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Rodrigo Rato consigue pasar a la Historia como un buen samaritano
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El 'diccionario biográfico' vuelve a hablar

Rodrigo Rato consigue pasar a la Historia como un buen samaritano

Olvide por un momento que Rodrigo Rato está imputado en la Audiencia Nacional como ex presidente de Bankia, junto con 33 directivos de la entidad, y

Foto: Rodrigo rato y Esher Koplowitz durante la presentación del Diccionario Biográfico Español, en mayo de 2011. (Efe)
Rodrigo rato y Esher Koplowitz durante la presentación del Diccionario Biográfico Español, en mayo de 2011. (Efe)

Olvide por un momento que Rodrigo Rato está imputado en la Audiencia Nacional como expresidente de Bankia, junto con 33 directivos de la entidad, y piense en su mayor cualidad como economista. Exacto, su desinteresada ayuda por el prójimo. El Diccionario Biográfico Español (DBE), polémico, escrito y publicado por la Real Academia de la Historia (RAH) –pagado a cuenta de los españoles por casi siete millones de euros–, dibuja al exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional como un buen samaritano que ayudó a los más desfavorecidos como vigilante de la estabilidad financiera mundial: “El FMI llevó a cabo, también en aquellos años, su primera condonación total de deuda a un amplio grupo de 42 países pobres en África, Centro América y Asia y se ampliaron las facilidades del Fondo en formación en África y Asia”.

En su política de goteo, la RAH acaba de dar a conocer tres nuevos tomos –ya sólo faltan siete para cerrar cincuenta números y una obra que ha suspendido en el ámbito científico, académico, institucional y social–, en los que figura la biografía del exvicepresidente segundo del Gobierno y exministro de Economía. La entrada, en la que se honran las peripecias políticas y banqueras del nuevo prócer, ha sido redactada por Elena San Román, profesora de Historia de Instituciones Económicas en la Universidad Complutense, miembro de la RAH y autora del libro Ildefonso Fierro. La aventura de un emprendedor, publicado en marzo de 2011, con un excelente prólogo de quien ya se habrán imaginado. Efectivamente, Rodrigo Rato.

Rato ha sido lo mejor que le ha pasado a España. A él le debemos, como ministro de José María Aznar, “una política financiera ortodoxa marcada por la austeridad presupuestaria [recuerden que abanderaron el déficit cero por obligación de Maastricht], la disminución de los tipos de interés para estimular la actividad productiva [ya saben, el dinero barato que sentó las bases de la burbuja] y planes de reforma que flexibilizaron el mercado laboral y disminuyeron el peso del sector público en la economía, mediante la supresión de monopolios y la privatización de sociedades estatales”.

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Fue una década prodigiosa, en la que sólo había prosperidad, trabajo y bienestar, una época en la que todo era una fiesta y no se aprovechó para asentar los pilares de una economía capaz de resistir el drama de los cambios de ciclo. “España alcanzó los criterios de convergencia y vivió la época de mayor prosperidad económica de su historia contemporánea”, asegura San Román sobre este periodo.

En esta especie de hagiografía se apunta que “comenzó su actividad laboral en los negocios familiares”, y conocido es su paso por el mundo de la empresa como consejero delegado de Aguas de Fuensanta, empresa embotelladora de agua mineral. Nada se dice sobre cómo terminó la compañía en quiebra y asistida por Banesto. Tampoco hace mención a las razones del breve mandato al frente del FMI (mayo de 2004, junio de 2007), ni cómo es posible que el organismo durante su gerencia no firmara ningún papel alertando de lo que se venía encima. Eso sí, la historiadora asegura que con él obtuvo el FMI la autorización para vender sus reservas de oro, y gracias a ello dotó “a la entidad de mayor independencia”.

Nada se dice sobre cómo terminó la compañía en quiebra y asistida por Banesto. Tampoco hace mención a las razones del breve mandato al frente del FMI

No hay más que logros. Esa es la diferencia entre un currículo y una biografía. Esto es lo primero a pesar de que esté escrito por un historiador para un diccionario que recoge vidas, además de obras impecables. Pero ahí no acaban los parabienes, falta el último escollo en la trayectoria de Rodrigo Rato, Bankia. Diciembre de 2009, presidente de Caja Madrid. Verano de 2010, Caja Madrid inicia el proceso de fusión con otras cinco cajas de ahorros: Ávila, Segovia, Canarias, Rioja y Layetana.

