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Lara premia a la ministra de la antipiratería y ella no ve incompatibilidad
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ángeles gonzález-sinde recibe 150.250 euros

Lara premia a la ministra de la antipiratería y ella no ve incompatibilidad

La noche del desenlace del LXII Premio Planeta tuvo desenlace político. Por primera vez un cargo público subía al podio de los dos elegidos por el

Foto: Ángeles González-Sinde y Clara Sánchez. (Efe)
Ángeles González-Sinde y Clara Sánchez. (Efe)

La noche del desenlace del LXII Premio Planeta tuvo desenlace político. Por primera vez un cargo público subía al podio de los dos elegidos por el primer grupo editorial de lengua en castellano del mundo. La guionista, directora de cine y ministra de Cultura, entre abril de 2009 y noviembre de 2011, Ángeles González-Sinde era seleccionada como finalista, por su primera novela para adultos El buen hijo, y premiada con 150.250 euros. La ganadora de la edición fue Clara Sánchez, con El cielo ha vuelto, y una distinción de 601.000 euros.

En el historial del premio económicamente mejor dotado en lengua castellana no se encuentra ninguna figura política entre sus galardonados. Jorge Semprún fue el vencedor en 1977, con Autobiografía de Federico Sánchez. Pero todavía habría que esperar once años hasta que fuera nombrado ministro de Cultura. González-Sinde recogía el premio sin haberse cumplido los dos años del final de su carrera política, y con ellos la medida estética y ética que regula la incompatibilidad de los altos cargos de un gobierno antes de vincular su trabajo al del sector en el que han actuado como gestores públicos.

La exministra aseguró durante la rueda de prensa, posterior al anuncio, que no encuentra incompatibilidades: “La ley prevé que las actividades propias de la escritura se puedan desempeñar. Ha habido otros antecesores que ya lo han hecho, han escrito sus memorias. Es absolutamente legal y normal”. Pero como hemos señalado, ninguno de ellos ha recibido un premio en metálico por una obra intelectual de manos de una empresa vinculada a las decisiones de un ministro de cultura, ya sea en subvenciones públicas de ayuda a la edición (compra de libros para bibliotecas) como en el fomento a la lectura.

Sinde recogía el premio sin haberse cumplido los dos años del final de su carrera política, y con ellos la medida estética y ética que regula la incompatibilidad de los altos cargos antes de vincular su trabajo al del sector que han gestionado

Vínculos antipiratas

Tal y como aseguraban desde la Federación del Gremio de Editores a este periódico, con motivo del arranque de la feria Liber, después de unos años muy buenos de apoyo público a la compra de libros para las bibliotecas públicas –durante los ministerios de César Antonio Molina y Ángeles González-Sinde-, las ayudas –con el ministerio de José Ignacio Wert- se han congelado absolutamente.

La editorial Planeta se benefició de aquellas, como el resto de las cientos de editoriales que presentaron su opción a las licitaciones. Sobre estas medidas del actual equipo de Gobierno, Sinde aseguró que le molesta como a cualquier persona que quiera que lean sus hijos. “Me parece mal que las bibliotecas públicas estén mal dotadas. Cuando uno está en el cargo debe fomentar el bien común y fomentar las ayudas a las bibliotecas públicas”, afirmó.

Pero en el caso de González-Sinde, además, no se puede obviar la importante lucha que ha mantenido a lo largo de su carrera pública contra la piratería y la lesión de los derechos de autor. Batalla que comenzó como presidenta de la Academia de Cine, en el famoso discurso de los Goya del año 2009 contra las descargas ilegales y las operadoras, y que mantuvo como ministra con la polémica Ley Sinde, que finalmente fue aprobada por el ministro José Ignacio Wert, dando origen a la Ley Sinde-Wert.

Una industria bajo amenaza

Precisamente, la víspera a la ceremonia que reunió a más de mil invitados en el Palacio de Congresos de Barcelona, José Manuel Lara, presidente del Grupo Planeta, lanzó una encendida defensa de las industrias culturales de la propiedad intelectual. “No podemos seguir expoliando a los autores de esta manera. Es una canallada”, afirmó para mostrar su tristeza por lo que considera el final de los recursos propios de un autor gracias a su obra.

