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Así subcontrata el Museo Reina Sofía su actividad por 15.000.000 de euros
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La plantilla de la institución se dispara con las contratas

Así subcontrata el Museo Reina Sofía su actividad por 15.000.000 de euros

El rastro del final del Estado de Bienestar también puede seguirse en los museos. El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía es un buen ejemplo

Foto: Una parte del montaje de la exposición "Fotos & libros", en el Museo Reina Sofía. (EFE)
Una parte del montaje de la exposición "Fotos & libros", en el Museo Reina Sofía. (EFE)

El rastro del final del Estado de Bienestar también puede seguirse en los museos. Las instituciones viven al ritmo de la sociedad, sobre todo en sus estructuras. La tendencia a externalizar la mayor parte de las tareas –salvo las labores de los vigilantes, que cuentan con el apoyo sindical mayoritario- parece el camino natural marcado por el capital.

El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía es un buen ejemplo de ello. Imagine las cuadrillas de empleados moviendo cuadros de un lado a otro, clavándolos, desmontándolos, pintando las paredes, imagíneselos con sus derechos y sus representantes. Ahora bórrelo todo, porque ya no hay equipos de mozos en el museo. Ahora son empresas contratadas que con sus empleados –mucho más baratos y dóciles- atienden las tareas que antes desarrollaba el personal de plantilla. En el caso del MNCARS es la empresa Ordax la que ha salido beneficiada del contrato de “manipulación y montaje de obras”, por un precio de 86.703 euros.

¿El guardarropa? Tampoco, el servicio lo explota una UTE por 127.000 euros. Hemos dicho que los vigilantes son la masa laboral mayoritaria, pero no son los únicos que atienden al público. Coincidiendo con la llegada a la dirección de Manuel Borja-Villel se contrató a la empresa catalana Magma Servicios Culturales por el “servicio de mediación, información y atención al público”, con funciones similares a las de los vigilantes de sala. Eso sí, todos van de Adolfo Domínguez (13.000 euros en suministro).

Pero los vigilantes ya no son informadores y los informadores no tienen el mismo sueldo que los vigilantes. Tal y como informaba ayer este periódico, la empresa recibe la suculenta cantidad de 582.212 euros. En el departamento de “Comunicación y públicos” todo está prácticamente externalizado. También ha contratado a una persona a la que mantiene un salario de 2.000 euros por la “elaboración de un plan de comunicación para la actuación del museo en las plataformas turísticas”. Cada mes.

Falta de transparencia

El Confidencial ha tenido acceso a las cuentas de los cuatro primeros meses del museo, a pesar de que no son públicas ni se facilitan. Desde la Secretaría de Estado de Cultura informan a este periódico que el año próximo, cuando la Ley de Transparencia esté “operativa”, todos estos datos estarán a la vista de los ciudadanos para saber en qué y cómo se invierte en su dinero. Como los 2.799.354 euros para la empresa Segur Ibérica por la seguridad y vigilancia del recinto.

Hasta que llegue, si es que llega, debemos señalar que según los Presupuestos Generales del Estado de 2014, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía gasta 15.203.990 de euros en servicios, supone casi la mitad de su presupuesto. Hay casi 340 empleados fijos y otros 150 son temporales. Pero, según reflejan estos apuntes -en los que no está detallada el total de la inversión-, con los trabajadores de plantilla no basta.

Por ejemplo, en el apartado de “Biblioteca y centro de documentación” figura una partida de 78.157 euros a favor de Ever Team Spain, por el “servicio de apoyo a la cadena documental, ordenación de fondos y atención a los lectores de la Biblioteca del MNCARS”. Estas son precisamente las funciones propias de auxiliares y ayudantes del área señalada, con lo que se duplican labores pero se contrata en temporal. La clave de la externalización de tareas propias del personal fijo es el verbo “apoyo”. Hay apoyo y refuerzo en las tareas de prensa gracias a tres trabajadores por cuenta propia, que facturan al departamento un total de 92.221 euros.

Códigos de buenas prácticas

Otra división que cuenta con el personal capacitado para sus funciones es el de “Colecciones”, aún así se contrata a una persona externa –imaginamos que bajo los criterios del código de buenas prácticas, aunque no figure en ninguna parte- para realizar la coordinación de las exposiciones itinerantes de la colección del museo. Por ello recibe 8.720 euros. También factura otra persona en calidad de “trabajos de apoyo en el departamento de colecciones”, por 11.570 euros, son labores administrativas y auxiliares.

Las actividades públicas se programan y coordinan por personal ajeno a la estructura del museo. Tanto la coordinación de las artes en vivo, como el centro de estudios, las redes del sur y hasta la regiduría de los actos públicos en el museo. Todo por 53.367 euros. Para todos ellos hay una concesión de 6.000 euros en “tickets restaurante”, que no necesitan justificación.

En el área del que es responsable Michaux Miranda, el gerente del museo, encontramos una partida por valor de 29.038 euros que corresponde a la “contratación de la prestación de servicios de coordinación de actividades empresariales y asesoramiento en materia de prevención de riesgos laborales”. Parece una tarea propia del departamento de personal, pero por alguna directriz superior éste ha dejado de desempeñarlo.

Por supuesto, en el museo hay un departamento de informática, pero también hay una factura a favor de la empresa Inforein por 149.737 euros para desarrollar tareas de “asistencia técnica”. Las tareas se reparten entre todos, también se duplican. La empresa de Bienvenido Gil es la agraciada con un contrato de 60.605 euros para el servicio de mantenimiento de los “elementos audiovisuales instalados en los auditorios del MNCARS”.

No se libra nada, se libera todo

Esos preciosos ascensores de la fachada de Sabatini necesitan, lógicamente atención. Cuesta al año 254.093 euros, que son para Thyssenkrupp. Los preciosos jardínes del patio interior del antiguo hospital: el Grupo Abeto recibe el encargo por limpieza, tratamientos fitosanitarios y jardinerías de estos espacios a cambio de 1.209.939 euros.

También los conservadores fijos son desplazados por contrataciones temporales que cuentan con la confianza de la dirección. De esta manera, el “asesoramiento técnico para la preparación de documentación para la donación de obras de arte y colecciones” la desarrolla una persona que factura 12.000 euros. En “Restauración” se puede ver una partida de 47.187 euros dedicada a especialistas que no son los restauradores de plantilla: un experto en estudios técnicos de imágenes (9.876 euros), un experto en estudios técnicos digitales (17.558 euros) y una especialista en gestión del material tecnológico asociado (19.753 euros).

El museo también paga por almacenar. Las empresas EDICT y SIT salen bien paradas. La primera recibe mensualmente unos 2.500 euros por guardar obras. SIT acaudala -por 2.930 euros al trimestre- el montaje pictórico y audiovisual del pintor José Luis Verdes, fallecido en 2001, titulado El mito de la caverna, de 1975, una delicada pieza simbólica de la historia de España en la que vivió el artista. Son unas sombras encerradas en una cárcel. Una imagen fantasmal de este país.

El rastro del final del Estado de Bienestar también puede seguirse en los museos. Las instituciones viven al ritmo de la sociedad, sobre todo en sus estructuras. La tendencia a externalizar la mayor parte de las tareas –salvo las labores de los vigilantes, que cuentan con el apoyo sindical mayoritario- parece el camino natural marcado por el capital.

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