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La salvación de la cultura: un 90% de perdón fiscal para el mecenas
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El experto Alfred Pacquement aporta soluciones

La salvación de la cultura: un 90% de perdón fiscal para el mecenas

En los últimos años hemos visto y oído de todo en la lección “salvar la cultura”. Tras la hecatombe cultural en la que ha caído España,

Foto: El comisario y consultor cultural Alfred Pacquement, en CaixaForum de Madrid.
El comisario y consultor cultural Alfred Pacquement, en CaixaForum de Madrid.

En los últimos años hemos visto y oído de todo en la lección “salvar la cultura”. Tras la hecatombe cultural en la que ha caído España, gracias a un recorte sin límite de la aportación pública desde el año 2010, se buscan modelos, experiencias y consejos que señalen la dirección correcta. El modelo de financiación anglosajona –todo privado con cuenta al erario público vía exenciones fiscales- contra el modelo europeo –participación pública en retroceso. España no está en ninguno de ellos, España está en el limbo: la retirada del dinero público no se ha visto reforzada por una llamada del dinero privado. ¿Resultado? Suicidio cultural.

“El Estado debe crear incentivos fiscales para que la cultura sea apoyada por las empresas y los particulares. Necesita fórmulas fiscales para incentivar la inversión en instituciones públicas. En Europa hemos comprendido que debemos encontrar el equilibrio entre la aportación pública y privada. Hay que buscar una solución intermedia de forma progresiva y espero que el desfase de España se corrija del todo, pronto”, dijo ayer por la tarde el señor Alfred Pacquement, comisario y consultor cultural, conservador general honorario de Patrimonio en Francia y director honorario del Museo Nacional de Arte Moderno, Centro Pompidou.

El especialista Alfred Pacquement habla del desfase en el que se encuentra España respecto a Europa en políticas de mecenazgo

España está desfasada y en Europa también lo saben. El especialista se refiere al 35% de perdón de IRPF que en estos momentos contempla la ley para la empresa que quiera apoyar a mantener viva la política cultural pública. A los particulares se les desgrava con el 25%. ¿Desfase? Pacquement, invitado por la Fundación Arte y Mecenazgo de La Caixa para que comparta su ejemplo, señala que las empresas que invierten en defensa del patrimonio francés cuentan con una desgravación fiscal del 90%, por ejemplo, en compra de arte que haga para el Estado. Ahora entendemos ese “desfase”. Los ciudadanos franceses se benefician del 66%.

placeholder Donación de la familia várez fisa al museo del prado

Más motivos para el desfase, nuestros políticos. El presidente Mariano Rajoy, en su única intervención pública en un entorno cultural, el pasado 28 de enero de 2013, en el Museo del Prado, llamaba a la inversión de una manera muy peculiar: “El mecenas no espera nada a cambio”, soltó delante de la familia Várez Fisa, que entregaba en ese momento lo más preciado de su colección al museo. Y añadió, por si no había quedado clara su estrategia de motivación, que “la generosidad de los mecenas no sólo depende de incentivos económicos”.

Ni está ni se la espera

En CaixaForum de Madrid, Pacquement apuntaba todo lo contrario, es decir, que “cuantos más incentivos económicos existan, más motivos tendrán las instituciones públicas para convencer de la inversión a los agentes públicos”. “Los responsables de la Cultura han de convencer al Estado con las repercusiones en la educación y la felicidad que la cultura provoca en la gente”, dijo esperanzador sin saber que el ministro de Educación, Cultura y Deporte de España todavía no ha mostrado interés en presentar una propuesta de reforma de la Ley de Mecenazgo.

El experto francés no es el único que pide esos incentivos. Julián Zugazagoitia, director del Museo Nelson-Atkins de Kansas y ex asistente al director del Guggenheim de Nueva York, lo dejaba claro: “Las ventajas fiscales son decisivas para el mecenas”. Allí la descarga es del 100%, pero asegura que al norteamericano que apoya no le interesa saber cuánto va a poder beneficiarse, porque “por encima de la desgravación está el compromiso con el apoyo a la cultura”. El desfase se multiplica.

