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Escritores eternamente noveles
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al habla Jesús Carrasco y Pablo Martín Sánchez

Escritores eternamente noveles

Es inevitable, son escritores noveles porque son escritores de primera novela y con éxito. Su logro es su miedo: qué pasará con la segunda

Citamos a dos autores noveles con éxito, en La Casa Encendida de Madrid, para confirmar que son la excepción a la “aversión al riesgo” que provocan en las grandes editoriales los escritores sin referencias. Alguna vez hemos llamado a esta especie “novelistas nonatos”. Son Pablo Martín Sánchez (Reus, 1977), cuya espléndida El anarquista que se llamaba como yo (Acantilado) ha sido admirada por su capacidad de conmover, sorprender y desconcertar con una reconstrucción histórica; y Jesús Carrasco (Badajoz, 1972), quien con Intemperie (Seix Barral) ha demostrado que el triunfo de una buena novela no depende de un apellido.

Es inevitable, son escritores noveles porque son escritores de primera novela, pero lo extraordinario es que dieron en el centro de la diana a la primera. Con un insuperable sentido del humor, hablan sobre su logro y su miedo: qué pasará con la segunda, qué ha pasado con la primera. ¿El bombo y los platillos que han alcanzado son por su condición de novel? ¿Llegarán reportajes de “autores son segundas grandes novelas”? La pregunta se resolverá en próximos capítulos o quizá, simplemente, quieran ser eternamente noveles.

Jesús Carrasco: En el mundo editorial, que voy descubriendo lo que sucede, que, a fin de cuentas, todo son etiquetas: listas, colecciones, te pareces a tal escritor o a tal otro. Al final son etiquetas, parece que nos movemos por tags, y esta es una más. Supongo que nos ha beneficiado, ha dado a conocer nuestros textos…

Pablo Martín Sánchez: Ahora mismo estamos en Madrid, en conferencia, gracias a que somos autores noveles. Bueno, tampoco noveles.

Borges no escribió nada. Borges está esperando la gran novela de Borges. Bueno, no te pueden dar el Nobel si no tienes novela

JC: Es verdad, porque ¿qué se entiende por autor novel? Tanto en tu caso como en el mío llevamos mucho tiempo escribiendo, con obras escritas aunque no publicadas.

PMS: Yo, incluso con una publicada. Meterme en esa categoría cuando es el segundo libro publicado, es más extraño todavía.

Pablo Martín Sánchez (EFE).

JC: Eso nos lleva a pensar en la novela como formato canónico. Hasta que no has escrito novela parece ser que no has escrito nada. Tú tienes el libro de relatos Fricciones (Temas de aquí).

PMS: Borges no escribió nada. Borges está esperando la gran novela de Borges. Bueno, no te pueden dar el Nobel si no tienes novela.

P. ¿La categoría de escritor se otorga cuando uno llega a una gran editorial?

JC: Estamos aquí precisamente por haber entrado en una editorial grande, no sé si de manera abrupta o ruidosa. Pero no es menos novel aquel que publica en un editorial pequeña o incluso se autopublica. Pero la etiqueta de novel parece ser que sí, que se asocia a una primera novela en grandes editoriales.

Esperaba montañas difíciles de saltar. Un mundo muy competitivo, difícil, impenetrable, oscuro a veces, en el que se manejaba un lenguaje que yo no conocía y que, desde luego, no conozco. Esperaba algo más difícil

PMS: He reflexionado mucho sobre qué significa publicar en una editorial o en otra, cómo se lee tu texto. Si mi manuscrito se hubiese publicado en otra editorial, se hubiese leído de otra manera. El escritor y el lector no pueden escapar del marco de la novela. Es el urinario de Duchamp: depende de dónde pongas el urinario, es arte o no es arte.

JC: Por un lado está el alcance del libro, en relación con el departamento de comunicación de la editorial, que hacen que el libro pueda llegar más o menos lejos. Y otra cosa es lo que dices, que me parece muy interesante, porque nuestros libros se leen de manera diferente, en una editorial o en otra, porque están a la sombra de un catálogo.

