Peris-Mencheta: "Wert, Montoro y De Guindos no son deseables para la cultura"

Rodo y Dani, o el poli bueno y el poli malo. El adaptable y atormentado frente al bruto y feliz. O al menos, aparentemente. Porque como si de una madeja se tratase, en Lluvia constante las personalidades y sus reflejos se deforman y retuercen para enseñarnos su verdadera cara.Roberto Álamo y Sergio Peris-Menchetacuestionan sobre el escenario conceptos como la lealtad, la amistad, la personalidad y los medios para conseguir un fin.

Esta obra de teatro, que se estrena esta noche en los Teatros del Canal de Madrid (hasta el 26 de octubre), es, en suma, un juicio en el que su director, David Serrano, ha rotola cuarta pared para que el público sea juez y parte en la tragedia:¿qué habrías hecho tú en mi lugar? ¿Cuál es la verdad, la tuya o la mía? ¿Me absuelves o me condenas?

Es a eseespectador-juez al que hay que convencer“aunque sea de algo indefendible". "Es igual a lo que pasa aquí con los políticos que tenemos,intentado defender lo indefendible y que se agarran a sus puestos. Somos un pueblo muy acostumbrado a juzgar, pero ahora, con lo que está pasando, tenemos razones de sobra. El teatro siempre es político. La idea es que no sólo entretenga sino que modifique y deje un poso. Esta obra, aunque no habla de lo que pasa en la calle, sí lo hace de las formas de entender la vida”, defendió Peris-Mencheta.

Políticos indeseables

Precisamente hablando de política, el actor mostró su desencanto sobre la situación por la que atraviesa el teatro. “Me da la sensación de que hagan lo que hagan no van a poder ni mejorar ni empeorar la situación porque el teatro se sigue haciendo y en los mismo teatros. Y si no existieran,lo haríamosen el Retiro. El señor Wert y compañía, y en general Montoro, De Guindos y toda esta pandilla de inútiles y de indeseables,no son deseables para la cultura ni para cualquier ciudadano. Hace rato que no deberían estar aquí".

Los juzgados son esta pareja de policías, amigos desde la niñez,una suerte de Quijote y Sancho que descubren el implacable sentimiento egoísta del “hombre moderno”. “Podríamos decir que Dani [Álamo] es un don Quijote absolutamente salido de madre y yo soy un Sancho Panza muy adaptable que le acompaña”, señaló Peris-Mencheta. “Es un grandísimo hijo de puta en muchos sentidos, pero que hace las cosas por algo”, como definió ayer Roberto Álamo a su personaje frente al ser huraño, solitario, alcohólico y profundamente infeliz, y orgulloso de serlo,que es su pretendido antagonista.

Resultado: sobre el escenario hay, en realidad, dos actores y cuatro personajes. Porque este thriller policial, que cuenta con una puesta en escena minimalista,sirve de tribuna desde la que los personajes sólo pueden decir la verdad para someterse al público en busca de un veredicto.

Dándoles vida, dos de los grandes talentos de la escena española:Álamo se coronó en Urtain y De ratones y hombres como uno de los grandes actores de nuestro país.Peris-Mencheta ha dado un puñetazo en la mesa en lo que a dirección se refiere con sus exitosas Un trozo invisible de este mundo, La tempestad o Continuidad de los parques, amén de su trabajo sobre las tablas en el último Julio César de Paco Azorín, junto a Mario Gas y Tristán Ulloa­.

Lluvia constante utiliza un lenguaje moderno, directo y natural, muy cinematográfico y dinámico que se construye mediante monólogos al público y flashbacks que bien podrían tener reminiscencias a series como True Detective, The Wire, Breaking Bad o, apunta Peris-Mencheta, The Shield. El texto original es de Keith Huff, guionista entre otras series de House of Cards o Mad Men, y forma parte de una trilogía sobre policías de Chicago. “Es un texto maravilloso que, creo, en 30 o 40 años se va a seguir representando. En Estados Unidos es ya un clásico”, asegura David Serrano sobre una obra que se estrenó en 2006 y en 2010 se convirtió en un fenómeno de Broadway, con récord de espectadores semanales para una obra de teatro no musical. Claro, también ayudó bastante que Hugh Jackman y Daniel Craig fueran sus protagonistas.

El director explicó ayer que se enamoró de la obra en la primera lectura y, agrega, en 50 años será una obra cumbre del teatro de principios de este siglo como lo son hoy en día Un tranvía llamado deseo o La muerte de un viajante. Una opinión en la que coinciden Álamo y Peris-Mencheta: “Te emociona y da un vuelco al corazón. Y es algo que no pasa habitualmente, os lo aseguro”, remachó. “Como actores nuestra capacidad para elegir proyectos está más que limitada en teatro, y en televisión y cine más aún,a no ser que quieras hacer algo amoral. Pero, afortunadamente, a vecesnos llegan textos como este”, añadió Álamo.