El Bosco y Tiziano regresan a su hogar

Hace 450 años se ponía la primera piedra del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Una obra monumental iniciada por Felipe II con la finalidad de conmemorar la victoria de San Quintín (10-8-1557), en la que el propio monarca había participado.

El Rey encargó el proyecto al arquitecto Juan Bautista de Toledo, pero su temprana muerte hizo que finalmente se encargara de ella su discípulo Juan de Herrera, el cual imprimió a todo el edificio su peculiar estilo.

Felipe II se encargó de llenar todo el monasterio de obras de arte de todas las disciplinas que convirtieron El Escorial en un referente del arte del Renacimiento.

Entre sus paredes destacan los cuadros de los tres artistas predilectos del rey, El Bosco dentro de los pintores flamencos, Tiziano de los italianos, y Juan Fernández de Navarrete El mudo, como representante del arte español y como precursor de la escuela española de pintura de la que beberían despues nombres como Velázquez.

Casi 500 años después, el monasterio de El Escorial se engalana para recibir las obras de los artistas que una vez poblaron sus pasillos. Muchas de ellas se encontraban en otros museos del mundo, otras fueron retiradas por criterios de conservación. Todas ellas intentarán trasladar al visitante al espacio original, al monasterio que habitó Felipe II y que maravilló a tanta gente. Esto ha sido posible gracias a los Libros de entregas, conservados en el Archivo del Palacio Real, donde se documentan los miles de objetos que el rey destinó al monumento. El Escorial es el edificio mejor documentado del Renacimiento europeo.

Los visitantes podrán disfrutar la muestra De El Bosco a Tiziano, arte y maravilla en El Escorial -organizada por Patrimonio Nacional y la Fundación Banco Santander- a partir de hoy y hasta el próximo 14 de septiembre. Se trata de la segunda sede de esta exposición que se pudo ver hasta enero en el Palacio Real y que ahora se traslada a su hábitat natural, El Escorial.

No tenía sentido que una exposición que quería explicar la estructura y el ornato histórico del edificio no se habilitara en su sitio original, pero antes tuvo que pasar el peaje de Madrid.

Espacios desconocidos

Para desmarcarse de la exposición del Palacio Real se muestran ahora siete cuadros de Navarrete El Mudo que no se pudieron ver en la primera sede, así como cuatro tapices que tampoco formaron parte de la anterior selección.

El propio edificio también aporta espacios que hasta ahora no se habían abierto al público. Zonas que pertenecen al área de clausura, y para las que ha habido que luchar contra los monjes agustinos que viven allí y que finalmente han accedido, ya que como ha declarado el Prior Antonio Iturbe: “Para descubrir el alma de El Escorial hay que vivirlo desde dentro”.

Esa es la intención de esta muestra que permitirá que se descubran rincones inéditos del monasterio y la basílica, como el Coro, la Sacristía de Capas o el espectacular Patio de los Evangelistas, creado por el mismo Juan de Herrera, un patio concebido como un jardín del edén con cuatro fuentes en representación de los cuatro ríos: el Pisón, el Tigris, el Eufrates y el Guijón.

Una muestra que en palabras de Alicia Pastor Mor, Gerente del Consejo de Administración de Patrimonio Nacional, refleja el “fuerte carácter político y religioso del momento” en el que se construyó. Pastor ha destacado la importancia de los armarios relicarios que se encuentra a ambos lados del altar de la basílica, y que por primera vez se podrán ver abiertos, y a su vez disfrutar de las pinturas que se encuentran en el interior de sus puertas, obra de Federico Zuccaro.

Dos imponentes armarios llenos de reliquias, en las que se puede apreciar restos de huesos y en algún caso piedras preciosas, y de los que tras el expolio francés sólo quedan alrededor de 300 de los 1.500 que se llegaron a custodiar, como ha confesado en la presentación el comisario de la exposición Fernando Checa.

Un recorrido que, según Checa, "realza y respeta" la arquitectura original del monasterio y que se completa con la Galería de Batallas y la Iglesia Vieja, donde se conservan El Martirio de San Lorenzo, y la copia de La Sepultura de Cristo y La adoración de los Reyes de Tiziano. Además de estas obras también se exhibe el óleo Felipe II de Antonio Moro y otras piezas de los maestros Patinir, Pantoja de la Cruz, Sánchez Coello, Ferard David y Bernard van Orley.

El comisario ha destacado que ahora la exposición “adquiere un sentido pleno”, resaltando la importancia de esta segunda sede respecto a la primera muestra, que concluyó con más de 100.000 espectadores pasando por sus salas.