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Lecciones de mecenazgo con petrodólares
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mark roglán, director del museo meadows (dallas)

Lecciones de mecenazgo con petrodólares

En el corazón de Texas vive Goya y Velázquez y El Greco y Zurbarán y Murillo y Maíno y Sorolla y Fortuny… El Meadows Museum es la casa rica del Prado

Foto: Robert Meadows y su mujer, Lois, en el Meadows Museum.
Robert Meadows y su mujer, Lois, en el Meadows Museum.

En el corazón de Texas vive Goya y Velázquez y El Greco y Zurbarán y Murillo y Maíno y Sorolla y Fortuny… El Meadows Museum es un satélite del Museo del Prado en la tierra de los petrodólares, es decir, es el hermano pequeño rico de la pinacoteca nacional. Las coincidencias entre ambas instituciones acaban ahí, en el capricho que tuvo el millonario Algur Hurtle Meadows (1899-1978) hace cincuenta años: reproducir El Prado y convertirlo en Meadows (prado, al inglés).

La carrera panhispánica de estas cinco décadas se ha cubierto a golpe de presupuesto, pero no sólo. Mark Roglán, madrileño de 1971, director del museo norteamericano, ha llegado a la capital acompañando la exposición de Sorolla, en la Fundación Mapfre, y atando los acuerdos con la Casa Alba y Abelló para llevar sendas colecciones a su museo el próximo año. Por la primera tendrá que tirar de chequera (aunque no dice cuánto), por la segunda no.

“Todas las adquisiciones que hacemos son de arte español”, asegura en un encuentro con la prensa en el Hotel Ritz, donde el magnate se quedaba dos meses al año mientras su empresa buscaba petróleo en España y Sáhara. ¿Y qué encontró? Petróleo español: patrimonio histórico y artístico. Se enamoró de los pintores que colgaban del Prado. Cinco décadas más tarde, España sigue buscando su tesoro menospreciando su legado cultural.

Ya habrán entendido que Roglán es, probablemente, el mejor embajador del arte español en la tierra de las oportunidades y una puerta de acceso al arte español que se le ha escapado a nuestro patrimonio. Así es, de aliado a enemigo: describe su política de préstamos con El Prado como “muy generosa”, pero también es competencia en adquisiciones. Hace un año compraron el último retrato que pintó Goya -a su nieto, Mariano-, en una subasta en la que el Estado español ni siquiera entró a pujar.

Las ventajas fiscales no basta

¿Son las ventajas fiscales el mayor atractivo para los donantes? “No. Es cierto que la ventaja fiscal para las donaciones es una parte muy importante en los EEUU, pueden llegar a desgravar hasta el 80%. Es un incentivo muy importante pero no el único”, añade. Cuando se entera que la reforma fiscal española acaba de dejar la exención al donante en un 40% hace una mueca dando a entender que así es imposible.

Sin embargo, la mayor diferencia entre EEUU y España en el mantenimiento de sus museos no son sus donaciones, ni sus desgravaciones, sino sus donantes. “El mecenazgo es parte del ADN de la sociedad americana y no algo exclusivo de las grandes fortunas. Todo el mundo dona, ayuda y participa en las organizaciones no lucrativas. La sociedad invierte con tiempo, no sólo con dinero”, explica a este periódico el director. Deja al desnudo que lo más importante de la promesa de aquella Ley de Mecenazgo prometida y fracasada era una intervención en la conciencia ciudadana.

El museo Meadows se financia con sus propios fondos, con los de la universidad a los que está ligado (Southern Methodist University, SMU) y con las donaciones privadas. El presupuesto anual es de 6 millones de dólares (El Prado, algo más de 40 millones de euros). Es gratuito de 17 a 21h y cuenta con 50.000 visitantes al año. El Meadows no tiene aportación pública, pero tampoco restauradores. Cuando necesitan recuperar una de sus casi 200 obras llaman y pagan al mejor especialista para cada obra. “Ponemos las pinturas en las mejores manos que se pueden encontrar”, entre ellos los hay del Prado. Y sólo dos conservadores que estudian e investigan sobre su colección. Por eso Roglán destaca y se siente orgulloso de las becas vinculadas con El Prado, porque en estos momentos están formando a cuatro personas como conservadores especializados en arte español.

Compras a tutiplén

Entre las medidas para fomentar el mecenazgo la Fundación creó un fondo de cinco millones de dólares para replicar las aportaciones particulares con la misma cantidad: si un vecino pone un dólar, la Fundación pone otro. Todo ese crédito se agotó en 10 años debido a la intensidad de donaciones.

Gracias a ellas Roglán no parece muy preocupado con los límites de su presupuesto de adquisiciones. “Hay años que gastamos mucho, hay otros que menos”, pero no tiene una cantidad concreta. “La verdad es que hemos podido comprar todo lo que queríamos comprar”, ese, no cabe duda, es el mejor presupuesto. Así ha llegado sin complejos al legado español en las subastas de Maastrich y Basilea, principalmente. De hecho, el ritmo de compra es tan alto que más de la mitad de la colección ha sido adquirida tras la muerte del fundador.

El mismo Roglán lo reconoce: “Tenemos cuadros que son cuadros del Museo del Prado”, en referencia a tres préstamos de Velázquez, Ribera y El Greco que han hecho. Pero hay muchos más. El Meadows los compra y El Prado los enseña, una relación simbiótica. ¿Y se ve director del Prado? "No, estamos muy contentos en Dallas".

En el corazón de Texas vive Goya y Velázquez y El Greco y Zurbarán y Murillo y Maíno y Sorolla y Fortuny… El Meadows Museum es un satélite del Museo del Prado en la tierra de los petrodólares, es decir, es el hermano pequeño rico de la pinacoteca nacional. Las coincidencias entre ambas instituciones acaban ahí, en el capricho que tuvo el millonario Algur Hurtle Meadows (1899-1978) hace cincuenta años: reproducir El Prado y convertirlo en Meadows (prado, al inglés).

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