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ESTRENO DE 'UN TOQUE DE VIOLENCIA'

Corrupción y asco en China

Cuatro incidentes reales acaecidos en China a lo largo del siglo XXI sirven de base para Un toque de violencia, la nueva película de Jia Zhange

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Año 2001. En el pueblo minero de Dayuko, Hu Wenhai abate a tiros a 14 personas. Llevaba meses denunciando los intereses corruptos ocultos tras la privatización de la industria local. Año 2009. En la provincia de Hubei, la pedicura Deng Yujiao apuñala al responsable de la oficina de promoción de empleo después de que este la asalte sexualmente en el hotel donde ella trabaja.

Año 2010.Se contabilizan hasta 14 intentos de suicidio, diez de ellos con resultado de muerte, entre los trabajadores de la factoría enShenzhen de Foxconn, la mayor compañía mundial de fabricación de componentes electrónicos para empresas multinacionales como Apple. Año 2012. Tras una larga persecución, la policía dispara y mata a Zhou Kehua, a quien se acusaba del asesinato de al menos una decena de personas entre 2004 y 2012.

Cuatro incidentes reales acaecidos en China a lo largo del siglo XXI sirven de base para Un toque de violencia, la nueva película de Jia Zhange, el cineasta más importante surgido de ese país en las últimas décadas. A partir de estos cuatro sucesos a priori aislados, el director construye un fresco de denuncia de la desprotección en que viven muchos ciudadanos de su país para poner de manifiesto el reverso oscuro de la que se ha convertido en primera potencia económica mundial.

A partir del prólogo, Jia conecta estas historias que en la realidad se desarrollaron separadas en el tiempo. Y la estructura de cada una de ellas también sigue un patrón muy similar: un personaje va sumergiéndose en una situación claramente injusta que desemboca en un estallido de violencia.

A pesar de basarse en hechos reales, Un toque de violencia es la película de Jia Zhangke que se acerca más al cine de género. El título internacional del film, A Touch of Sin, se inspira abiertamente en A Touch of Zen, un clásico de King Hu, el maestro del wuxia, el cine de capa y espada típicamente chino. Los personajes de Un toque de violencia son hombres y mujeres corrientes que, sin saltarse el contexto realista, se acaban comportando como los protagonistas de un film de acción.

Ante la inoperancia de las instituciones oficiales, deciden tomar la iniciativa y recurren a la violencia para contrarrestar el abuso de poder. Pero sus acciones no se verán recompensadas por el reconocimiento colectivo o por el reequilibrio en la balanza de la justicia. Jia deja bien claro que en la China contemporánea no hay lugar para este tipo de heroísmo. El regusto final de Un toque de violencia es el de la amarga desesperación.

Brutal en su descripción de asuntos como la corrupción institucional, el abuso sexual ligado a la inmoralidad de los nuevos ricos (espeluznante la escena en que un hombre golpea con su dinero la mujer que rechaza sus requerimientos sexuales), la apatía de parte de la población o las condiciones laborales rayanas en la esclavitud de tantas factorías que trabajan para clientes occidentales, Un toque de violencia también demuestra una vez más que Jia Zhangke, con la ayuda de su inseparable director de fotografía el maestro Yu Lik-wai, sabe enfocar un marco de proporciones desbordantes como la realidad china sin perder de vista el elemento humano.

Un gran director chino

Ningún cineasta ha retratado las convulsas mutaciones de la China contemporánea como Jia Zhangke. Fueron los directores de la llamada Quinta Generación como Chen Kaige o Zhang Yimou quienes dieron prestigio internacional al cine chino a finales del siglo XX con films como Tierra amarilla (1984) o Sorgo rojo (1988). Pero, a pesar de su incuestionable calidad, estas películas tendían a contemplar solo el pasado del país, obviando las profundas transformaciones por las que atravesaba la sociedad china en aquellos momentos. A partir del cambio de siglo, una serie de nuevos realizadores, de la misma generación que los jóvenes que se levantaron en Tiananmen en 1989, optaron por otro tipo de cine.

Jia Zhangke es el principal representante de esta hornada de directores chinos que aprovecharon las nuevas tecnologías digitales para sortear la censura oficial y filmar la urgencia del presente. A través de la filmografía de Jia se puede rastrear el desencanto de la juventud china fruto de las políticas del hijo único (Unknown Pleasures, 2002), seguir el trastorno sufrido por los ciudadanos que emigran del campo a la ciudad (The World, 2004), contemplar desde el terreno proyectos faraónicos como la Presa de las Tres Gargantas (Naturaleza muerta, 2006) o tomar nota de las brutales consecuencias de la desindustrialización (24 City, 2008).

Cineasta incómodo para las autoridades a pesar de su proyección internacional (o precisamente a causa de ella), muchas de las películas de Jia Zhangke han circulado clandestinamente o se han estrenado de forma muy minoritaria en su país. Aunque en los últimos años el director ha gozado de una mayor tolerancia por parte del gobierno, Un toque de violencia ha vuelto a ser víctima de la censura. Más de un año después de su presentación mundial en el Festival de Cannes, Jia y sus productores todavía no han recibido el permiso oficial para estrenar la película en China.

Un toque de violencia

Director: Jian Zhangke

Nacionalidad: China

Guión:Jian Zhangke

Género: Drama

Duración: 130 minutos

Intérpretes: Jiang Wu,Meng Li,Lanshan Luo,Baoqiang Wang,Jiayi Zhang,Tao Zhao

Año 2001. En el pueblo minero de Dayuko, Hu Wenhai abate a tiros a 14 personas. Llevaba meses denunciando los intereses corruptos ocultos tras la privatización de la industria local. Año 2009. En la provincia de Hubei, la pedicura Deng Yujiao apuñala al responsable de la oficina de promoción de empleo después de que este la asalte sexualmente en el hotel donde ella trabaja.

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