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Pintores de Corea del Norte, el último grito en propaganda comunista china
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exposición 'un hermoso FUTURO' en pekín

Pintores de Corea del Norte, el último grito en propaganda comunista china

La exposición 'Un hermoso futuro' muestra una China colorida y optimista de la vida, creada de la unión artística de dos británicos y pintores de Corea del Norte

En la década de los sesenta la propaganda del Partido Comunista de China se extendió por todo el país convirtiendo a Mao Zedong en una especie de semidiós para gran parte de la población. Especialmente para los jóvenes. Posters, vallas… cualquier soporte era válido para convencer a la gente de que el presidente era el ‘salvador del pueblo’. El estilo de todo este tipo de panfletos era muy característico y seguía siempre las mismas pautas: el rostro de su líder rodeado de un paisaje típico chino, todo ello con colores muy uniformes, y un estilo casi naif.

Más de treinta años después de la muerte de Mao y en pleno debate sobre el aperturismo de China a occidente una serie de dibujos demuestran que hay cosas que no cambian. La propaganda sigue existiendo en China, y en unos términos muy similares a los ya conocidos. Sólo hay que mirar a la exposición The beautiful future (Un hermoso futuro), que ha sido expuesta en Pekín, y que muestra un país de ensueño donde sólo hay felicidad y familias felices.

Lo más curioso de todo este caso es que todos los cuadros han sido pintados por artistas de Corea del Norte en un intento de ofrecer una visión foránea del país. Claro, cuando el que realiza el dibujo es uno de tus mayores aliados tienes asegurada una visión positiva.

Pero esto no acaba aquí, ya que las mentes detrás de este ejercicio de propaganda son dos antiguos ciudadanos británicos que llevan instalados 20 años en Pekín: Nick Bonner y Dominic Johnson-Hill y que se han contagiado de la forma de ver la sociedad asiática. Ellos han contratado a los artistas coreanos, a los que han mandado esbozos con sus ideas e incluso planos detallados de los edificios que querían que aparecieran en las ilustraciones. Una visión dirigida de la sociedad y el paisaje chino.

Torre CCTV con cosecha copiosa La organización de la exposición utiliza, además, el origen inglés de los autores y el coreano de los pintores para vender los dibujos como “una mirada desde el exterior de una ciudad cuyas tradiciones socialistas se yuxtaponen con los placeres del presente y los ídolos de la ciudad moderna”.

Para reafirmar la sensación de propaganda la web de la galería incluye una descripción de la misma que no deja lugar a dudas sobre sus intenciones: “Pretenden retratar un lugar perdido en el tiempo, en el que se unen un pasado estimulante, un presente dinámico y un futuro imaginado donde todo es brillante y hermoso”. Ni rastro de autocrítica a la censura y represión china, ni al gran número de disidentes del país. Una visión sesgada y censurada de lo que allí ocurre.

Entre las imágenes de la exposición se puede ver como un grupo de Guardias Rojos agitan sus banderas, mientras unos campesinos cosechan a su lado. Todos juntos en amor y compañía mientras de fondo se distingue las opulentas estructuras de la nueva economía de china (Las oficinas de la televisión china, el estadio olímpico del nido…).

Guardias (eje de casi todos los dibujos) cantando alegremente en un Karaoke, turistas con una sonrisa de oreja a oreja posando con el estadio olímpico mientras una marcha de soldados pasa por su lado, manifestaciones que pasan por medio de unas oficinas… Pero todo ello, cómo no, con ese tono naif que hace que uno busque en las imágenes la cara de Mao como si de un ¿Dónde está Wally? se tratara.

En la década de los sesenta la propaganda del Partido Comunista de China se extendió por todo el país convirtiendo a Mao Zedong en una especie de semidiós para gran parte de la población. Especialmente para los jóvenes. Posters, vallas… cualquier soporte era válido para convencer a la gente de que el presidente era el ‘salvador del pueblo’. El estilo de todo este tipo de panfletos era muy característico y seguía siempre las mismas pautas: el rostro de su líder rodeado de un paisaje típico chino, todo ello con colores muy uniformes, y un estilo casi naif.

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