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Las cuentas de la austeridad del Reina Sofía: alquiler de cuatro cotorras por 12.112 euros
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La muestra de richard hamilton asciende a 440.000 euros

Las cuentas de la austeridad del Reina Sofía: alquiler de cuatro cotorras por 12.112 euros

Los números en el Museo Reina Sofía en el momento de mayores recortes públicos a los museos no reflejan la profunda crisis del modelo institucional

Foto: La instalación 'Tropicália', del artista Hélio Oiticica, con la jaula y las cotorras.
La instalación 'Tropicália', del artista Hélio Oiticica, con la jaula y las cotorras.

Un caminito de grava se abre paso sobre la arena que cubre el suelo de la sala del primer piso del Museo Reina Sofía en la que se colocó, a finales de noviembre de 2011, la instalación titulada Tropicália. Es el tercer ejemplar de una serie de tres, que hizo el artista brasileño Hélio Oiticica (Río de Janeiro, 1937-1980) en 1967, y que compró el museo, bajo la dirección de Manuel Borja-Villel, unos días antes de colocarla en sala como parte esencial de la exhibición de los fondos permanentes de la colección.

Junto a las plantas tropicales, el plástico y un televisor en blanco y negro, hay una gran jaula de madera y metal. Y junto a ésta cuelga una cartela en la que se puede leer que la jaula tiene el permiso de la Dirección General del Medio Ambiente. Es decir, las cuatro cotorras que viven en el museo desde hace tres años tienen el permiso ministerial. Están ahí porque son parte de la obra, materia prima del artista fallecido 30 años antes de su montaje en el museo madrileño.

El alquiler y la manutención de las pequeñas aves –y las sustitutas- a Naturaves Mundoazul S.L. –tal y como ha podido comprobar este periódico- supone al museo 12.112 euros. Un especialista de la empresa pasa todos los días por la sala para dar de comer a los animales y limpiar el recinto. La instalación “propone un contacto con lo vivo y con lo salvaje”, explica el material didáctico del museo. Figura en sala otra advertencia: “La cotorra Kramer es una especie exótica invasora por lo que su escape o liberación accidental al medio natural supone un elevado riesgo ambiental para el equilibrio biológico”. De ahí que llamen a uno de los vendedores de esta especie invasora para atenderlas.

Magisterio en dinero fácil

Las clases de economía en tiempos de crisis, con un recorte del 44% en las ayudas públicas, no terminan de cuajar. En el capítulo privatizaciones y externalizaciones de tareas destaca la “mediación, información y atención al público”, que se lo encargan a la empresa Magma Servicios Culturales por cerca de 580.000 euros al año.

A pesar de lo que hemos podido conocer, en el número dos de Carta, la revista del museo que dirigía María Luisa Blanco (ex directora del suplemento Babelia), se puede leer un editorial de Manuel Borja-Villel titulado Hacia una nueva institucionalidad. El director del Museo Reina Sofía señala y determina que cuestiones como el “dinero fácil” han dejado de tener sentido: “Si el paradigma económico basado en la especulación y el dinero fácil no se sustenta, es también evidente que la primacía del edificio y del espectáculo sobre el programa artístico del museo ha dejado de tener sentido”. Al año siguiente montaba la espectacular exposición de Dalí, que le sirvió para batir todos los récords de visita.

El apartado de “Comunicación y públicos” es uno de los que más gasto tiene. Por ejemplo, para la “elaboración de un plan de comunicación para la actuación del museo en las plataformas turísticas” se ha contado con la misma persona, que ha cobrado 6.000 euros repartidos en tres facturas y tres meses. También para la “elaboración de estadísticas para públicos”: una persona, dos facturas de dos meses distintos y 4.000 euros.

Los medios a sus pies

Para inserciones en medios destinan 59.481 euros en los cuatro primeros meses del año. El ABC es el diario que más recibe en anuncios por palabras, 8.254 euros, El País con 6.852 euros y El Mundo con 6.523 euros. Pero lo más llamativo es el alto apoyo que mantiene la institución museística con las publicaciones del sector del arte contemporáneo. Sin ir más lejos, Exit recibe 10.890 euros; Lápiz, 8.000 euros; Arte y Parte obtiene 4.500 euros por una inserción web en la plataforma que no cuelga contenidos, sólo funciona como suscripción y compra de revista; artecontexto.com, 5.000 euros, entre otros.

La señalización interna del museo con vinilos de exposiciones y actividades cuesta 21.779 euros; la externa con la lona de la fachada Sabatini, 21.799 euros; la de la fachada Nouvel, con los vinilos exteriores, 21.778 euros. El Museo Reina Sofía posiblemente sea el mejor cliente de la VEGAP, que recibe cada año 45.000 euros en materia de propiedad intelectual.

En el campo de “Exposiciones” hay un evidente agujero por el que se cuelan los 18.126 euros en hoteles, en cuatro meses; pero también en los viajes, vuelos y trenes, que suman más de 15.000 euros, como ese vuelo por 720 euros Zurich-Madrid-Zurich de Peter Fischli, artista que participa en la exposición Playgrounds y que estuvo a Madrid el 15 y 16 de abril para montar su obra y se marchó.

En el caso de los artistas vivos, el museo cumple con unos honorarios al artista por la producción de la obra de 5.000 euros. La artista holandesa Elly Strik (La Haya, 1961) pidió, además, una tela para la realización de una instalación, que costó 4.880 euros.

Al detalle, vemos cómo la muestra dedicada al cineasta israelí Amos Gitai han sido aprobadas cuentas por valor de 167.316 euros (de los cuales 84.658 euros corresponden al transporte de obras y 33.656 euros al montaje). El caso de Playgrounds, una de las grandes apuestas teóricas del actual director, asciende a 356.541 euros, de entre los que destacan los 4.000 euros que se han pagado por los derechos de exhibición de la película A propos de Nice, de Jean Vigo (el diseño de la exposición fueron 6.000 euros). Y la retrospectiva dedicada a Richard Hamilton, que antes pasó por la TATE de Londres, ya se dispara a 440.043 euros (el comisario Vicente Todolí recibirá 7.079 euros por sus labores). El espectáculo está garantizado.

Un caminito de grava se abre paso sobre la arena que cubre el suelo de la sala del primer piso del Museo Reina Sofía en la que se colocó, a finales de noviembre de 2011, la instalación titulada Tropicália. Es el tercer ejemplar de una serie de tres, que hizo el artista brasileño Hélio Oiticica (Río de Janeiro, 1937-1980) en 1967, y que compró el museo, bajo la dirección de Manuel Borja-Villel, unos días antes de colocarla en sala como parte esencial de la exhibición de los fondos permanentes de la colección.