Nicolas Cage recuerda cómo se actua

Hubo un tiempo en el que Nicolas Cage se descubrió como buen actor. Una época en la que alternaba proyectos de prestigio con sus interpretaciones más locas. Cage era capaz de lograr un Oscar por Leaving Las Vegas y después de sobreactuar hasta los límites en filmes como Cara a Cara.

Poco a poco su carrera fue abandonando los títulos más serios e instalándoseenproductos como Wicker Man, Ghost Rider o Bangkok Dangerous. Muchos añorarán sus papeles en El señor de la guerra o Adaptation (El ladrón de orquídeas), por la que recibió su segunda nominación a los premios de la Academia.

Para aquellos que prefieren al Nicolas Cage contenido y sobrio llega Joe, el filme de David Gordon Green con el que el actor vuelve en plena forma ofreciendo su mejor interpretación en muchos años. Un título que demuestra que cuando se le ata en corto y se le obliga a abandonar su histrionismo sigue siendo capaz de aguantar una película sobre sus hombros.

En Joe, Nicolas Cage da vida a Joe Ransom, exconvicto en medio de la América profunda que se convertirá en el modelo a seguir de un chaval con una familia conflictiva.

La película fue presentada en el Festival de Venecia de 2013, y es una nueva muestra del talento y la heterogeneidad de la obra de su director. Es difícil no acordarse de que David Gordon Green comenzó su labor en Hollywood de la mano de la comedia más descerebrada. Saltó a la fama gracias a Superfumados, y más tarde continúo en el género con mucha menor fortuna en Caballeros, princesas y otras bestias y El canguro. Dos apuestas que fracasaron en taquilla y ante la crítica.

A partir de ese momento el realizador dio un giro de 180 grados en su carrera y se convirtió en un cineasta mucho más interesado en dramedias intimistas que en el humor más gamberro. Poco a poco se ha ido convirtiendo en un director mucho más interesante por el que pelean los grandes festivales. Estuvo en Berlín con Prince Avalanche (donde ganó el premio al Mejor director), y en Venecia con Joe y su última obra, Manglehorn.

Esta película es su apuesta más evidente por el drama. Un filme con una clásica historia iniciática y un modelo adulto que, si bien en principio parece poco recomendable, termina siendo todo un padre para él. Ecos de la reciente Mud, de Jeff Nichols, e incluso del Gran Torino de Eastwood para la película más adulta de Gordon Green.

El realizador acierta en la construcción de ambientes, los bosques, las casas, las tiendas, todo huele a sucio, a viejo, a depresión. Una crítica a una parte de América olvidada por todos, y lo hace sin cargar las tintas, solo mirando desde los ojos de Nicolas Cage.

La relación entre él y Tye Sheridan está dibujada con trazo limpio y claro, sin estridencias. Emociona por la sencillez que destila Green en cada plano. Nada de subrayados musicales ni forzados giros dramáticos, todo sigue su ritmo pausado hasta el final redentor como marca la tradición del género.

Joe es también la confirmación de Sheridan, que se ha convertido en el actor adolescente de los cineastas de culto. Terrence Malick, Jeff Nichols, Gordon Green… todos apuestan por la mirada de este joven que promete convertirse en uno de los intérpretes del futuro hollywoodiense.

Para completar el reparto el realizador optó por mezclar a actores profesionales con amateurs, dando como resultado una naturalidad como la que muestra el personaje del padre, interpretado por Gary Poulter, que al igual que en el filme mendigaba antes de ser contratado, y que tenía antecedentes violentos y problemas con el alcohol. Poco después de terminar el filme, Poulter fue encontrado abandonado y muerto en Austin, Texas. Una tragedia que hace que su personaje sea un reflejo de la pequeña distancia que separa la realidad y la ficción.

Joe

Dirección: David Gordon Green

Duración:

Nacionalidad: EEUU

Género: Drama

Intérpretes: Nicolas Cage, Tye Sheridan, Ronie Gene Blevins, Gary Poulter, Adriene Mishler, Brian Mays