El regalo de Banksy para salvar un centro juvenil

El teléfono móvil ha cambiado nuestra rutina y forma de comportarnos. Ya nadie concibe su vida sin estos aparatos tecnológicos. Sirven como mapa, como videoconsola, como reproductor de música y, en ocasiones, hasta están sustituyendo a las relaciones humanas.

Así lo ha querido plasmar Banksy, el popular artista callejero, en su nuevo grafiti que ha aparecido en las calles de Bristol. Desde su estancia en Nueva York el británico no había vuelto a salir en los medios por crear nuevas obras, y sin embargo ahora vuelve por partida doble.

Primero gracias a su creación, en la que dos enamorados se dan un abrazo, aunque ambos continúan mirando sus teléfonos móviles sin que el otro se percate. El fin del amor por culpa del móvil, parece decir Banksy. Lo que el autor no sabía es que pocas horas después de que el mundo se enterara de su nueva creación, esta ya ha sido arrancada de su logar de origen para poder ser vendida al mejor postor en cualquier casa de apuestas.

Dennis Stinchcombe, propietario del centro juvenil Club Broad Plain Boys, acudió con una palanca al lugar del mural y lo forzó hasta llevárselo. Ahora espera poder venderlo por cientos de miles de libras para poder salvar el local de su próximo cierre. La obra actualmente está guardada en el centro que dirigeStinchcombe.

Según informa la BBC, Stinchcombe cree que es un regalo caído del cielo. El propio reportero le pregunta si considera que el grafiti es suyo y tiene derecho a venderlo, a lo que este propietario responde: “Creo que Banksy nos lo ha dado como un regalo. Se dejó ahí fuera para hacer algo con ello, y creo que estoy haciendo algo bueno con ello”.

Creo que Banksy nos lo ha dado como un regalo. Se dejó ahí fuera para hacer algo con ello, y creo que estoy haciendo algo con ello

Banksy fue grabado por las cámaras de seguridad del local que fueron colocadas para evitar que los grafiteros pintaran las paredes.

El autor confirmó su autoría en su propia web publicando una fotografía del mural, algo que sin embargo no ha hecho con otra pintada que ha aparecido en las calles de Cheltenaham, al oeste de Inglaterra y que todo el mundo le atribuye.

En ella, agentes del servicio secreto de espionaje, con un aspecto vintage que recuerda a El topo de John Le Carré, pinchan una cabina telefónica en otra crítica al avance de una tecnología que cada vez nos hace menos libres. Una crítica que se intensifica, ya que el mural ha sido pintado cerca del famoso centro de escuchas británico GCHQ, centro de lapolémicadespués de que el exempleado de la Agencia Nacional de Seguridad e Estados Unidos Edward Snowden revelase el año pasado el espionaje masivo de EEUUy el Reino Unido de conversaciones telefónicas y correos electrónicos de millones de ciudadanos.