PMS. Creo que el peso de la historia de la editorial condiciona la lectura. Pasa incluso en el teatro: la misma obra montada en un teatro de Lavapies o en uno de la Gran Vía se ve diferente, porque hasta el público es distinto.

P. ¿Qué esperabais del mundo de la edición y qué os habéis encontrado?

hay que escribir como si no se tuvieran lectores, que es algo muy de escritor novel. Es una situación ideal, porque nada ni nadie te condiciona. Me gusta la idea del novel perpetuo

JC: Yo esperaba montañas difíciles de saltar. Un mundo muy competitivo, difícil, impenetrable, oscuro a veces, en el que se manejaba un lenguaje que yo no conocía y que, desde luego, no conozco. Esperaba algo más difícil. Me había pertrechado para una gran travesía en el diserto y me había preparado para pelear, luchar, aguantar. Por suerte, todo se ha resuelto de una manera rápida y el libro tiene una manera activa. Todo lo que ha pasado con Intemperie no lo esperaba ni en mis mejores sueños. Todavía estoy esperando el gran tortazo.

PSM: A lo mejor, con el siguiente libro.

JC: Bueno, espero que con el siguiente libro tenga un gran tortazo, sí.

Jesús Carrasco (EFE).

PSM: Tuve mi travesía en el desierto con el libro de relatos. Por eso me ha parecido una experiencia totalmente distinta con El anarquista que se llamaba como yo. Me pasé cuatro años con aquel libro buscando editor primero. Conozco la travesía en el desierto y ahora disfruto de los frutos de la ambrosía. Estoy preparado para que vuelva el desierto, aunque al haber publicado en una editorial de prestigio, a lo mejor, te miran con otros ojos.

JC: La diferencia ahora es que ahora vas a tener alguna puerta más a la que llamar, aunque tu editorial siga apostando por ti y eso aporte una gran confianza.

Lanzas una historia cuyo alcance no conoces y no debes conocer. Al final, alguien lo encuentra, lo interpreta, lo hace suyo y, en el mejor de los casos, le completa.

PSM: También dependerá de lo que quieras escribir, si quieres hacer algo muy minoritario. Cada texto te pide un marco distinto.

JC: Me parece una buena salida, no necesariamente tienes que publicar todo en la editorial con la que has publicado tu novela. Aún así nos encontramos en una posición más ventajosa que hace dos años. Ahora sé al menos dónde podría dirigirme, otra cosa es que les guste o no el texto. Sé a quién puedo ofrecerle un texto u otro si creo que puedo proponerles algo a esas editoriales.

P. ¿Cómo ha sido la relación con los lectores?

JC: Hay cosas emocionantes y muy sorprendentes. En la Feria del Libro de Madrid se me acercó un hombre y me entregó una serie de dibujos sobre temática natural (rapaces, paisajes, etc). Había ilustrado la novela. Lo tengo en casa ahí delante. También el caso de personas que se ven reconocidas en la novela. Un hombre vino en Cáceres a decirme que él era el niño de Intemperie. Fue muy emocionante. Es el círculo que se cierra de manera perfecta: lanzas una historia cuyo alcance no conoces y no debes conocer. Al final, alguien lo encuentra, lo interpreta, lo hace suyo y, en el mejor de los casos, le completa. Eso es algo increíble y es algo que tampoco esperaba.

PSM: Es sobrecogedor.

JC: Exacto, es sobrecogedor. En tu caso, que trata de una peripecia vital, imagino que te ha pasado algo similar.

PSM: He tenido contacto con los familiares de él. Ha sido muy emocionante. En una presentación en Barakaldo, al final se acercan dos mujeres de noventa años, y me dijeron que eran sobrinas nietas del protagonista.

Los lectores encuentran una coherencia en el texto que tú no pretendías, pero que está. Cuando escribes no soy responsable de todo aquello que está en el libro. Me hago responsable de una parte, pero hay otra que no sé de dónde ha salido

JC: Claro, en tu caso abordas la vida de un personaje histórico que tú reconstruyes. ¿Qué piensan esas personas de la reconstrucción que has hecho?

