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La hija bastarda de Scott Pilgrim
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bryan lee o'malley vuelve con 'seconds'

La hija bastarda de Scott Pilgrim

Bryan Lee O'Malley vuelve al cómic tras el éxito de su serie sobre Scott Pilgrim. 'Seconds' repite el estilo de su predecesora pero no consigue su frescura y originalidad

Foto: Imagen de 'Seconds', de Bryan Lee O'Malley
Imagen de 'Seconds', de Bryan Lee O'Malley

Repetir una fórmula que funciona a la perfección es un seguro de vida para los artistas. Saben qué es lo que gusta de su trabajo y se lo entregan en bandeja de plata al público. Muchos se escudan en tener un “universo personal” para repetir guiños constantemente en todas sus obras. Hay que saber cambiar las pautas de ese universo para ofrecer productos nuevos y frescos y que no suene a un refrito de lo ya hecho. Todo esto viene al caso para la nueva obra del historietista Bryan Lee O’Malley, Seconds (Ediciones DeBolsillo).

El canadiense saltó a la fama gracias a su serie sobre Scott Pilgrim. Un veinteañero que toca en un grupo de rock y que, a pesar de tener novia, busca desesperadamente a Ramona Flowers, la chica de sus sueños. Para poder tener una cita con Ramona tendrá que vencer a sus malvados exnovios como si de una partida de Street Fighter se tratara.

Scott Pilgrim resultó una sorpresa para todos. Era original, divertido, pop, con un humor metarreferencial que hacía guiños al cine, a la televisión, a la música y a los videojuegos. Creaba un mundo muy peculiar en el que los jóvenes podían sentirse identificados, entender sus bromas y sentirse uno más de aquella peculiar pandilla.

Con su estructura de videojuego, su crítica a los modernos (los veganos, los pijos… para todos tenía una dosis de mala leche) conquistó al público (es uno de los cómicsmás vendidos de la última década) y a la crítica, estando nominado a un premio Eisner (los Oscar del cómic) y a tres premiosHarvey.

A lo potente de su historia se unían gestos de complicidad con el lector. Pilgrim se dirigía directamente a ellos y las acotaciones en cada viñeta eran casi bromas privadas entre ellos y el propio autor. El fenómeno alrededor de Pilgrim se vio acrecentado gracias a una adaptación cinematográfica a la altura de los libros, que si bien no fue un éxito de taquilla, se convirtió rápidamente en un título de culto.

Los seis libros de la serie se leían como un tiro y dejaban con ganas de más. Se esperaba con ansia lo nuevo de Bryan Lee O’Malley y por fin ha llegado. Se llama Seconds, y en ella repite todas sus señas de identidad. Una simple viñeta de su nueva obra haría saber que es del autor de Scott Pilgrim. Algo que no tendría por qué ser malo si el autor ofreciera algo más.

En esta ocasión ha dejado atrás el formato de obra serializada y ha optado por una novela gráfica. Nada de esperar al siguiente tomo, la historia de Seconds tiene un principio y un final marcados.

Seconds va dirigida a un público más adulto que su anterior obra. Su personaje principal, Katie, se enfrenta a dilemas de una persona madura. Abrir un negocio, ahorrar, cambiarse de piso, echarse novio, tener un rollo con un trabajador... temas que eran impensables en Scott Pilgrim."Es el libro del que me siento más orgulloso" ha comentado el autor en varias ocasiones sobre este trabajo, el primero que considera una novela gráfica adulta.

Una historia sobre lassegundas oportunidades. ¿Qué pasaría si pudieramos borrar lo malo de nuestrad vidas? Sólo hace falta tomar una seta, apuntar en un cuaderno lo que queremos cambiar e irse a dormir. Así de fácil es para Katie moldear su vida a su gusto.Una seta que, como a Alicia, la permite entrar en un perverso país de las maravillas.

O'Malley utiliza una narración basada en la revisión de acontecimientos, en vidas paralelas y en volver hacia atrás en el tiempo una y otra vez. Su idea es simple, mostrar que nada puede cambiar lo que somos. Un mensaje demasiado simplista para una historia que peca de pretenciosa, llenando la trama conmundos paralelos,esoterismo y espíritus buenos y malos.

El historietista no ha madurado desde Scott Pilgrim, y su salto a la vida adulta suena forzado. Ni siquiera se atreve a apostar por un final que no sea el happy endhabitual. Una historia más adulta, con diferentes inquietudes que en su anterior trabajo necesitaba, además, otro estilo, pero O'Malley reincide en guiños que funcionaban a la perfección en Scott Pilgrim y que aquí no terminan de encajar. Se mantiene el sentido del humor juguetón y referencial, pero le falta mala leche.

Seconds se lee con gusto, O'Malley sigue fiel a sus personajes deudores del manga, cabezones y con los ojos enormes y a sus guiños al espectador rompiendo la cuarta pared, pero tambiénse olvida con rapidez. El universo propio de O'Malley parece demasiado pequeño para una historia demasiado grandilocuente.Harían falta unas setas mágicas como las de Katie, la protagonista del libro, para volver atrás y leer por primera vez la serie de Scott Pilgrim.

Repetir una fórmula que funciona a la perfección es un seguro de vida para los artistas. Saben qué es lo que gusta de su trabajo y se lo entregan en bandeja de plata al público. Muchos se escudan en tener un “universo personal” para repetir guiños constantemente en todas sus obras. Hay que saber cambiar las pautas de ese universo para ofrecer productos nuevos y frescos y que no suene a un refrito de lo ya hecho. Todo esto viene al caso para la nueva obra del historietista Bryan Lee O’Malley, Seconds (Ediciones DeBolsillo).

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