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Byrne llama a la rebelión del músico contra el 'streaming'
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"internet absorberá todo el contenido creativo"

Byrne llama a la rebelión del músico contra el 'streaming'

“Las grandes discográficas están contentas, el consumidor está contento y los dueños de estos servicios de streaming están contentos. Todo está bien, excepto que nadie ha

Foto: David Byrne, en uno de sus últimos conciertos con St. Vincent.
David Byrne, en uno de sus últimos conciertos con St. Vincent.

“Las grandes discográficas están contentas, el consumidor está contento y los dueños de estos servicios de streaming están contentos. Todo está bien, excepto que nadie ha pensado en los que todavía se dedican a hacer el relleno”. En un artículo publicado el pasado por The Guardian, el exlíder de los Talking Heads se pregunta cuál es el problema de los servicios de música en streaming para que grupos como AC/DC, Led Zeppelin, Metallica, Pink Floyd o cantantes como Bob Dylan o Garth Brooks hayan rechazado a Spotify (el mayor servidor de música en streaming).

Él mismo también ha sacado toda la parte de su catálogo musical que está en su poder, porque la incidencia de la cultura digital se está cebando con el músico, no con la industria cultural. Denuncia el cantante que los ingresos de estos servicios para los músicos son “las sobras”. Byrne explica que el dinero de las canciones se lo han repartido entre los ellos y la empresa citada. “Spotify dio 500 millones de dólares de adelanto a los principales sellos en los EEUU por los derechos de sus catálogos”, escribe. Y añade que en este negocio los sellos también recibieron acciones, así que ahora son socios y accionistas de Spotify, por un valor de cerca de 3.000 millones de dólares. “Estos ingresos por acción no tienen por qué ser compartidos con los artistas. Parece evidente que algunas personas están haciendo un montón de dinero con este acuerdo”.

En el artículo, se pone en el lugar del aficionado a la música: “¿Por qué vas a comprar un CD o pagar por descarga cuando puedes escuchar tus álbumes y artistas favoritos gratis o por un pago mensual?”. Ante esta situación reconoce que el streaming es el futuro del consumo de música y el presente en “los países escandinavos y España donde arrancó Spotify”. Byrne toma el dato de la Federation of the Phonographic Industry (IFPI) para señalar que Spotify es la segunda mayor fuente de ingresos musicales para las marcas europeas. “Para las marcas, no para los artistas”.

Asegura que las cantidades que estos servicios pagan a los músicos por su flujo son minúsculas: los principales sellos discográficos desvían la mayoría de los ingresos por streaming y luego rentan al artista un 15-20% de lo que obtienen. Sin embargo, los sellos independientes, dice, son mucho más justos, porque comparten hasta el 50%. Byrne hace un cálculo aproximado del beneficio de los chicos de Daft Punk por Get Lucky sonando todo este verano: 13.000 dólares.

“No está mal, pero recuerda que sólo es una canción de una grabación que se hizo durante mucho tiempo y en la que se invirtió mucho dinero. Si esa fuera la principal fuente de ingresos, me temo que no van a tener para pagar sus cuentas. ¿Y qué pasa con las bandas que no tienen grandes éxitos internacionales en verano?”.

Reconoce que algunos músicos, como él, tienen otras fuentes de ingresos como los conciertos o contratos decentes con un sello discográfico. “Pero prometedores artistas emergentes no cuentan con esta ventaja, algunos no han llegado al punto en el que pueden ganarse la vida con las actuaciones en directo y sus derechos, así que ¿qué es lo que piensan de estos servicios?”. Lo que piensa Byrne de ellos es que son la versión legalizada de los sitios de intercambio de archivos Napster y Pirate Bay. “El debate sobre si los sitios piratas canibalizan las posibles ventas es interminable”… pero “no se sorprenda si con el tiempo su banda favorita, a la que nunca ha pagado por escuchar su música, cierra por falta de fondos”. Y zanja la piratería para seguir con su reflexión.

La cuestión de fondo es si el modelo de streaming es sostenible para mantener la diversidad cultural, no a las grandes estrellas del pop. Está en juego la supervivencia de los artistas emergentes con talento. “El modelo no es sostenible si se convierte en la forma dominante de consumo. El resultado inevitable es que internet absorberá el contenido creativo de todo el mundo hasta que no quede nada”, señala apocalíptico. Se pregunta también por la actividad de los escritores si este servicio se hace también con el mundo de los libros, porque ellos no pueden confiar en hacer dinero por las actuaciones en directo. “¿Qué es lo que se supone que tendrán que hacer entonces? ¿Escribir anuncios?”

“Sin nuevos artistas por venir, nuestro futuro musical es tétrico. Una cultura de éxitos de taquilla es muy triste y, además, malo para el negocio. Ese no es el mundo que me inspiró cuando era joven. Más de un fan (me incluyo) ha dicho “la música me salvó la vida”, por lo que debe ser un incentivo para mantener este salvavidas disponible para las próximas generaciones”.

“Las grandes discográficas están contentas, el consumidor está contento y los dueños de estos servicios de streaming están contentos. Todo está bien, excepto que nadie ha pensado en los que todavía se dedican a hacer el relleno”. En un artículo publicado el pasado por The Guardian, el exlíder de los Talking Heads se pregunta cuál es el problema de los servicios de música en streaming para que grupos como AC/DC, Led Zeppelin, Metallica, Pink Floyd o cantantes como Bob Dylan o Garth Brooks hayan rechazado a Spotify (el mayor servidor de música en streaming).