Y el traspiés de Elena San Román, que no debió leer la prensa en julio de 2012, a pesar de haber cerrado su biografía de Rato con la declaración que éste prestó como imputado en diciembre de ese año. “A propuesta del Banco de España, se incorporó a la fusión Bancaja, constituyéndose así el mayor grupo bancario español por activos”. Así es como escribe la Historia esta historiadora, ¿cómo la cuenta el protagonista?

Rato desveló en la comparecencia ante la Comisión de Economía del Congreso que el gobernador del Banco de España entonces, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, le conminó a negociar con Bancaja, “aunque no me obligó a fusionarme”. Es una matización importante, porque Rato reconoce que podría haber dicho que no. Pero ¿quién en su sano juicio de emprendedor nato puede negarse a convertirse en el banquero más importante del país? Así que acepta la operación con Bancaja, se fusiona y multiplica el agujero. La carga de morosos e impagados por el peso del ladrillo que asume supuso una losa que acabó con la entidad.

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Además, Rato mantiene un consejo dominado por los políticos, pero de esto tampoco se dice nada en su nueva biografía. De hecho, una de las exigencias del Banco de España fue que descargara el peso político del equipo gestor para dotarle de un perfil profesional. De esto tampoco ni mu.

Elena San Román exculpa de cualquier error en la gestión de Bankia de Rato. Todo lo que hizo es correcto, lo necesario y consensuado con el Gobierno, por entonces socialista. La autora señala una y otra vez a las potestades competentes para librar a Rato de sus decisiones, con fórmulas del tipo: “La Autoridad Bancaria Europea exigió”; “El nuevo Gobierno exigió”; “Fueron aprobados por el Banco de España”; “A instancias del Gobierno”…

“Durante el invierno de 2011, el Gobierno aprobó la legislación que impulsaba a las Cajas de Ahorro a captar, de manera inmediata, capitales privados en los mercados. En cumplimiento de los requisitos regulatorios, el Banco Financiero y de Ahorros creó Bankia con su negocio bancario. Bankia salió a Bolsa en julio de 2011, aumentando su capital en más de tres mil millones de euros, captados en el mercado nacional e internacional”, escribe la historiadora, pero se olvida señalar que la entidad admitió que tuvo que retrasar la salida, que Moody's rebajó la nota a dos pasos del bono basura, y que salió a un 15% menos de lo anunciado.

Una vez leída esta biografía, uno duda de si ha sido la propia conciencia de Rato quien ha redactado su paso a la Historia

Lamentablemente, a la autora también se le escapa en la biografía de Rato el intento fallido de la fusión de Bankia con La Caixa, que no cerró porque, tal y como aseguró su entorno entonces, los directivos de la entidad catalana no le garantizaban la vicepresidencia, como paso previo al control de la misma en dos años. La fusión naufraga y Bankia no coloca los activos inmobiliarios que acumula y están pudriéndola.

Hacemos avanzar la película hasta la dimisión de Rato como presidente del grupo el 7 de mayo de 2012: “Bankia planteó un plan de capitalización y otro de actuación que fueron aprobados por el Banco de España en abril. Sin embargo, a instancias del Gobierno, Bankia elaboró un plan adicional de saneamiento, anticipando posibles deterioros de su balance en los siguientes tres años. Este último plan no fue considerado satisfactorio por las Autoridades, lo que provocó la dimisión de Rodrigo Rato”.

Esta versión de los hechos confirma lo que el exministro de Economía expresó en aquella comisión, que tiene “la conciencia de haber hecho las cosas bien”. Una vez leída esta biografía, uno duda de si ha sido la propia conciencia de Rato quien ha redactado su paso a la Historia.

Olvide por un momento que Rodrigo Rato está imputado en la Audiencia Nacional como expresidente de Bankia, junto con 33 directivos de la entidad, y piense en su mayor cualidad como economista. Exacto, su desinteresada ayuda por el prójimo. El Diccionario Biográfico Español (DBE), polémico, escrito y publicado por la Real Academia de la Historia (RAH) –pagado a cuenta de los españoles por casi siete millones de euros–, dibuja al exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional como un buen samaritano que ayudó a los más desfavorecidos como vigilante de la estabilidad financiera mundial: “El FMI llevó a cabo, también en aquellos años, su primera condonación total de deuda a un amplio grupo de 42 países pobres en África, Centro América y Asia y se ampliaron las facilidades del Fondo en formación en África y Asia”.

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