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La doble vida de Sebastião Salgado
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estreno de 'la sal de la tierra'

La doble vida de Sebastião Salgado

El hijo del fotógrafo brasileño analiza las claves del documental que ha dirigido sobre su padre. La historia oculta de sus célebres imágenes

Foto: Sebastián Salgado fotografiando a una tribu
Sebastián Salgado fotografiando a una tribu

Si uno le pregunta a Juliano Ribeiro Salgado por sus primeros recuerdos sobresu padre, el fotógrafoSebastiãoSalgado, no remite a una imagen, sino a un olor: el de los líquidos de revelado. “Sebastián viajaba mucho.Cuando volvía a casa, en París, pasaba mucho tiempo encerrado en un cuartito: su laboratorio. Mi recuerdo más fuerte es el olor de los líquidos de revelado. Durante mucho tiempo, para mí, ese olor fue el olor de mi padre”.

Bienvenidos al mundo de La sal de la tierra, documental dirigido por Win Wenders y Juliano Ribeiro, sobre la vida y la obra deSebastiãoSalgado. El filme, que se estrena hoy, ganó el Premio del Público en el pasado Festival de San Sebastián.

Juliano Ribeiro, que pasó por el certamen donostiarrapara presentar La sal de la tierra, explica a El Confidencial la azarosa génesis del proyecto:

“Hace unos pocos años viaje con mi padre a una tribu de indios del Amazonas, los Zoé. Era la primera vez que viajábamos juntos desde que era adolescente. Cuando llegamos me puse a grabar sin saber muy bien por qué. Quizás porque soy documentalista. Quizás también porquepodía ser uno de los últimos grandes viajes de trabajo de Sebastián. Pero la idea no era hacer un documental sobre mi padre, aunque suponía que acabaría haciendo uno mucho más adelante”.

Pero cuando regresaron al domicilio familiar enParís, ocurrió algo que no sólo dio origen a La sal de la tierra, sino que ayudó a estrechar el lazo afectivo entre padre e hijo.“Edité un poco el material y se lo enseñé a Sebastián. De pronto, este padre que siempre había sido un poco distante, se emocionó mucho al ver cómo le había filmado su hijo", recuerda Juliano Salgado, cuyo filme también fue premiado en el pasado Festival de Cannes.

El repentino afecto del padre provocó una curiosa reacción en el hijo: unamezcla de cariño y seguridad en sí mismo.“Su reacción me tocó la fibra sensible. Y me dio la suficiente confianza como para pensar que era posible rodar un filme sobre Sebastián, algo que hasta entonces me daba reparo sugerir, porque no quería que pareciera que me quería inmiscuir en su vida”, cuenta el documentalista.

Una vez conseguido el permiso paterno, tocaba aclarar qué se quería contar en el filme. Salgado Jr. lo tenía claro: no quería rodar ni un documental hagiográfico ni un reportaje sobre las exposiciones de su padre, sino uno sobre el modo en que se cruzabanlas experienciasde Salgado con las delos protagonistas de sus fotografías.

El proceso de elaboración de La sal de la tierra había servido, por tanto, para borrar parte de la distancia entre padre e hijo. Ahora bien: ¿No estamos quizásante uno de esos profesionales de éxito que, al hacerse mayores, tienen remordimientos por no haber criado a sus hijos en condiciones y deciden empezar a hacerles caso? “No lo creo”, aseguraJuliano Salgado sin titubeos.

Lo cual no quiere decir exactamente que cargar con el peso paterno haya sido sencillo. Sobre todo desde el momento en queSalgado se convirtió en una celebridad de la fotografía.

“Gracias a dios esto pasó cuando yo tenía cerca de veinte años, consu primera gran exposición, Trabajadores. Para entonces yo había crecido y tomado mi propio camino, y es una suerte, porque ser el hijo de una celebridad es algo terrible. Cuando empecé a trabajar mi mayor error fue presentarme como Juliano Salgado. Los colegas de mi edad pensaban que todo era más fácil para mí. Cada vez que me salía un trabajo nunca estaba seguro del todo si me lo daban por ser el hijo de… Entonces me fui a estudiar cine a Inglaterra y me cambié el nombre por Juliano Ribeiro, así logré construir mi identidad profesional como una persona normal. Años después recuperé mi apellido: empecé a llamarme Juliano Ribeiro Salgado. Ya estaba listo para sobrellevar el peso familiar”, zanja.

Si uno le pregunta a Juliano Ribeiro Salgado por sus primeros recuerdos sobresu padre, el fotógrafoSebastiãoSalgado, no remite a una imagen, sino a un olor: el de los líquidos de revelado. “Sebastián viajaba mucho.Cuando volvía a casa, en París, pasaba mucho tiempo encerrado en un cuartito: su laboratorio. Mi recuerdo más fuerte es el olor de los líquidos de revelado. Durante mucho tiempo, para mí, ese olor fue el olor de mi padre”.

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