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Contra el timo del reparto de la música digital
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músicos piden el 80% de los ingresos de las plataformas de 'streaming'

Contra el timo del reparto de la música digital

El Consejo Internacional de Creadores de Música denuncia que los autores sólo se llevan el 10% de los ingresos por la difusión de sus obras 'online'

Foto: Thom Yorke en el pasado Melt (EFE)
Thom Yorke en el pasado Melt (EFE)

La música en streaming supone hoy el 15% del mercado global de música. Y como todo en la nueva era digital, eso de estar en plena expansión hace que no todos estén contentos y unos saquen más tajada del pastel que otros.

No es la primera vez que artistas de todos los ámbitos y pelajes han lanzado críticas por las “irrisorias” ganancias que reciben de las plataformas de streaming por las escuchas de sus canciones. Desde Thom Yorke, cantante de Radiohead, hasta David Byrne, exlíder de los Talking Heads, oLed Zeppellin o Pink Floyd(aunque en 2013 se unieron finalmente)han rechazo tener sus obras en Spotify. Yorke aseguró el año pasado que dejaba la principal plataforma de streaming como “pequeña rebelión sin sentido” ante “un sistema injusto” que puede acabar con la música. Meses después Byrne denunciaba en un artículo en The Guardian que “las grandes discográficas están contentas, el consumidor está contento y los dueños de estos servicios destreamingestán contentos. Todo está bien, excepto que nadie ha pensado en los que todavíase dedican a hacer el relleno”. Y apuntó a la connivencia entre sellos y plataforma para llevárselo crudo mientras los artistas como él se quedaban con “las sobras”.

Sus quejas iban en el mismo sentido que las que acaba derecoger el estudio Una remuneración justa para los creadores de música en la era digitaldel Consejo Internacional de Creadores de Música (CIAM), que representa a más de tres millones de creadores de todo el mundo. Aseguran que los autores reciben sólo un 10% de los ingresos por la difusión de sus obras en las plataformas de streaming mientras que las discográficas se llevan entre un 50% y un 60%.

Lo simbólico es que es la primera vez que una coalición internacional de creadores se ha unido para reclamar que el trato preferente en el reparto de ganancias no se lo lleven exclusivamente los sellos. Piden un reparto “equitativo”, “mayor transparencia” en la negociación de los derechos en un proceso en el que estén presentes todas las partes interesadas y, al menos, el 80% de los ingresos facturados por la explotación de sus obras en estos servicios de streaming.

“La tasa de mercado para el uso de música por servicio en streamig debería ser el 80% de los ingresos brutos, abonados a todos los derechohabientes, con un reparto del 50% entre los sellos discográficos y los interpretes por un lado, y los editores de música y letristas por otro”, aseguran. En la actualidad, prosiguen, se paga el 60-70% de los ingresos brutos a los derechohabientes con un reparto de 97/3 a favor de los sellos. Los sellos se llevan el 97% y dejan el 3% restante a repartir entre letristas, editores musicales y otros sujetos de derecho y administradores, denuncian.

Un pastel en plena expansión... ¿para todos?

Ahora mismo estamos en pelotas. Los beneficios son cada vez menores. Estas plataformas dominan el mercado y dictan lasnormas, pero si lo comparamos con las ventas físicas es ridículo. Cuesta lo mismo bajarse un disco digital que un CD, y los beneficios son irrisorios. Más teniendo en cuenta que estas plataformas de descargas o streaming no gastan dinero en fabricar un disco, ni invierten en un formato, en la promoción… Sus beneficios son limpios”, se queja Lichis, que acaba de publicar su disco en solitario Modo Avión, autoeditado con su sello Carne de Canción.

El cantante describe tajanteeste panorama como“un negocio abusivo". Garantizaque vivir de estos formatos digitales es imposible. Pero, prosigue, “no nos queda más remedio que estar ahí. Nos venden la moto con unos mensajes estupendos de que si nos promociona, que vamos a tener más conciertos o que las descargas de música son la panacea para la gente pero la verdad no es esa”.“A un músico le cuesta unos 30.000 euros sacar un disco medianamente competitivo" relata, pero en contraposición las plataformas"no invierten nada. Te cobran, ganan en publicidad y tienen ceros gastos, sacan beneficios pero el porcentaje que se lleva el artista en nimio. Es la gran mentira. El problema es que músicos y público hemos mordido el anzuelot”, añade.

Según los datos delAnuario de la SGAE, el mercado de la música digital movió el año pasado48,1 millones de euros(con una caída del 0,35%) frente a los 71,1 millones que movieron las ventas físicas (con una disminución del 22,8%).

Lo digital supone el 40,2% del mercado musical español (casi seis puntos más que en 2012) y dentro de él, el grueso (42,2%) de los ingresos procede de plataformas de streaming como Spotify o Deezer. Movieron 20,3 millones de euros en 2013. Las descargas legales en iTunes o Amazon facturaron 13,2 millones mientras quela música en streaming con publicidad (Spotify en su versión libre, Youtube o VEVO), 11,3 millones de euros.

