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Los cines españoles han muerto, ¡larga vida a los museos!
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El Reina Sofía estrena el filme de Albert Serra

Los cines españoles han muerto, ¡larga vida a los museos!

Los centros culturales salen al rescate de las cintas que no acceden a las salas comerciales. El cine de autor se aferra al circuito alternativo de distribución

Foto: Albert Serra con el León de Oro de Locarno (EFE)
Albert Serra con el León de Oro de Locarno (EFE)

La historia es la siguiente: Cineasta gana premio gordo en festival de prestigio. Cineasta sólo consigue que su película se distribuya en el extranjero (el 23 de octubre en Francia). Cineasta decide, por tanto, estrenar su obra en un museo. Traducción: El director se llama Albert Serra. La película, Història de la meva mort. El festival, Locarno. Y el museo, Reina Sofía. A falta de cines, los museos dan un paso al frente.

Història de la meva mort se estrenará en el museo madrileño el próximo 26 de septiembre. La cinta, una heterodoxa visión histórica en la que se cruzan Drácula y Casanova, será el plato fuerte del ciclo Historias sin final. Narraciones del otro cine (2010-2013), que arranca el18 de septiembre, dura un mes y repasa los títulos claves del cine alternativo español, que vive un momento de agitación que le permite pasearse por los festivales internacionales, pero no estrenarse en unos cines españoles en plena recesión. El ciclo del Reina Sofía también incluye dos palabras que harán las delicias de los cinéfilos en apuros: Entrada gratuita.

Los encuentros entre el museo y la rama cinematográfica del ministerio de Cultura tuvieron lugar hace tres años. El ICAA no contaba (ni cuenta) con un instrumento adecuado para mostrar al gran público cine con dificultades para estrenarse

"El interés del museo por el cine se intensificó tras unas conversaciones mantenidas con el ICAA", explica Jesús Carrillo, jefe de programas culturales del Reina Sofía. Los encuentros entre el museo y la rama cinematográfica del ministerio de Cultura tuvieron lugar hace tres años. El ICAA no contaba (ni cuenta) con un instrumento adecuado para mostrar al gran público cine con dificultades para estrenarse, "obras que no reconoce el circuito comercial porque no son rentables", aclara Carrillo. El Reina Sofía se ofreció a cubrir esa carencia.

El cine ya tenía "un rol propio" en el museo, tanto su colección permanente como en su "narrativa", pero la transformación de la institución en sala de cine tiene unos objetivos más ambiciosos: salir al rescate del espectador. "Se trataba de recuperar películas que sólo se podían ver en los festivales, lugar natural del cine de minorías, pero al que sólo tiene acceso un grupo de especialistas", aclara Carrillo.

Pero el Reina Sofía no sólo estaba pensando en el espectador de cine sibarita, sino en su propia audiencia. En cómo la suma de minorías se transforma en mayoría."No existe un único público masivo, sino múltiples minorías de gustos diversos, éste es el público de nuestro museo. La minoría relevante del cine de autor tiene que poder ver estas películas", razona Carrillo.

Las conversaciones entre el Reina Sofía y el ICAA se plasmaron en un primer ciclo en 2012 que se saldó, "ante nuestra sorpresa", en un éxito enorme:se colgó el cartel de entradas agotadas en todas las sesiones. "Algunos de los directores reconocieron que habían tenido más público en un día en el museo que en una semana en salas comerciales", recuerda Carrillo. La clave:la capacidad del Reina Sofía para llegar al público objetivo de estos filmes era superior al de las salas/distribuidoras. El Reina Sofía se plantea ahora aumentar la oferta con una serie de ciclos temáticos de cine español joven y arriesgado.

Hasta aquí la noticia. Ahora toca la reflexión. Pensar si la apertura al cine de museos y centros culturales es una solución o un parche. Si el cine de autor ha perdido la batalla de la distribución comercial o si vamos hacia una fórmula mixta en la que también jugará un papel importante internet, con plataformas online de reciente creación como PLAT y Márgenes.

