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Cristóbal Montoro se queda con el Ministerio de Cultura y castiga al cine
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aunque crecen las artes escénicas

Cristóbal Montoro se queda con el Ministerio de Cultura y castiga al cine

Mientras Montoro ejecuta, Wert, el ministro de Cultura, Educación y Deporte oficial, justifica el hachazo al cine y el apoyo a las artes escénicas

Foto: El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, charla con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro en un pleno del Senado. (Efe)
El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, charla con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro en un pleno del Senado. (Efe)

El pasado mes de mayo Susana de la Sierra aseguraba a un grupo de periodistas, después de la conclusión de la quinta reunión entre Gobierno e Industria (lo que se ha dado a conocer como Comisión Mixta), que percibía una “mayor sensibilidad” de Hacienda hacia los problemas del cine. Bien, el análisis del proyecto de ley de los Presupuestos Generales del Estado para 2014 demuestran que o bien la directora general del Instituto de la Cinematografía y la Artes Visuales (ICAA) no es capaz de descubrir las verdaderas intenciones de Hacienda o que Cristóbal Montoro hace y deshace con la cartera que no es la suya, y juega con cartas marcadas para vengarse de un sector que no ha dejado pasar ni una gala para ajustar cuentas con su falta de sensibilidad con el cine y los espectadores.

Ni Ley de Mecenazgo, ni reducción del IVA, ni ayudas para soportar el desplome de las instituciones culturales. La última palabra es del ministerio de Hacienda: la subida para Cultura es del 2% (no hay que sumar Educación y Deporte). Y mientras el equipo de Montoro siga empecinado en debilitar el cine la actualidad no dejará de darle la razón. El mismo día en el que el Gobierno enseñaba su voluntad política con la cultura, donde anuncian una retirada del 12,4% de inversión a la cinematografía, los cines Renoir de Cuatro Caminos de Madrid echan el cierre.

El dueño de estos y presidente de la Academia del Cine español, Enrique González Macho, ha confirmado el cese de la actividad de las salas y una época dorada en la que Alta Films llegó a tener 200 salas por toda España, y en las que el cine de autor estaba protegido. Hace unos días, en el Festival de Cine de San Sebastián, la Federación de Asociaciones de Productores de España (FAPAE) pedía al Ejecutivo medidas distintas a las que se están ejecutando, para poner en marcha una nueva financiación del cine, que reparase los estragos del IVA en la recaudación (caída del 15%) y de la falta de ayudas en el descenso de rodajes (caída en más de un 28%). Tampoco ha servido que el cine ya subvencione al Estado, aportando a las arcas públicas 110 millones de euros, gracias a los precios abusivos inflados por el IVA estratosférico.

El presidente de la Academia del Cine español, Enrique González Macho y la vicepresidenta Judith Colell. (EFE)La FAPAE aseguraba que habían llegado a un acuerdo con el ICAA, en la Comisión Mixta, para que se aceptara su fórmula de financiación, a pesar de que el ICAA asegurase que la última palabra y el visto bueno lo ponía Hacienda. Montoro. El ministro de Cultura en la sombra. Todo lo que hace Cultura por su cuenta es papel mojado, desde hace años el futuro se pregunta en la casilla de Hacienda.

El oficial y el oficioso

Mientras Montoro ejecuta, Wert, el ministro de Cultura, Educación y Deporte oficial, justifica. Al hilo del hachazo al cine proponía una solución definitiva: se acabaron las subvenciones, el cine tendrá que buscar más “incentivos de otro tipo”. ¿De qué tipo? No se sabe, no especificó. Quizás se refería al fomento de la participación de la empresa privada en la financiación de la cultura, pero para ello se necesitaría una reforma de los beneficios fiscales en el mecenazgo… Montoro una vez más.

No aclaró Wert tampoco el porqué del recorte del 13,8% de los fondos de protección a la cinematografía (de 55.035.000 a 48.212.340 millones de euros). El Festival de San Sebastián crece en 20.000 euros, de 880.000 a 900.000 euros. El de Huelva y Málaga se quedan en las mismas cantidades que en 2013, igual que la Academia del Cine.

