciones privadas entre Monago y sus asesores preparando su estrategia de defensa durante el Canariasgate? Pues quizás que una turbamulta con antorchas asaltaría el Congreso y el régimen del 78 se hundiría para siempre. Ah, y también nos echaríamos unas risas muy locas al ver la trastienda política al desnudo.

Y en esas llegaron Borja Cobeaga y Diego San José, guionistas de Ocho apellidos vascos y Vaya semanita, y se sacaron de la manga Aupa Josu, sensacional piloto que ETB emitirá el próximo mes de marzo (de su recepción depende que se convierta en serie) y que el festival MiM Series y la Cinemateca de Matadero preestrenaron ayer.

O la fontanería de la política en Euskadi vista a través de las desconcertantes acciones de un Consejero de Agricultura y Pesca del Gobierno Vasco interpretado por Carlos Areces. Un político que bascula entre lo mezquino y lo patético. Y que trata de escalar en el escalafón a base de citar a Obama e iniciar unas erráticas conversaciones de paz con ETA.

El consejero Josu es patético, pero sufre, así que le acabas cogiendo cariño

“Nos gusta escribir sobre personajes patéticos, aunque intentamos siempre buscar la ternura: el consejero Josu es patético, pero sufre, así que le acabas cogiendo cariño, como pasaba con el protagonista de The Office”, cuenta Cobeaga a este periódico. “Josu es mezquino y estaría dispuesto a vender a su madre para lograr sus objetivos, pero finalmente lo que busca es el cariño de la gente”, añade San José sobre un personaje “más chapucero que malicioso”.

El piloto, dirigido por Cobeaga y escrito por San José y Juan Cavestany, es una rara avis en el contexto televisivo español, ya que remite directamente al Reino Unido: sus referencias son joyas del humor político como Sí, primer ministro y The Thick of it e hitos de la comedia laboral incómoda como The Office.

El avispero (cómico) vasco

La aportación de Aupa Josu a esta venerable tradición británica tiene un nombre: conflicto vasco. Como si las peculiares características del avispero vasco pudieran aportar filo extra a un género –el de la fontanería cómico/política- ya de por sí explosivo.

“Hay quien cree que el humor de Vaya semanita no funciona si lo sacas del País Vasco o Cataluña y tratas de retratar la actualidad política castellana. Es un humor que carbura bien en sitios con alta presión política… de la que uno puede escapar mediante la sátira”, apunta Cobeaga.

“A mayor conflicto… más gracia tiene luego el gag. Hasta hace poco decir ciertas cosas en Euskadi te catalogaba de golpe: veías a alguien comprando el Gara o La Razón y parecía que ya sabías toda su vida, si iba o no de sidrerías o a qué dedicaba el tiempo libre. Cosas pequeñas en contextos conflictivos: buena gasolina para la comedia. El chiste es más efectivo porque sabes que detrás ha habido problemas muy jodidos”, añade San José.

El vínculo británico de Aupa Josu va más allá de lo temático para explorar las posibilidades formales del humor seco. Se trata de prescindir del chiste para apostar por una de esas comedias que no lo parecen, en las que las cosas se cuentan en serio y la comicidad no surge tanto de los diálogos como de las situaciones. “Intentamos que las líneas de diálogo no tengan gracia por sí mismas, sino por el contexto y la situación. Las comedias de situación en España están vinculadas al humor de texto, al chiste cada diez segundos, del tipo: Tú eres más lo que sea que Falete’. De hecho, quitamos algún chiste de texto puro del piloto, aunque nos hiciera gracia”, aclara San José.

Lo que el ojo no ve

Aupa Josu pone el foco sobre lo que el ciudadano no ve: las conversaciones de despacho y pasillo en la sede de una consejería. La política sin filtro y maquillaje. La paradoja es que llega precisamente cuando los periódicos están repletos de noticias sobre la cara más grotesca y oculta de la política española. Hay varios casos reales que “remiten” involuntariamente a Aupa Josu, que se acabó de rodar antes de que empezara el festival de corrupción: “Las conversaciones de la alcaldesa de Alicante o las aventuras del pequeño Nicolás”, según Cobeaga; o “el pulpo Paul de Tomás Gómez”, según San José.

El caso de las tarjetas black, de hecho, demuestra lo demoledor que puede ser el costumbrismo político, género en el que Cobeaga y San José son maestros gracias a Vaya semanita, Negociador y Aupa Josu. En efecto, los españoles respondimos con más tibieza a la noticia de que el Estado iba a gastarse una millonada en rescatar Bankia que al saber que un consejero del banco se había gastado cientos de euros en comer por la patilla y darse unos masajitos; entonces, ardió Troya.

Contraste que da pie al siguiente diálogo entre Cobeaga y San José sobre el potencial cómico y político de la actual ola de corrupción.

San José: “Cuando un consejero de Bankia insiste una y otra vez en que el masaje que se dio era terapéutico… sabemos que lo que está diciendo en realidad es que se fue de putas. Es una cosa muy patética”.

Cobeaga: “'Aupa Josu' es una serie muy de Monago. Primero lo niega, luego dice que lo va a pagar de su bolsillo, luego lo vuelve a negar. Para finalmente envolverse en la bandera de Extremadura y empezar a acusar a todo Dios. Josu es más Monago que Pujol, que echó la bronca al resto de políticos en su comparecencia en el Parlament”.

San José: “Sí, Josu es definitivamente más de Monago. Pujol tiene una arrogancia presidencialista que Josu no tiene”.

Sátira transversal

Al igual que ocurre con algunas de las series británicas de referencia, no es fácil saber si el consejero Josu es de izquierdas o de derechas, como si los autores del piloto buscasen una aproximación abstracta al humor político que trascendiera las ideologías. O como si lo que realmente se parodiara aquí fueran los mecanismos burocráticos del Estado.

El consejero tipo

Y para rematar la función… un chiste hecho gloriosa realidad. Durante la elaboración del casting, formado por algunos rostros clásicos de Vaya semanita, Cobeaga y San José no paraban de repetirse: “Carlos Areces estaría genial de Josu”. Hasta que un buen día se dieron cuenta de que el actor de Muchachada Nui/La hora chanante era perfecto para el papel de político vasco.

San José: “Es que los consejeros vascos son así. Mayores, calvos, con bigote”.

Cobeaga: “Empresarios…”

San José: “En Euskadi los políticos no cuidan las formas estéticas, al contrario que en Madrid, donde hay asesores, coach personal, etc. En Euskadi la política es más artesanal. Te pones una corbata que te queda horrible, y tiras semanas con ella”.

Cobeaga: “En efecto, gestionar una Consejería es como gestionar una fábrica de tuercas”.

Atención, pregunta inquietante. ¿Se imaginan ustedes qué ocurriría si pudiéramos ver las conversaciones privadas entre Monago y sus asesores preparando su estrategia de defensa durante el Canariasgate? Pues quizás que una turbamulta con antorchas asaltaría el Congreso y el régimen del 78 se hundiría para siempre. Ah, y también nos echaríamos unas risas muy locas al ver la trastienda política al desnudo.

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