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El hombre que llora por los muertos anónimos
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estreno de 'nunca es demasiado tarde'

El hombre que llora por los muertos anónimos

Llega 'Nunca es demasiado tarde', el filme de Uberto Pasolini con el que logró el premio al mejor director de la sección Orizzonti de la Mostra de Venecia 2013

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Un anciano es hallado muerto en su piso días después de su fallecimiento. Nadie había notado su ausencia hasta que el olor de la carne en descomposición o los lamentos de una mascota abandonada han puesto sobre aviso a los vecinos. Ha muerto solo, sin nadie que le llore. Y nosotros leemos el breve en el periódico mientras el corazón se nos encoge con un dolor cuasi físico.

John May (Eddie Marsan), el protagonista de Nunca es demasiado tarde, llora por estos muertos que no tienen quien les llore. John trabaja como funcionario de un distrito del sur de Londres. Se encarga de los fallecidos a quien nadie reclama: inspecciona sus hogares buscando posibles pistas sobre su identidad, intenta contactar con algún familiar lejano para comunicarle la noticia y organiza del entierro. John no se limita llevar a cabo su tarea con sumo rigor y pulcritud. Le añade un plus de calor humano que excede de largo las obligaciones de su responsabilidad funcionarial.

Para John no todos los muertos son iguales. Ni mucho menos anónimos. Cuando visita sus casas se fija en aquellos detalles que le proporcionan información sobre la personalidad de la persona fallecida: un objeto determinado, la correspondencia privada, el álbum de fotos familiares... Con el olfato de un detective, busca pistas que le permitan identificar hijos alejados hace años de sus padres, familiares que decidieron cortar el vínculo con su pariente o algún viejo amigo de la infancia. Cualquier persona que pueda acompañar al difunto en el día de su entierro. Si no localiza a nadie, John utiliza estosretales de información para reconstruir unas vidas que no ha conocido y así redacta el sermón que un sacerdote leerá en el responso. Ceremonia a la que en la mayoría de los casos acaba asistiendo él solo.

En un film que arranca con varios funerales encadenados a los que asiste una única y misma persona, queda claro que el guionista y director Uberto Pasolini parte de un material que cualquier productor tacharía de deprimente y de veneno para la taquilla. Sin embargo, Pasolini tiene buena experiencia en pulsar la vena más sensible del espectador. Antes de debutar tras la cámara con su anterior película Machan (2008), había producido títulos como la popularísima Full Monty (1997) de Peter Cattaneo. En Nunca es demasiado tarde, ganadora del premio al mejor director de la sección Orizzonti de la Mostra de Venecia 2013, consigue la película-para-llorar de la temporada a partir del retrato de este un hombre insólito.

Solitario y sin familia, es posible que John no actúe por mera filantropía sino porque se siente identificado con estos seres humanos que, por las circunstancias vitales que fuere, han traspasado en la más completa de las soledades. Este reflejo se vuelve nítido con el último caso que tiene que investigar, justo cuando le anuncian que van a prescindir de sus servicios a causa de los recortes. Al ver la dirección del finado se da cuenta que ese hombre que acaba de morir es su vecino, al que nunca ha conocido a pesar de que sus ventanas se sitúan justo una frente a la otra. Con su precisión habitual, John remueve cielo y tierra para intentar encontrar algún ser querido del hombre.

placeholder Eddie Marsan en 'Nunca es demasiado tarde'

Gran parte de la fuerza emocional de Nunca es demasiado tarde reside en su actor protagonista, Eddie Marsan, uno de esos secundarios al que nos acostumbramos a ver en películas y series sin acordarnos nunca de su nombre. Con su rostro de hombre gris y bonachón de otra era, Marsan parece haber nacido para encarnar este papel.

Durante la mayor parte de la película, Pasolini consigue, a base de cierta contención y humor soterrado, mantener el equilibrio en este terreno tan resbaladizo del drama funerario con mensaje humanista que apunta directo al lagrimal del espectador. Hasta que un discutible giro final hace tambalear la solidez de la película. A favor del cineasta puede discutirse hasta qué punto el cierre del film no solo no está forzado sino que resulta perfectamente coherente con el dibujo de un protagonista que siempre se ha sentido más cerca de los muertos que de los vivos.

Nunca es demasiado tarde

Director: Uberto Pasolini

Duración: 92 minutos

Género: Comedia- Drama

Nacionalidad: Reino Unido

Intérpretes: Eddie Marsan, Joanne Froggatt, Karen Drury, Andrew Buchan, Neil D'Souza

Un anciano es hallado muerto en su piso días después de su fallecimiento. Nadie había notado su ausencia hasta que el olor de la carne en descomposición o los lamentos de una mascota abandonada han puesto sobre aviso a los vecinos. Ha muerto solo, sin nadie que le llore. Y nosotros leemos el breve en el periódico mientras el corazón se nos encoge con un dolor cuasi físico.

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