Y como ya anunció Montoro hace unos días, la intención de este ministerio es fomentar las artes escénicas. Las partidas presupuestarias dedicadas a la música, danza y teatro son las únicas que experimentan una subida y muy considerable. Realmente inaudita en las cuentas culturales desde hace años. El teatro pasa de estar ayudado con 36.864.050 millones de euros a tener a su disposición 58.019.640 millones de euros. Una escalada del 57,4%. En música y danza la subida es del 22%, de 70.567.890 a 86.162.820 millones de euros.

placeholder Pase gráfico de 'El burlador de Sevilla' de la compañía Factoría Teatro dentro de la programación del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. (EFE)

Al detalle, el Teatro Real -ya se imaginan- no sufre recortes y volverá a recibir 8.775.170 millones de euros. El Festival de Mérida también se queda como estaba (con una inversión de 187.500 euros) y Almagro crece hasta los 508.750. Wert justificaba esta medida de la siguiente manera: “En España hay 858 teatro de titularidad pública cuyo grado de utilización ha bajado mucho”. Por eso para las artes escénicas, tan necesitadas de ocupación como el resto, se mantiene el sistema de subvenciones.

“Ahora con el programa Platea [que pretende fomentar el uso de los teatros de titularidad pública], elaborado por el INAEM, junto con la federación de municipios y provincias, se trata de que, a través de un modelo de giras, esos espacios tengan mayor utilidad”, añadió. El maná desmesurado de ayudas al teatro -aparte del desairado ataque al cine y del aleluya para el teatro- desvela una curiosa estrategia, que contradice a la línea “liberal” de actuación del actual Ejecutivo: el apoyo del Estado se realiza sobre las infraestructuras del Estado. ¿Si existieran salas de cine públicas y “sin utilidad” serían defendidas?

Según ha podido saber El Confidencial, la intención del Ministerio es acabar con el colapso de la red municipal de teatros por la caída de presupuestos locales. Pero es complicado encontrar una explicación a un apoyo tan generoso en medio del hundimiento cultural: Museos cae un 3,6% (de 131.718.140 a 136.728.450 millones de euros); Archivos se derrumba un 14,2% (de 31.080.160 a 26.674.540); Bibliotecas pierde un 8,5% (de 47.208.770 a 43.205.840); la Conservación y restauración de bienes culturales hará frente a un 11%; y la Protección de Patrimonio Histórico pierde un 10,1%.

Con este diseño de cuentas aparecen datos a tener en cuenta como la pérdida del 14,3% del dinero destinado a la protección del grupo de ciudades de Patrimonio de la Humanidad de España, que celebran este año el 20 aniversario de su constitución en la UNESCO. O el tajo del 50% a la Spain-USA Foundation para la defensa de los intereses españoles en los buques hundidos en aguas norteamericanas. Si no hay un Odyssey que robe, no hay protección. El Diccionario Biográfico Español baja de 99.910 euros a 84.920 euros. Bajan también la Real Academia de la Historia (de 459.740 a 390.780), la Real Academia Española (de 1.904.600 a 1.618.910).

En el campo de los museos, El Prado sube un simbólico 1,7% (de 38.463.000 a 39.111.640 millones de euros) y el Reina Sofía baja 33,79 millones de euros, con un descenso del 1,6% sobre el año anterior. El Museo Thyssen baja de 2.553.790 a 2.238.220 de subvención a déficit. MACBA, 1.036 millones (992,49); IVAM, 162,50 (156); MNAC, 1.933 (2.017). La Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales pierde casi un 7% de ingresos.

El pasado mes de mayo Susana de la Sierra aseguraba a un grupo de periodistas, después de la conclusión de la quinta reunión entre Gobierno e Industria (lo que se ha dado a conocer como Comisión Mixta), que percibía una “mayor sensibilidad” de Hacienda hacia los problemas del cine. Bien, el análisis del proyecto de ley de los Presupuestos Generales del Estado para 2014 demuestran que o bien la directora general del Instituto de la Cinematografía y la Artes Visuales (ICAA) no es capaz de descubrir las verdaderas intenciones de Hacienda o que Cristóbal Montoro hace y deshace con la cartera que no es la suya, y juega con cartas marcadas para vengarse de un sector que no ha dejado pasar ni una gala para ajustar cuentas con su falta de sensibilidad con el cine y los espectadores.

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