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La Biblioteca Nacional perdió 3,5 millones de euros en 2013
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La Biblioteca Nacional perdió 3,5 millones de euros en 2013

La bajada de la aportación estatal pone a la institución en números rojos

Foto: Fachada de la Biblioteca Nacional (EFE)
Fachada de la Biblioteca Nacional (EFE)

La secuencia económica de las principales instituciones culturales públicas empieza a tener forma de deja vu. El patrón es el siguiente: el Estado recorta las ayudas y meses después los museos y bibliotecas entran en números rojos y sus gestores tienen que cargar con la cruz de una gestión económica bajo sospecha.

El BOE ha publicado las cuentas de la Biblioteca Nacional de España (BNE) en 2013. Se repite la historia. Resultado económico patrimonial del ejercicio anual: la Biblioteca perdió 3.480.000 euros. Siete veces más que los números rojos del año anterior: 522.000 euros.

El resultado de la gestión ordinaria, lo que cuesta gestionar el día a día de la biblioteca, se saldó con un déficit de 4 millones de euros.

Pese a los recortes, la institución logró bajar su deuda a corto plazo, que pasó de 1,2 millones de euros a 508.000 euros. El gasto de personal apenas sufrió modificaciones: de los 13,7 millones de euros de 2012 a los 13,4 millones de euros de 2013.

Externalización y despidos

No obstante, desde que estalló la crisis económica, la BNE ha mermado considerablemente su plantilla. En 2013, el número de trabajadores ascendió a 427, 292 de los cuales eran funcionarios. En los últimos cinco años, la BNE ha perdido cerca de un centenar de trabajadores al pasar de 521 a los 427 actuales.

La reducción de la plantilla ha venido acompañada tanto de un aumento de la externalización de servicios hacia el sector privado como de las protestas laborales: desde 2009 se han multiplicado las demandas por cesión ilegal de trabajadores por parte del personal externalizado.

Como ya explicó este periódico, en los últimos cinco años la BNE ha gastado 18,46 millones de euros en contratos con el sector privado. Externalizaciones realizadas para suplir la falta de personal propio.

Todo ello pese a que el Gobierno decidió hace unos meses devolver la autonomía perdida a la BNE, al dotarla de una ley reguladora propia como el Museo del Prado y el Reina Sofía, con el objeto de preservar su "papel esencial en la preservación y difusión de la cultura española", nobles objetivos que, ay, se contradicen con el continuo recorte de ayudas a las instituciones culturales de referencia del país.

La secuencia económica de las principales instituciones culturales públicas empieza a tener forma de deja vu. El patrón es el siguiente: el Estado recorta las ayudas y meses después los museos y bibliotecas entran en números rojos y sus gestores tienen que cargar con la cruz de una gestión económica bajo sospecha.

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