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El tren de la revolución

El director coreano de culto, Bong Joon-ho, estrena su primera incursión en Hollywood. Una aventura de ciencia ficción ambientada en un futuro distópico

Foto: Fotograma de 'Snowpiercer'
Fotograma de 'Snowpiercer'

Con The Host (2006), esa actualización del cine de monstruos gigantes a la coreana, Bong Joon-ho dejó claro algo que ya se había intuido en la anterior Memories of Murder (2003): no hay ningún director contemporáneo tan virtuoso como él a la hora de aunar espectáculo y reflexión social, cine de género y comentario político. Tras el exitazo internacional de The Host, Bong cambió de registro con Mother (2009), un drama enfermizo sobre las relaciones materno-filiales que viraba gradualmente hacia el terror íntimo. Rompenieves supone el regreso a lo grande del director al terreno que mejor controla.

A partir de Le Transperceneige, una novela gráfica de los franceses Jacques Lob, Benjamin Legrand y Jean-Marc Rochette, la película dibuja un escenario post-apocalíptico surgido después de que las medidas radicales tomadas para paliar un calentamiento global ya irreversible deriven en una nueva era glaciar. Los únicos supervivientes al cataclismo climático se refugian en un tren quitanieves, un arca de Noé sobre raíles que se mantiene en perpetuo movimiento dando vueltas al mundo sin llegar a ninguna parte.

En este ferrocarril, escenario único y cerrado de toda la película, la sociedad también ha acabado dividida en dos clases. Junto a la locomotora se sitúan unos pocos privilegiados, en una zona restringida a los habitantes de los vagones de cola. Atrás se agolpan los marginados, sometidos a un férreo control por parte de las élites. Este microcosmos distópico encapsulado en vagones está dominado por un dictador, Wilford. También es el sumo sacerdote que se encarga de que el Motor que mantiene el tren en marcha nunca se apague.

Rompenieves arranca con los planes de levantamiento de un grupo de ciudadanos de los vagones de cola encabezados por Curtis (Chris Evans), un héroe de acción con un lado oscuro, y Gilliam (John Hurt), su referente moral. La facción revolucionaria busca la ayuda de Namgoong Minsu (el habitual del cine de Bong, Song Kang-ho), la única persona capaz de abrir las infranqueables puertas que dan acceso a la parte delantera del tren.

Filmada todavía en película de 35 mm, en Rompenieves Bong despliega un apabullante imaginario visual sin salir de un mismo espacio. A medida que avanzan hacia la locomotora y dejan atrás sus habitáculos oscuros y cochambrosos, los insurgentes se adentran en nuevos escenarios hasta el punto que cada cambio de vagón supone adentrarse en un universo diferente, desde el aula de escuela infantil de ensueño a la discoteca plagada de fauna nocturna. No hay localización más cinematográfica que un tren, y Bong Joon-ho le saca el máximo partido sin salir apenas al exterior.

En estos contextos cambiantes, se desarrollan algunas de las escenas de acción más poderosas de la temporada: como el enfrentamiento entre el ejército de las élites y los revolucionarios armados ambos solo con hachas, donde el rojo sangre reluce sobre unos hombres ataviados con uniformes o ropa de colores fríos .

Esta revolución postapocalíptica en un tren en marcha tiene lugar sin que dejen de bullir en el sustrato narrativo todas las cuestiones habituales de la mejor ciencia-ficción: la división de clases que los mantenedores del orden venden como predeterminada; la creación de relatos míticos en los que se identifica al dictador con el salvador y garante del orden; lo otro (el exterior, el pasado, los vagones de cola...) convertido en un fuera de campo que se asocia al peligro y la perdición; el debate entre libre albedrío y destino; las situaciones extremas como excusa para descubrir si la naturaleza humana es pacífica o salvaje, entregada o egoísta, solidaria o individualista; la idea de que la barbarie se supera no tanto por una resistencia física como por una resistencia moral...

placeholder Tilda Swinton en 'Snowpiercer'

Y todo ello salpicado de ciertas notas humorísticas, la mayoría concentradas en el personaje de Tilda Swinton, la portavoz caricaturesca del dictador.

Además de tratarse de la mayor producción en la que se ha embarcado, Rompenieves también es la primera película de Bong Joon-ho rodada mayoritariamente en inglés y con un elenco angloparlante. La película se vio envuelta de cierta polémica antes de su estreno cuando corrió la noticia de que su distribuidor en Estados Unidos, Harvey “manostijeras” Weinstein requería cortar veinte minutos de las más de dos horas de metraje para asegurarse que el film se entendía “en Iowa... y Oklahoma”. Weinstein pretendía eliminar aquellas escenas en que los personajes revelan momentos cruciales y trágicos de su pasado, y de paso añadir una voz en off explicativa. Un remedo para homogeneizar el film en un registro puramente de acción al tiempo que se cubrían sus posibles lagunas narrativas con el parche de la voice-over.

Finalmente Snowpiercer se ha estrenado en Estados Unidos en su versión íntegra, pero las intenciones de Weinstein ponían de manifiesto una vez más la paradoja de que el supuesto gran defensor del cine off Hollywood (apenas quedan distribuidoras en Estados Unidos que estrenen cine extranjero) se obsesione en eliminar los aspectos diferenciales de los films foráneos. Más en casos como el de Rompenieves, en el que su compleja naturaleza cinematográfica, mezcla de géneros, de espectáculo y reflexión, de drama y comedia, y con una conclusión más bien oscura pero no exenta de esperanza, se convierte en su máximo atractivo.

Snowpiercer

Director: Bong Joon-ho

Duración: 126 minutos

Nacionalidad: Corea del Sur

Género: Ciencia Ficción

Intérpretes: Chris Evans, Song Kang-ho, Tilda Swinton, Jamie Bell, Octavia Spencer

Con The Host (2006), esa actualización del cine de monstruos gigantes a la coreana, Bong Joon-ho dejó claro algo que ya se había intuido en la anterior Memories of Murder (2003): no hay ningún director contemporáneo tan virtuoso como él a la hora de aunar espectáculo y reflexión social, cine de género y comentario político. Tras el exitazo internacional de The Host, Bong cambió de registro con Mother (2009), un drama enfermizo sobre las relaciones materno-filiales que viraba gradualmente hacia el terror íntimo. Rompenieves supone el regreso a lo grande del director al terreno que mejor controla.

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