PSM: En realidad, ya no quedan vivos familiares que le conocieron. Pero hay muchos familiares que han oído hablar en su casa de él y que muchas veces no coinciden con los datos contrastados que has ido obteniendo. Durante todo el franquismo me resulta difícil pensar que en aquella casa se hablara del abuelo anarquista que fue condenado al garrote vil por Primo de Rivera.

JC: A mí hay una cosa que me sorprende y me gusta. Los lectores encuentran una coherencia en el texto que tú no pretendías, pero que está. Cuando escribes, al menos a mí me pasa, no soy responsable de todo aquello que está en el libro. Me hago responsable de una parte, pero hay otra que no sé de dónde ha salido. No tiene que ver con enajenación ni con borrachera de inspiración, pero hay momentos más poéticos en los que te dejas llevar. Incluso en la estructura, hay elementos que se revelan con otra intención diferente a la que tú los habías utilizado.

PSM: Al final lo que tú quieras decir es lo de menos, lo importante es lo que la gente pueda leer e interpretar de lo que tú haces. Esto se acerca más a la poesía o al teatro.

P. ¿Cómo veis el futuro?

PSM: Yo me veo en precario. Me veo, aunque me cueste decirlo, escribiendo e intentando ganar dinero para seguir escribiendo. A veces pienso que esto no se va a volver a repetir, por lo que vivir de la literatura se complicará mucho más. Tampoco sé si es lo mejor, vivir sólo de los libros. Creo que la libertad está en no ser un profesional de la escritura, como hizo Georges Perec, pero tampoco sé si esa libertad te permite escribir mejor. Es una tensión: vivir de la literatura o para la literatura.

En el futuro yo me veo en precario. Me veo, aunque me cueste decirlo, escribiendo e intentando ganar dinero para seguir escribiendo

JC: Las dos cosas son compatibles. Yo veo un futuro incierto. Las cosas en este momento van bien, mucho mejor de lo que esperaba, pero no sé qué pasará, no sé lo que seré capaz de hacer, no sé si venderé más o menos. Pero vengo de buscarme la vida, no tengo ningún miedo. Si el próximo libro no va bien haré lo que tenga que hacer. Lo que es seguro es que volveré en un mejor lugar, después de haber vivido una experiencia que deseaba tener, que es la de poder concluir y presentar un libro y hacer el libro que yo quería y publicarlo en unas condiciones muy buenas. Entonces, volveré al lugar en el que estaba a hacer folletos publicitarios o a otro lugar. Pero con la satisfacción de haber cumplido un sueño. No me preocupa el futuro, sigo viendo la vida como un autónomo.

PSM: ¿Y no te gustaría ser un autor novel siempre? Me explico, que cada nuevo libro el lector no te tenga encasillado o no haga su lectura a partir de lo que has escrito antes. Se podría publicar el siguiente con un seudónimo, con lo que eso significa. Quizá sería la manera de llegar al lector virgen. Por otro lado, también me gusta la idea de la obra de un autor, el recorrido.

JC: Le escuché a Ricardo Menéndez Salmón algo con lo que estoy muy de acuerdo: hay que escribir como si no se tuvieran lectores, que es algo muy de escritor novel. Es una situación ideal, porque nada ni nadie te condiciona. Me gusta la idea del novel perpetuo.

Citamos a dos autores noveles con éxito, en La Casa Encendida de Madrid, para confirmar que son la excepción a la “aversión al riesgo” que provocan en las grandes editoriales los escritores sin referencias. Alguna vez hemos llamado a esta especie “novelistas nonatos”. Son Pablo Martín Sánchez (Reus, 1977), cuya espléndida El anarquista que se llamaba como yo (Acantilado) ha sido admirada por su capacidad de conmover, sorprender y desconcertar con una reconstrucción histórica; y Jesús Carrasco (Badajoz, 1972), quien con Intemperie (Seix Barral) ha demostrado que el triunfo de una buena novela no depende de un apellido.

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