Es noticia
Cómo las series españolas de televisión ridiculizan a la clase obrera
  1. Cultura
De landa a EL FARY

Cómo las series españolas de televisión ridiculizan a la clase obrera

Una canción de Luis Aguilé sirve al crítico Javier Pérez de Albéniz para explicar cómo las ficciones españolas se dedican a "ridiculizar" a la clase trabajadora

Foto: 'Manos a la obra', un éxito del costumbrismo obrero
'Manos a la obra', un éxito del costumbrismo obrero

Los seguidores de la canción ligera española conocerán sin duda un tema deLuis Aguilé llamadoSoy currante. Los que no, tienen ahora una oportunidad de oro para analizaruna letra queha acabado creando escuela estética. He aquí el gran himno involuntario denuestrocostumbrismo obrero bufonesco:

Soy currante y tiro p'alante,
Lo que como me lo gano con el lomo,
No me asusta a mí el trabajo que sea duro,
Lo que quiero es que me cumplan los del puro

Los domingos voy al fútbol pa gritar,
Gran deporte para la cuerda vocal,
Y quién diga que todo eso es alienante,
Es quitarle el pataleo a los currantes

Las revistas del destape están al día,
Te trabajan el cerebro con las tías,
Y es difícil mantener las energías,
A la vista de tanta tetografía

Tengo con la democracia un gran problema
Ca partido se presenta con su lema,
Como hay más de ciento veinte mi dilema,
Es que el coco ya no da pa tanto tema

Y así todo. La canción de Aguilé le sirve al crítico Javier Pérez de Albéniz para arrancar un jugoso análisis cultural donde explica cómo las series españolas "ridiculizan" a la clase trabajadora:

"La canción define a la perfección la idea que la pequeña pantalla quiere transmitir del obrero ibérico, de su filosofía de vida, de su carácter, de su capacidad de supervivencia y adaptabilidad. Como en su día hicieron Woody Guthrie, Pete Seeger o Víctor Jara, Aguilé cantó al sudor y al andamio, al oprimido y al madrugador, al obrero cualificado y al chapuzas incompetente, a todos los héroes de la clase trabajadora. La diferencia es que lo hizo a la española, recurriendo a los tópicos y los lugares comunes, convirtiendo la reivindicación en bufonada. Un himno a la caspa laboral, el perfecto soniquete para una de esas series de televisión tan nuestras tan patéticamente españolas, protagonizadas por entrañables destripaterrones".

Albéniz cuenta esto en uno de los capítulos del libro colectivo Todavía voy por la primera temporada, editado por Edu Galán, que analiza el fenómeno de las series de televisión (nacionales e internacionales, de Crematorio a Perdidos) desde diferentes enfoques y puntos de vista (escriben, entre otros, Jordi Costa, Lucía Lijtmaer, Marcos Ordoñez, Borja Cobeaga, Diego San José e Isaac Rosa). A Albéniz le ha tocado asomarse al abismo de series como Manos a la obra o Lleno por favor.

La clase obrera televisiva tiene un par de virtudes, es noble y bondadosa, y un sinfín de defectos: es vaga, ignorante, tramposa, politoxicómana… incluso racista

¿Cuáles serían entonces las principales características de la representación de la clase trabajadoraen las ficciones españolas? "Caspa. Toneladas de caspa. La clase obrera televisiva tiene un par de virtudes, es noble y bondadosa, y un sinfín de defectos: es vaga, ignorante, tramposa, politoxicómana… incluso racista", cuenta Pérez de Albéniz a El Confidencial.

Escribe Albéniz que en España "se ha perdido el respeto al obrero" y lo achaca, en parte, a los cambios sociológicos provocados por la velocidad a la que pasamos de la dictadura franquista al "boom del ladrillo". Ocómo elcambiodecostumbres se nos fue de las manos al llegar los días de vino y rosas de la democracia: "Días de gloria en los que la clase media merendaba langostinos y los escayolistas y alicatadores conducían flamantes BMW. La televisión no podía quedar al margen de semejante irrealidad laboral y fue denigrando progresivamente a los trabajadores, que pasaron de ser proletarios orgullosos, modélicos y de alguna manera envidiables a convertirse en grotescas caricaturas".


El crítico describe la involución partiendo del ejemplo de la serie Los camioneros (Mario Camús, 1973), en la que Sancho Gracia interpretaba a un "transportista guaperas y altivo que recorría el país en su Pegaso, derrochando dignidad y una cierta clase". El Gracia de Los camioneros era "un currante humilde, pero honrado y serio, uno de esos tipos en quienes se puede confiar".

Pero fue avanzar la democracia, y llenarse la pantalla de obreros chapuzas y carpetovetónicos que hablaban "con la boca llena", bebían "sol y sombra" y llevaban "una colilla en la oreja", "un palillo en los labios" y "un pañuelo de cuatro nudos en la cabeza" como vestimenta emblemática. Los trabajadores habían dejadode ser"realistas, auténticos yreconocibles" porque, según Pérez de Albéniz, ser currante ya no era algo "cool".

Según Pérez de Albéniz, la cumbre de las series que "homenajean/se cachondean" de los trabajadores esManos a la obra, que narraba en clave cómica las aventuras de dos albañiles chapuceros. Otros ejemplos serían Menudo es mi padre, con El Fary haciendo de taxista, Lleno por favor, con Alfredo Landade gerentede una gasolinera, yBenito y Manolo Corporeision, segunda parte de la indescriptible Manos a la obra.

"Lleno por favor se construyó alrededor de todos los tópicos de la ficción con currantes. Por un lado, un protagonista un poco carca e histriónico, pero por supuesto con buen corazón, que 'solo cree en Dios, en Franco y en don Santiago Bernabéu'. Por otro, dos empleados diseñados para vivir las más esperpénticas experiencias tanto laborales como sociales: Satur y Gasofa. Torpes, zoquetes y buenazos", resume el ensayo.

Que las series de la democracia se llenaran de "currantes zafios e irresponsables" tiene más de una explicación. A nivel formal, por ejemplo,tuvo que ver con el triunfo comercial de ungénero -lacomediacostumbrista-tratado de un modo determinado."Guionistas y productores eligieron, más que la comedia, la parodia. Riámonos de lo que un día fuimos, traspasemos a los Pepe Gotera y Otilio a la pequeña pantalla. Poco profesionales, desaliñados, sudorosos, torpes, malhablados, informales, explotados, ignorantes, siempre con problemas para llegar a fin de mes... Pero felices y sonrientes, porque son trabajadores españoles, es decir, simpáticos, pícaros, trafulleros, dicharacheros, divertidos. Buena gente, en definitiva", aclara en el libro.

Los seguidores de la canción ligera española conocerán sin duda un tema deLuis Aguilé llamadoSoy currante. Los que no, tienen ahora una oportunidad de oro para analizaruna letra queha acabado creando escuela estética. He aquí el gran himno involuntario denuestrocostumbrismo obrero bufonesco:

El redactor recomienda