El objetivo del Gobierno ha sido la defensa del “fin de la política cultural” como principio de la “cultura sin política”

La política cultural del actual Ejecutivo en la llamada de la sociedad civil para proteger la cultura ha sido clara: defensa del “fin de la política cultural” como principio de la “cultura sin política”. La intención de las medidas tomadas por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y de la Secretaría de Estado de Cultura han estado orientadas a despolitizar la cultura y lograr desarmar al sector más crítico con las políticas conservadoras. El problema ha sido que, una vez decapitado el sistema de subvenciones nominativas, no han aportado un nuevo modelo de financiación.

El satélite de Málaga

El positivo Alfred Pacquement también tuvo que responder a la política del Pompidou en la creación de una sucursal en Málaga, hasta que se hartó y decidió zanjar la cuestión: “No es una franquicia porque no es un satélite del Pompidou. Tiene su propia programación, tiene su propio organigrama, el museo no gana dinero con la nueva sede, ni el ministerio tampoco. El trato es que las obras de las colecciones del Pompidou que estén disponibles nutran este espacio”. El presupuesto municipal para acondicionar el espacio es de 2,5 millones de euros y de 5 millones de euros para el equipamiento del cubo.

Insistió en que su vinculación con el principal dentro de arte contemporáneo francés es muy limitada y que desconoce la letra pequeña del acuerdo entre la ciudad y el centro. Sin embargo, la política cultural francesa ha derivado en los últimos años en una extensión de sus recursos, como ocurre en Abu Dhabi, donde se inaugurará otra sucursal del Louvre, pero compuesta por la aportación de el resto de museos nacionales. Reconoce que tiene previsto inaugurarse a finales del año que viene.

placeholder El centro Georges Pompidou de Málaga.
El centro Georges Pompidou de Málaga.

“No podemos decir que se trate de un imperialismo cultural. Depende de cómo se plantee el proyecto. Lo importante es que las instituciones estén gestionadas a partir de la situación geográfica en la que se ubique, y que se reflexione sobre ese contexto”, explicó con su particular punto de vista optimista ante la vinculación con los nuevos agentes del mercado del arte, Asia y Oriente Medio.

Cree que la competencia internacional está bien, que la política del museo del futuro es ceder obras a museos extranjeros y atraer inversiones con ventajas fiscales. Lo único a lo que dice temer es a que haya obras importantes que sean adquiridas por “nuevas fortunas no identificadas”. Al parecer, el pedigrí del coleccionista garantiza la conservación del patrimonio.

Diversidad cultural bajo amenaza

Tres años atrás visitó la misma sede Isabelle Monod-Fontaine, ex conservadora jefe de patrimonio del Pompidou durante más de 20 años. Existe un punto de encuentro entre ella y el señor Pacquement. Sin embargo, la visión de ambos choca en dos puntos importantes: uno, para él los museos pasan por un excelente momento y el futuro les sonríe, para ella “los años dorados de los museos han durado tres décadas en Francia y en España y ya se acabaron”. Reconocía en su visita que el Pompidou tenía “dificultades terribles para mantener un programa de adquisiciones de colecciones”. Quizá es que han cambiado los vientos en estos últimos años.

El otro punto de desencuentro es la diversidad cultural. Pacquement cuenta que en los próximos meses abrirá en París una sede cultural la Fundación Louis Vuitton con un ambicioso programa cultural y que lo importante es el interés público. Repertorio y diversidad no es lo mismo. Monod-Fontaine alertaba precisamente de la injerencia de los mecenas en la dirección de las instituciones y su programación, porque “podemos estar haciendo siempre las mismas exposiciones dedicadas a Picasso, Monet…” Pedía entonces una coherencia entre proyectos para el gran público y muestras más difíciles. El Paseo del Prado es una buena referencia para comprobar el desequilibrio.

En los últimos años hemos visto y oído de todo en la lección “salvar la cultura”. Tras la hecatombe cultural en la que ha caído España, gracias a un recorte sin límite de la aportación pública desde el año 2010, se buscan modelos, experiencias y consejos que señalen la dirección correcta. El modelo de financiación anglosajona –todo privado con cuenta al erario público vía exenciones fiscales- contra el modelo europeo –participación pública en retroceso. España no está en ninguno de ellos, España está en el limbo: la retirada del dinero público no se ha visto reforzada por una llamada del dinero privado. ¿Resultado? Suicidio cultural.

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