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El artista judío Omar Jerez se encierra con ocho neonazis en Berlín y sale vivo
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denuncia el ascenso de la extrema derecha

El artista judío Omar Jerez se encierra con ocho neonazis en Berlín y sale vivo

“Me encerré con ocho neonazis y me perdonaron la vida”. Le pegaron, le escupieron, le insultaron, mientras la fotógrafa Julia Martínez documentaba la paliza

“Me encerré con ocho neonazis y me perdonaron la vida”. Le pegaron, le escupieron, le insultaron, mientras la fotógrafa Julia Martínez documentaba la paliza que le propinaban a su compañero en un hangar a las afueras de Berlín. El trato había costado cerrarlo más de un año, según cuenta el artista Omar Jerez a El Confidencial. Hace algo más de un mes de la última performance que el polémico artista judío fraguó para denunciar el auge de la extrema derecha en Europa. Las Elecciones del 25M le dieron la razón, aunque él concluye que ha salido perdiendo. No por los moratones, sino porque se ha consolidado el ascenso de los partidos fascistas al Parlamento Europeo.

Ha titulado a su acción 88 Credos de Adolf Hitler sobre la Torá y ha salido vivo para contarlo. De alguna manera, ha demostrado después de casi “cinco horas” de encierro recibiendo estopa que la razón y la libertad triunfarán sobre el fascismo. “Hitler mató al hombre y el genocidio se puede volver a repetir porque el hombre no aprende”, asegura al otro lado del teléfono. Dice que contactó con el grupo nazi a través de un amigo anarquista con contactos nazis en Alemania. Ellos impusieron el lugar, el día y la hora.

“Es la primera performance que siento que he perdido. En Euskadi considero que fue una victoria”, recuerda el polémico artista. Entonces se paseó por el centro de San Sebastiáncon la ropa hecha jirones y la cara llena de heridas, con un cadáver en los brazos. De esta guisa visitó los lugares donde la banda terrorista ETA asesinó con un tiro en la nuca a los empresarios José Antonio Santamaría y José Manuel Olarte. “He ido al hígado y al pulmón del nacionalismo radical e intolerante”.

"Estoy acojonado con PODEMOS, porque este tipo [Pablo Iglesias] se ha pasado por las herriko tabernas y ha dicho que entiende a ETA. A mí me resultan dolorosas este tipo de declaraciones. Son la extrema izquierda y se están cargando el Estado de Derecho. PODEMOS tiene un mensaje irreal, un discurso de tercero de Universidad. Este Pablo Iglesias no es consciente de lo que dice”, arremete Jerez.

El artista tiene una solución contra la corrupción y por tanto contra la “desafección política”: pagar mucho más a menos políticos. Menos cargos mejor remunerados para evitar las tentaciones del dinero. “Los neonazis son gente sofisticada, con un discurso preparadísimo. Los neonazis saben más de política que la gente del PP y del PSOE. Yo me enfrenté a los peones, los rapados, los descerebrados. Pero excepto dos, el resto no tenía aspecto de nazi, porque llevan una estética muy casual. No se les distingue. Pasan desapercibidos”, añade.

Cuenta que a veces les tiraban la cámara o se la quitaban, todo era imprevisible. “Yo me coloco delante de asesinos, me coloco delante de lo que ellos más odian. Y sí, me acojoné bastante”. Omar Jerez quiere que veamos en este ejercicio una reflexión para “que la gente despierte”. Dice que no se cree un mesías, pero necesita que la gente “vomite porque nos estamos comiendo mucha mierda”. Ahora se refiere a la pérdida de derechos laborales que se les ha ejecutado a los españoles con la excusa de la crisis.

“No quiero vivir en una generación que se oxigena en la estupidez y la pasividad”. Y para ello actúa y de una manera tan extrema que uno podría creer que todo es un montaje. Y sin embargo ahí sigue la reflexión. Avisa: lo próximo será contra Al-Qaeda.

“Me encerré con ocho neonazis y me perdonaron la vida”. Le pegaron, le escupieron, le insultaron, mientras la fotógrafa Julia Martínez documentaba la paliza que le propinaban a su compañero en un hangar a las afueras de Berlín. El trato había costado cerrarlo más de un año, según cuenta el artista Omar Jerez a El Confidencial. Hace algo más de un mes de la última performance que el polémico artista judío fraguó para denunciar el auge de la extrema derecha en Europa. Las Elecciones del 25M le dieron la razón, aunque él concluye que ha salido perdiendo. No por los moratones, sino porque se ha consolidado el ascenso de los partidos fascistas al Parlamento Europeo.

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