Según los pronósticos de ABI, se espera que el número de abonados de pago a las plataformas destreamingalcance los 191 millones en 2019 y unos ingresos por servicios premium de 46.000 millones de dólares. Hoy Spotify cuenta hoy con 40 millones de usuarios activos de los que 10 millones son Premium y en Deezer cinco de sus 12 millones de usuarios pagan. Así, con esta hegemonía digital en pleno auge y un futuro más que prometedor lo imprescindible, dicen los creadores aglutinados en este estudio, es equilibrar la balanza. “Los servicios de streaming actualmente infravaloran la música”.

Y añaden un dato que hasta hace poco era muy difícil de conocer: 0,012 dólares [un dólar está a 0,79 euros] es lo que se lleva de media un músico por cada escucha de su canción. “En EE UU servicios como Pandora, Spotify o iTunes Radio pagan a los intérpretes entre 0,001 y 0,005 dólares por emisión”, explican. “Los compositores y letristas se llevan menos”, señalan sobreunas tarifas similares en todo el mundo. Pero lo peor, prosiguen, es que estas cantidades “en ocasiones ni llegan íntegras a creadores e intérpretes”.

¿Cómo funcionan los 'royalties'?

Un músico por sí mismo no puede acceder a negociar con una plataforma de música streaming. Necesita de un sello discográfico potente o de las distribuidoras, que actúan como intermediarias.El problema llega en el cálculo de cuánto cobra el artista por la escucha de su música.

Spotify, la gran plataforma de streaming, lanzó tras las críticas de YorkeSpotify Artists, una web que explica cómo funciona y cuánto se paga a cada artista. Asegura que se quedan con el 30% de los royalties y el 70% se lo llevan los autores.

La compañía asegura que no calculan los royalties con una tasa fija por obra sino que tienen en cuenta variables de tan diversa índole como el total de reproducciones de todo su catálogo, los países, el número de usuarios Premium… Todo esto combinado, da un promedio de pago por escucha, garantizan, de entre 0,006 y 0,0084 dólares. Con todo esto, su argumento es que cuantos más usuarios de pago tengan (su meta actual es llegar a 40 millones de suscriptores), mejor les irá a los artistas. En el resto de plataformas, las cifras son muy simulares como refleja el estudio de Digital Music News.

¿Y en el otro lado? Están las distribuidoras, los sellos y los artistas. Y todo varía según se negocie. Las distribuidoras normalmente utilizan repartos 30-70 (30% para ellos y 70% para el sello, quien a su vez divide las ganancias entre discográfica y artista). “¿Es rentable? Todo depende del tipo de trato que cada autor haga con el sello”, explica Miguel Martorell, jefe de Marketing & Video Multichannel de Altafonte, una de las distribuidoras españolas que lleva a grupos como El Pescao, Izal, Vetusta Morla o Amaral y sellos como Subterfuge, Mushroom Pillow, BOA o PIAS. “Es rentable estar en esas plataformas porque son las que van a consolidar una carrera. También porque es la forma de sonar en Lationamérica”, añade.

La Cúpula es tambiénuna distribuidora digital. Ellos trabajan con grupos que se autoeditan y sellos independientes. Entre sus más de 5.500 clientes están desde artistas que están comenzando a Lluís Llach, Ellos o Pony Bravoy desde 2006, explican, han generado y repartido entre sus usuarios 500.000 dólares en royalties. La clave de su modelo, afirma, Alfons Serra, responsable de distribución digital, es que ellos pagan el 100% de dinero generado por cada escucha al artista o al sello. “Nosotros cobramos por nuestro servicio, que es concretro: envío y gestión. Las ventas son del artista y han de ser íntegras para él”, añade.

Actúancomo una plataforma en el que hay que darse de alta, subir las canciones y decidir cuántos temas quieres poner en streaming y en qué plataformas. “Es self-service”, dice. Subir una canción a una plataforma cuesta 1,50 euros, a cuatro 3,75 euros (15 o 37,50 euros en el caso de un álbum de 10 pistas). Además, hay que pagar 0,01 euros por minuto de música subida al mes (unos 5 euros por álbum al año) perosiempre que haya generado escuchas suficientes que lleguena ese importe.

El sello independiente Sones (Templenton, Defalé y las flores azules o Candela y Los Supremos) es uno de los que utiliza esta plataforma. Su director Víctor Velasco asegura que en su caso los beneficios se reparten al 50%. “En sellos independientes de fuera de España es lo habitual este reparto. Es lo justo y equitativo. Pero es cierto que aquí se aprieta mucho más”, concluye.

La música en streaming supone hoy el 15% del mercado global de música. Y como todo en la nueva era digital, eso de estar en plena expansión hace que no todos estén contentos y unos saquen más tajada del pastel que otros.

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