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Balthus y el erotismo infantil llegan al MET
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Provocación y pintura

Balthus y el erotismo infantil llegan al MET

La primera exposición del autor que llega a Estados Unidos desde 1984 muestra su interés por mostrar a las adolescentes en actitudes provocativas

Niñas con las piernas abiertas enseñando su ropa interior, niñas sesteando con el escote entreabierto, niñas inclinadas sobre sus rodillas mientras leen un libro. Criaturas “entre la infancia y la adolescencia, marcadas por el aburrimiento y la rebeldía, con una expresión probablemente más fácil de mostrar en prosa que en pintura”, explica Sabine Rewald, la comisaria de Balthus: Gatos y Niñas – Pinturas y Provocaciones, es la primera muestra en Estados Unidos sobre el autor desde 1984. ¿Hace Balthus arte con el erotismo infantil? ¿Es él el gato mirón? ¿Son ellas “lolitas”?

La parte “provocación” del título, ¿se refiere a la sexualidad implícita de la exhibición?, le preguntamos a Rewald. “¿Qué sexualidad?”, responde abruptamente, sin dejarnos terminar la pregunta. “¿Qué sexualidad? Yo no veo sexualidad. ¿Tú la ves? ¿Dónde?”. “¿Tal vez en las niñas enseñando su ropa interior?”. “¿Es eso sexualidad? Yo no la veo. Lo que verá la gente es lo que ellos proyecten”, concluye.

El enigmático Balthus lo expresó de otra manera. Escribió: “¡Abajo los hipócritas!”, en una carta sobre otro de sus cuadros, titulado Lección de Guitarra, en el que una mujer sostiene sobre su regazo a una adolescente desnuda a la que toca en la entrepierna desnuda, con la vagina al aire, mientras le tira del pelo. El pintor se explicaba así: “Es una escena erótica. Pero tienes que comprender, no es para nada extravagante, nada de las travesuras habituales que se enseñan de incógnito con guiños y empujoncitos. No, lo quiero proclamar a la luz del día, con sinceridad y sentimiento, toda la punzante tragedia del drama de la carne; proclamar categóricamente las leyes intrínsecas del instinto. Para así volver al apasionante contenido del arte.”

Thérèse Dreaming, BalthusLa vida artística de Balthus (1908-2001) comenzó a los 11 años. Entonces pintaba a tinta historias de un gato llamado Mitsou, expuestas en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York (MET). Corría el año 1939, y por entonces el joven se llamaba Balthasar Klossowski de Rola y vivía en París con su hermano Pierre y sus padres Elisabeth y Erich, ambos pintores. Sería una de sus vecinas del barrio, Thérèse Blanchard, la que le inspiraría su primera colección de éxito (1936-1939), diez retratos considerados como los “más sensibles y perspicaces sobre la figura de la ‘hermana pequeña’, y que suponen uno de sus trabajos más excelentes”, explica la organización.

El gato que todo lo ve

Con Thérèse comienza el viaje al mundo tardo-infantil que obsesionaría al pintor en las décadas posteriores. En su época de Saboya y Suiza, de 1940 a 1946, sus obras se hacen más explícitas. De entonces son sus conocidas El Salón I y II, ambas presentes en la exposición. En la primera, aparecen un gato y dos niñas: una recostada en un sillón; la otra apoyada en el piso sobre sus extremidades. “Balthus hizo que me arrodillara sobre el suelo y leyera un libro, pero no me interesaba el libro. Y cuando descansé sobre el sillón, me quedé dormida”, contaba en 1981 ya anciana, Gerogette Coslin, la hija del granjero que le hizo de modelo. En el segundo cuadro, el gato, que algunos consideran representa al propio autor, desaparecía de la escena.

Las modelos de sus cuadros han sido objetos de investigación y entrevistas. Odile Bugnon aparecía, con 14 años, en su cuadro Los Años Dorados, tumbada en un sofá con las piernas y el escote abiertos, mientras un hombre sin camisa avivaba un fuego. “Recuerdo la chimenea, pero no al hombre”, aseguró Bugnon a mediados de los ochenta.

Los cuadros de su siguiente período expuesto, el de su vuelta a París entre 1946 y 1953, se centran en desnudos púberes. Pero en los años siguientes sus musas se abren al mundo. Lo que antes eran escenas de habitaciones oscuras, sin luz natural, se convierten en lienzos en los que las niñas -una niña, Frédérique Tison, su nymphet, su sobrina- abren las ventanas, y miran al exterior, hacia paisajes arbolados y cielos azules. “El paisaje pictórico se vuelve más plano, mientras que el contenido erótico se vuelve más plácido”, en palabras de los expositores.

Balthus: Gatos y Niñas – Pinturas y Provocaciones Estará abierta en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York desde el 25 de septiembre hasta el 12 de enero.

Niñas con las piernas abiertas enseñando su ropa interior, niñas sesteando con el escote entreabierto, niñas inclinadas sobre sus rodillas mientras leen un libro. Criaturas “entre la infancia y la adolescencia, marcadas por el aburrimiento y la rebeldía, con una expresión probablemente más fácil de mostrar en prosa que en pintura”, explica Sabine Rewald, la comisaria de Balthus: Gatos y Niñas – Pinturas y Provocaciones, es la primera muestra en Estados Unidos sobre el autor desde 1984. ¿Hace Balthus arte con el erotismo infantil? ¿Es él el gato mirón? ¿Son ellas “lolitas”?

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