Amor adolescente en la Tercera Guerra Mundial

Daisy, una adolescente americana viaja a Reino Unido. Baja de su avión, pasa mil controles de seguridad, demasiados. Una situación que cualquiera puede haber vivido en algún aeropuerto tras el miedo post 11-S.

Cuando sale al hall la gente que espera a sus familiares mira la televisión. Un atentado ha ocurrido en París. Daisy no da importancia a lo ocurrido y sigue buscando una cara conocida. Su primo le recoge y lleva a una casa en medio de la campiña inglesa. Por el camino muchos controles militares y se escucha por primera vez la palabra: guerra.

Así es el comienzo de Mi vida ahora: extraño, perturbador, misterioso y a la vez reconocible. El filme que dirige Kevin Macdonald es una visión realista de cómo sería el estallido de la Tercera Guerra Mundial desde el punto de vista de una joven. Nada de grandilocuencias, explosiones y enormes escenas de acción. La visión del realizador, que adapta un libro de Meg Rosoff, prefiere el intimismo y ver cómo afectaría un conflicto a la sociedad observando a una familia.

La interesante premisa se ve enriquecida gracias al uso del espacio en el que se desarrolla, así como de la naturaleza y los animales, un paisaje casi idílico que se va engriseciendo según la sociedad se va al traste. En uno de los principales momentos del filme, los jóvenes protagonistas pasarán de un perfecto día en el lago a escuchar el sonido de una bomba y ver como comienza a caer ceniza sobre ellos. La guerra ha estallado.

Macdonald, que parece un poco perdido tras El último rey de Escocia y La sombra del poder, desaprovecha todo lo logrado en el primer tercio de película por apostar por el romance adolescente. No consigue desquitarse de la herencia de la novela que adapta y acaba convertida en una especie de Los juegos del hambre. Lo que gana en apertura a otro público lo pierde en hondura.

Desde el momento en que el personaje de Saoirse Ronan se encapricha con su primo la película se transforma. Veremos cómo Daisy se vuelve una prima maravillosa, se enamora y jura que se volverán a juntar aunque la guerra les haya separado.

Macdonald se pone meloso con unos flashbacks y unas ensoñaciones que rozan el ridículo para acentuar el romanticismo de una historia que pone su foco de interés en el lugar equivocado. Son sus fogonazos de crueldad y realidad los que asustan y encogen al espectador, no la travesía familiar de los protagonistas.

Imágenes como esa pila de cadáveres devorada por zorros se graban en la retina, algo que no hacen los discursos ñoños en off de la protagonista, una Saoirse Ronan que vuelve a devorar la pantalla y que crece delante nuestro afrontando papeles cada vez más adultos y complejos.

El realizador se pone intenso retratando ese amor adolescente y lo carga con una fotografía que parece sacada de un filme de Terrence Malick y unos discursos pretenciosos, como lo son esas voces interiores que oye la protagonista, y que coge y abandona a su gusto durante la película. Recursos que solo subrayan lo que sus imágenes ya cuentan. ¿De verdad hace falta que mientras ella abre las bolsas de cadáveres se escuche una voz que diga 'Ojalá no seas tú?

Kevin Macdonald no termina de arriesgar y se queda a medio camino en una propuesta diferente. Satisfactoria en su primera parte y fallida como retrato de un amor adolescente en plena Tercera Guerra Mundial

Mi vida ahora

Dirección: Kevin Macdonald

Duración: 101 minutos

Género: Drama

Nacionalidad: Reino Unido

Intérpretes: Saoirse Ronan, Tom Holland, Anna Chancellor, George MacKay, Corey Johnson,