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"La gente no va al cine porque es caro, no por la piratería"
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el público pide una bajada general del precio

"La gente no va al cine porque es caro, no por la piratería"

Vuelve la Fiesta del Cine. Este año es la segunda vez que se celebra y las cifras vuelven a ser de gran éxito

18:00 horas. Un cine del centro de Madrid. Las colas de gente esperando empiezan a crecer. De repente, la taquillera comienza a gritar: "Están todas agotadas, sólo quedan para la sesión de madrugada". Es decir, todas las butacas para las sesiones de las 20:00 h y las 22:00 h estaban vendidas. Las salas a reventar para poder disfrutar del cine a 2,90 euros. Es el resultado de la segunda Fiesta del Cine que se celebra en 2014, y que pese a no contar con un fenómeno como Ocho apellidos vascos está superando las cifras de asistencia de la anterior.

El lunes acudieron a las salas un 8% más que en marzo, y el martes un 29% más. A falta de cifras definitivas, la conclusión es clara: cine barato, salas llenas.

Así lo creen Louise Tkalenko y Florencia Romero, de 25 y 23 años respectivamente. Ambas consideran que estas medidas recuerdan a la gente que hay que ir al cine, algo que se está "olvidando" por el precio y por las "descargas". Florencia se muestra más combativa: "La gente no va al cine porque es caro, no por la piratería ni por las descargas", aunque ella reconoce que intenta ir un par de veces al mes.

La misma idea la comparte Beatriz Barba, estudiante de 18 años que cree que con estos precios "podemos venir todos al cine". Ella lo tiene claro: si el dinero que cuesta cada entrada bajara, la gente acudiría mucho más a las salas. Pero ¿qué precio considera la gente asequible? Beatriz cree que 6 euros sería una cifra justa. Un precio que repiten muchos de los preguntados por El Confidencial. Todos saben que 2,90 no es una cifra rentable para los cines, pero creen que pagar 9 o 10 euros es excesivo.

Las quejas se intensifican cuando son familias las que van a las salas. Un matrimonio con dos hijos, en un fin de semana normal paga 40 euros solo en entradas, eso sin contar los gastos a mayores en palomitas y chucherías. "Viendo como se ven las salas estos días está claro que, si fueran más baratas, vendría más gente", cuenta un padre que acude con sus hijas a ver Las tortugas ninja.

La venta por internet (una novedad de las dos últimas ediciones) ha hecho que las interminables colas de otros años se vean reducidas. La mayor parte de la gente compra en casa sus entradas y se ahorran el tiempo de la taquilla, una medida con la que no todo el mundo está contento: "No todo el mundo tiene un hijo, un nieto o un sobrino que venga a casa y entre en internet", critica un grupo de señoras que se ha quedado sin butacas al no saber coger los tickets desde su ordenador. "Deberían reservar un número para vender en ventanilla", añaden, a la vez que valoran que el precio el resto del año es "excesivo".

"Abusivo" es otra de las palabras más escuchadas en las colas al referirse al precio el resto del año. Por ello, casi todo el mundo reconoce que ha variado su modo de asistencia al cine, y que ahora prefiere ir el miércoles, cuando el precio es rebajado.

En estas primeras jornadas Drácula, la leyenda jamás contada, Torrente 5 y Perdida han sido las películas favoritas de los espectadores, que han vuelto a respaldar esta iniciativa organizada por FAPAE (la confederación de los productores), FEDICINE (Federación de Distribuidores Cinematográficos), FECE (Federación de Cines de España, asociación representativa del sector de exhibición cinematográfica) y el ICAA (Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales).

18:00 horas. Un cine del centro de Madrid. Las colas de gente esperando empiezan a crecer. De repente, la taquillera comienza a gritar: "Están todas agotadas, sólo quedan para la sesión de madrugada". Es decir, todas las butacas para las sesiones de las 20:00 h y las 22:00 h estaban vendidas. Las salas a reventar para poder disfrutar del cine a 2,90 euros. Es el resultado de la segunda Fiesta del Cine que se celebra en 2014, y que pese a no contar con un fenómeno como Ocho apellidos vascos está superando las cifras de asistencia de la anterior.

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