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Instituto Cervantes, un centro machista
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la institución pública suspende en igualdad

Instituto Cervantes, un centro machista

El Instituto Cervantes prefiere a las mujeres como secretarias. La fiscalización del Tribunal de Cuentas del año 2012 y las cuentas de 2013 publicadas por el

Foto: El director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha. (EFE)
El director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha. (EFE)

El Instituto Cervantes prefiere a las mujeres como secretarias. La fiscalización del Tribunal de Cuentas del año 2012 y las cuentas de 2013 publicadas por el BOE, descubren una entidad pública que suspende escandalosamente en el principio de igualdad entre mujeres y hombres. En la sede central, desde donde Víctor García de la Concha dirige el ente encargado de difundir el español más allá de España, la pirámide machista muestra que cuanto más cerca se está de la dirección, menos mujeres se contratan. La desproporción es alarmante al comprobar que ellas (148) casi doblan a ellos (76) en la masa laboral de la institución pública, pero son ellos los que toman las decisiones.

La dirección del Instituto Cervantes deja los cargos de secretariado de dirección a las mujeres: 13 de 14 (92,8%). En el rango de oficiales administrativos, la mayoría también es aplastante: 25 de 37 (66,5%). Así como auxiliares administrativos: 17 de 23 (73,9%). En los cargos de responsabilidad, la mayoría masculina es aplastante: un director, un subdirector, 6 hombres y 3 mujeres como directores de áreas (33,3%), y en las subdirecciones de área, tres hombres y una mujer (25%). Entre los jefes de departamento la paridad tiende a equilibrarse, 8 hombres y 11 mujeres. Y como técnicos, el pelotón laboral que saca adelante el día a día, de 109 empleados, 78 son mujeres y 31 hombres. El Cervantes tiene cinco conductores para sus coches oficiales, los cinco son hombres… Y en 2013 cuadruplicó sus pérdidas.

La presencia femenina en los centros repartidos por todo el mundo mantiene la tendencia machista: hay 56 directores, de ellos 38 son hombres y 18 mujeres. Ellas son abrumadora mayoría entre los cargos administrativos (76,6%) y ayudantes de biblioteca (75%). Vuelven a desaparecer en los cargos de responsabilidad: un 43,9% entre los administradores, un 48,8 entre los jefes de estudios, 37,5% entre los jefes de actividades culturales.

De la igualdad a la desproporción

“Se aprecia tanto en la sede como en los centros que la proporción media de mujeres y hombres se situó en valores próximos al 60% y al 40%, respectivamente, lo que se considera conforme a la composición equilibrada. No obstante, se pone de manifiesto una desproporción en la distribución por sexos en puestos de dirección, especialmente en los centros”, asegura el Tribunal de Cuentas en su análisis. Y da un voto a la esperanza: en 2009, cuando el barco lo capitaneaba Carmen Caffarel, eran un 82% de directores, y ahora son un 68%.

En el capítulo "ironías de la vida", el organismo fiscalizador destaca las actuaciones basadas en la presencia de “la mujer en la creatividad contemporánea”. Es más, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, sacó la bandera de la igualdad y montó una programación especial y de escaparate, con actos culturales en varios centros de su red exterior, dedicados al papel femenino en las artes y las letras. Es decir, el Cervantes predica, pero no cumple con sus consejos. Por si fuera poco, la mayoría de alumnos son mujeres.

La fiscalización del Tribunal de Cuentas asegura que el Instituto Cervantes “no estableció condiciones especiales de ejecución con el fin de promover la igualdad entre mujeres y hombres en el mercado de trabajo”. Tampoco adoptaron “medidas tendentes a promover la igualdad efectiva” entre hombres y mujeres, posibilidades que quedan previstas en los artículos 33 y 34 de la Ley Orgánica 3/2007. El 12 de mayo de 2010, los representantes de la empresa y de los trabajadores firmaron un Plan de igualdad para aplicar en sede central como en los centros del exterior. Sin embargo, el citado plan, que debía haber sido inscrito en el plazo de 15 días desde la firma en el Registro de convenios y acuerdos colectivos, todavía no ha sido registrado.

Más: de acuerdo a la Ley, para favorecer la evaluación sobre la igualdad en el empleo público, los organismos deben remitir al menos anualmente a los ministerios correspondientes “información relativa a la aplicación efectiva en cada uno de ellos del principio de igualdad entre mujeres y hombres”. Desde la aprobación de dicha ley, en 2007, el IC no ha remitido la información requerida.

La dedocracia

Tal y como informaba ayer Daniel Forcada en este periódico, hubo falta de transparencia y rigor en la contratación de nuevos directores. La institución, según el Tribunal de Cuentas, no siempre eligió a los más preparados. El caso más polémico es el de la escritora gallega Luisa Castro, que incumplía los requisitos exigidos por el Cervantes en convocatoria pública, pero a quien la propia dirección entregó la dirección de la sede de Nápoles. Castro, autora habitual del grupo Planeta, figuraba como una de las candidatas que no cumplía las condiciones mínimas. A pesar de ello, fue la elegida. Por cierto, en aquella convocatoria se nombraron 9 directores nuevos y sólo tres fueron mujeres.

Víctor García de la Concha ha reconocido no haber leído el informe del Tribunal de Cuentas, con fecha del 30 de octubre, durante la presentación del Premio Loewe de poesía. Al ser preguntado por los periodistas aclaró que los "títulos periodísticos" sobre la información de la fiscalización del centro que dirige, con categoría de Secretario de Estado, son "excesivos".

El Instituto Cervantes prefiere a las mujeres como secretarias. La fiscalización del Tribunal de Cuentas del año 2012 y las cuentas de 2013 publicadas por el BOE, descubren una entidad pública que suspende escandalosamente en el principio de igualdad entre mujeres y hombres. En la sede central, desde donde Víctor García de la Concha dirige el ente encargado de difundir el español más allá de España, la pirámide machista muestra que cuanto más cerca se está de la dirección, menos mujeres se contratan. La desproporción es alarmante al comprobar que ellas (148) casi doblan a ellos (76) en la masa laboral de la institución pública, pero son ellos los que toman las decisiones.

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