Es noticia
El álbum fotográfico de la España invisible
  1. Cultura
exposición sobre el pasado olvidado

El álbum fotográfico de la España invisible

¿Dónde se oculta la información más relevante? ¿En los grandes titulares a cinco columnas o en la letra pequeña, en fotografías de vistas espectaculares o en

¿Dónde se oculta la información más relevante? ¿En los grandes titulares a cinco columnas o en la letra pequeña; en fotografías de vistas espectaculares o en la toma de una pose vulgar; en el presente o en el pasado? ¿No es lo relevante aquello que se esconde en un gesto insignificante? A simple vista lo relevante pasa desapercibido, pero es imprescindible. No es lo que se ve, sino lo que se descubre. Está ahí, en una mirada entre una abuela y una nieta, en el gesto en blanco y negro envuelto en polvo y sol abrasador, con la anciana mientras hila y la niña buscando cariño durante sus juegos. Un gesto tan insignificante que lo es todo. Un mohín de hace siglo y medio, atrapado en un álbum invisible, donde la gente corriente -la que no interesa, la interesante- sigue viviendo desde hace ciento cincuenta años. Los archivos son el cabo al que se amarra la identidad, el patrimonio inmaterial, lo que no se ve pero se tiene.

La llamada cultura inmaterial es eso, la vida misma. La naturalidad rescatada en documentos, la espontaneidad de los sujetos que actúan para el futuro desde el pasado. Este del que hablamos no es un álbum turístico, con castillos, palacios, catedrales, monumentos, paisajes, etc. Es un álbum para conocerse mirando atrás, uno tan grande que no cabe en unas hojas y para ser exposición también debe resumirse: Inmaterial. Patrimonio y memoria colectiva, una selección de casi 100 fotos de los fondos de la Fototeca del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE), que se exponen en el Museo Nacional de Antropología de Madrid.

Conócete a ti mismo, Nosce te ipsum. Así recibe el friso del museo a todo aquel que quiera entrar en contradicción al descubrir que su pasado no tiene nada que ver con su presente, pero que en él están las claves de quién es, más allá de lo que dice su DNI. “La fotografía se nos presenta como un instrumento fundamental en el estudio del patrimonio cultural inmaterial”, apunta Pablo Jiménez Díaz desde el IPCE. “Estas imágenes nos resultan ahora de enorme utilidad para reconocer la procedencia de muchos rasgos culturales de enorme interés supervivientes en la actualidad”. La fotografía es una herramienta documental y testimonio de la vida. La foto como custodia de identidades, de esas que mueren, como las destrezas artesanales. Aunque estemos en un drástico relevo de patrones culturales, aunque el choque cultural parezca insalvable e inevitable.

El don del archivo

El profesor de la facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid y comisario de la muestra, Antonio Muñoz (junto con María Pía), reivindica la labor de las instituciones responsables de mantener vivo el patrimonio: “Gracias a estos archivos de imágenes podernos acceder a una parte significativa de las manifestaciones culturales que han desaparecido y también comprender mejor las que permanecen”. Esas instituciones son las que sufrirán un varapalo durísimo el próximo año en sus presupuestos, propuesto por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Tanto las partidas destinadas a archivos, como a la protección y conservación del legado del pasado son consideradas por el mismo Ministerio que organiza esta exposición como algo prescindible. durante el gobierno de Mariano Rajoy y el Ministerio de José Ignacio Wert se ha invertido un 52% menos en el legado histórico y artístico. En ningún otro apartado el recorte es tan exagerado. El presente pone en peligro el pasado. En peligro de extinción los archivos y archiveros que ordenan nuestra memoria colectiva contra el olvido. Cada generación es responsable de mantener intocable la cadena de transmisión, para que no se pierdan las formas ni los contenidos de su versión pretérita.

Los fotógrafos que peinaron la península buscando ese gesto corriente y prosaico fueron, en su mayoría extranjeros, que se dejaron sorprender por el choque cultural. Para ellos era exótico en su momento, para nosotros es, ahora, testimonio. Lo vulgar, la esencia de la insignificancia, donde se acumula la identidad. Casi dos tercios de las fotos seleccionadas y expuestas –en un diseño de Paco Gómez y Jonás Bel- son del alemán Otto Wunderlich, del francés Jean Laurent y del portugués António Passaporte.

De ellos, el primero es un fotógrafo con ojos para lo significativo. Y un auténtico descubrimiento, porque de su obra se han escaneado hasta ahora en el IPCE algo más de 2.000 imágenes de un fondo de 45.000 negativos y positivos. “Un excelente observador de la cotidianidad”. Un grupo de alpargateros, en Elche (Alicante), en 1922; unas mujeres en El Hornillo (Ávila), probablemente una de las imágenes más asombrosas de la selección, porque no hace ni un siglo de este retrato de mujeres de todas las edades; los golfillos, con las murallas de Ávila al fondo, de 1926. Son fotografías sin acontecimiento, imágenes robadas a la nada, del momento en fuga. Las de Otto Wunderlich están hechas de los secretos de un país sin progreso, sin vanguardia, sin modernizar, sin velocidad. La fotografía es una puerta temporal que atraviesa generaciones para coserlas.

¿Dónde se oculta la información más relevante? ¿En los grandes titulares a cinco columnas o en la letra pequeña; en fotografías de vistas espectaculares o en la toma de una pose vulgar; en el presente o en el pasado? ¿No es lo relevante aquello que se esconde en un gesto insignificante? A simple vista lo relevante pasa desapercibido, pero es imprescindible. No es lo que se ve, sino lo que se descubre. Está ahí, en una mirada entre una abuela y una nieta, en el gesto en blanco y negro envuelto en polvo y sol abrasador, con la anciana mientras hila y la niña buscando cariño durante sus juegos. Un gesto tan insignificante que lo es todo. Un mohín de hace siglo y medio, atrapado en un álbum invisible, donde la gente corriente -la que no interesa, la interesante- sigue viviendo desde hace ciento cincuenta años. Los archivos son el cabo al que se amarra la identidad, el patrimonio inmaterial, lo que no se ve pero se tiene.

Fotografía Memoria Patrimonio
El redactor recomienda