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“Primero que actúe preventivamente la Policía”, pidió Lara, que aseguró que España multiplica por siete la piratería de Francia. “Allí no hay Top Manta, porque desde el primer momento era un delito y no una falta como aquí. En Francia existe la cultura del valor de la propiedad intelectual. Espero que mis conciudadanos tengan conciencia y sean responsables y acaten lo que se ha de acatar: la libertad no puede servir para delinquir”, añadió.

También se comprometió como editor de libros a que cualquier euro que se ahorre del libro de papel al digital, “se lo ahorrará el usuario”. “Ojalá que el libro baje mucho y cualquier ahorro que la digitalización produzca vaya al bolsillo del consumidor y no al del autor”, siempre y cuando la digitalización no favorezca la infracción de los derechos de los autores.

Doblete femenino

Más allá de lo político, la ética y la estética, las novelas galardonadas tienen como común denominador la lucha por la identidad en un entorno de presión y asfixia. El cielo ha vuelto presenta a un personaje atrapado por su imagen y la amenaza de un mundo que, de repente, se vuelve en su contra.

Clara Sánchez, aprovechó la oportunidad para pedir el Premio Nobel para Ana María Matute, y asegurar que Patricia es el personaje más humano que ha escrito nunca. Es una modelo que cree que lo tiene todo hasta que la desconfianza llega a su vida. “Estamos acostumbrados a dar voz a las personas en situación precaria, pero no a personas sin problemas económicos, como Kate Moss. Ella es la culminación de la imagen en nuestros días. ¿Alguien conoce la voz de Kate Moss? ¿Lo que piensa?”, preguntó la ganadora del Premio Alfaguara, Nadal y ahora Planeta, para precisar que la suya es una novela que habla sobre lo desalmados que somos.

Más allá de lo político, la ética y la estética, las novelas galardonadas tienen como común denominador la lucha por la identidad en un entorno de presión y asfixia.

Por su parte, Ángeles González-Sinde, autora de una veintena de guiones de cine, con un Goya al Mejor Guion Original por La buena estrella (1997), de Ricardo Franco, y a la Mejor Dirección Novel, en 2003, por La suerte dormida, habló de El buen hijo como una novela sobre la conveniencia o no de atreverse a tomar decisiones, sobre la lucha de un personaje por ser otra cosa distinta de la que está marcado. “Atreverse a hacer lo que hace uno mismo y no lo que los demás esperan de uno mismo”. La exministra apuntó que con la escritura de su primera novela, a lo largo de estos casi dos años fuera de la carrera política, “he vuelto a mi oficio, que es el de escribir y contar historias”.

Al recordar el origen de este manuscrito, apuntó que viene de lejos y que lo retomó al dejar el Gobierno. “Necesitaba tiempo de silencio y soledad, que es lo que se necesita para la escritura de una novela”. Orgullosa de que el jurado (Alberto Blecua, Ángeles Caso, Juan Eslava Galán, Pere Gimferrer, Carmen Posadas, Rosa Regás y Emili Rosales) “se haya leído todas las novelas” (478) y de que seleccionaran la suya. “He venido muchas veces a esta cena y siempre quería volver, pero a improvisar discursos como escritora premiada. Me he esforzado mucho por llegar hasta aquí”, quiso aclarar la exministra.

La noche del desenlace del LXII Premio Planeta tuvo desenlace político. Por primera vez un cargo público subía al podio de los dos elegidos por el primer grupo editorial de lengua en castellano del mundo. La guionista, directora de cine y ministra de Cultura, entre abril de 2009 y noviembre de 2011, Ángeles González-Sinde era seleccionada como finalista, por su primera novela para adultos El buen hijo, y premiada con 150.250 euros. La ganadora de la edición fue Clara Sánchez, con El cielo ha vuelto, y una distinción de 601.000 euros.