Aunque hablamos de películas que presumen de su antagonismo con el cine comercial, una de las claves consiste en saber si la creación de un circuito alternativo de distribución -formado por festivales, museos, filmotecas, centros culturales e internet- será suficiente para rentabilizar los filmes; es decir, para garantizar al menos su coste. Martin Pawley (Zeitun Films), productor de otra cinta premiada en Locarno, Costa Da MortedeLois Patiño, cree que depende del tipo de presupuesto. "Con los ingresos que genera ahora el circuito alternativo no es factible financiar cierto tipo de películas, y no hablo ya de superproducciones, sino del cine español medio con presupuestos del orden de 1 o 2 millones de euros. Pero para películas de uno o más bien dos ceros por debajo de ese presupuesto, el circuito alternativo no ya es que sea viable, sino que es literalmente el único que existe".

Costa Da Morte tampoco tiene distribución en España, pero tras el premio en Locarno va a iniciar un periplo por más de treinta festivales con los bolsillos llenos: con los 16.000 euros del galardón casi se ha financiado(aunque, matiza Pawley, el dinero es para el director, no para la productora).

placeholder Fotograma del filme de Serra

Pawley evitar caer en la indulgencia cuando analiza por qué los filmes alternativos no se estrenan en las salas comerciales. Es muy fácil echarle la culpa a la falta de riesgo de los distribuidores, pero los números son los que son. "Es muy probable que la película de Albert Serra consiga un estreno comercial convencional -aunque limitado- gracias a su premio en Locarno; pero no debemos olvidar que su anterior trabajo, El cant dells ocells, hizo oficialmente 2.615 espectadores. Història de la meva mort podría mejorar esos datos -en el pésimo contexto actual no es fácil, créame-, pero sería de ilusos esperar cifras de taquilla algo más que simbólicas para la película de Serra. Lo cual no quiere decir, ni mucho menos, que no haya en España más de 2.615 personas con ganas de ver filmes de Serra; lo que sí es probable es que sus espectadores potenciales no esperan verla en el centro comercial de turno. Y si eso sucede con Serra, imagina con películas como Costa Da Morte. La mera idea de acceder al circuito comercial es una quimera".

Al productor le encantaría que existiera una estrategia para potenciar la diversidad en las carteleras:"Políticas públicas de apoyo a la exhibición y una apuesta divulgativa a corto, medio y largo plazo para formar y consolidar a otro público". Pero a falta de pan (y milagros), buenas son tortas. "El circuito alternativo cultural proporciona los ingresos necesarios para que los autores puedan seguir haciendo películas y, sobre todo, genera espectadores, público que se va familiarizando poco a poco con otras formas estéticas y narrativas. ¿Va por ahí el futuro? Me gustaría que no fuera ese el único futuro. En cualquier país civilizado, en ciudades con varios cientos de miles de habitantes, debería haber un espacio natural para ese cine sin necesidad de recluirlo en guetos culturetas que, por otro lado, manifiestan un creciente nivel de precariedad. Pero, mientras no se actúe radicalmente en sentido contrario, ese es el futuro posible. Y ese futuro supone unas formas de producción muy concretas, muy alejadas de los seis ceros", asegura Pawley.

Avilés se ha quedado sin salas, pero no exactamente sin cine. Desde hace unos meses, el centro cultural Niemeyer proyecta ciclos con lo más granado del cine de autor internacional

Que este es uno de los únicos futuros posibles lo demuestran casos concretos como el reciente cierre de los Cines Marta, última sala de Avilés, ciudad con más de 80.000 habitantes. Resulta que Avilés se ha quedado sin salas, pero no exactamente sin cine. Desde hace unos meses, el centro cultural Niemeyer viene proyectando ciclos con lo más granado del cine de autor internacional. "Es obvio que el circuito de salas alternativas puede ser una salida para este tipo de cine, pero no sé a qué plazo, no sé si es una solución o un cuidado paliativo, habría que preguntarles a distribuidores, productores y cineastassi esa vía les resulta válida, que la película vaya pasando de ciudad en ciudad a cambio de un alquiler", cuenta Fran Gayo, comisario cinematográfico del Niemeyer.

No obstante, Gayo limita el alcance de los museos para no hinchar un globo al que le falta presupuesto."Creo que a este circuito hay que exigirle lo que le corresponde y no ahogarlo en responsabilidades que no son suyas. La programación de este tipo de salas se estructura de un modo completamente distinto al de las salas comerciales, va más allá del formato pasarela para estrenos. A veces recuperas clásicos o traes películas sin distribución en España vía agente de ventas internacionales, pero a nivel presupuestario sería complicado mantener una estructura con varias proyecciones al día los siete días de la semana. Al menos en nuestro caso", cuenta Gayo, que también es programador del BAFICI, prestigioso certamen de cine independiente de Buenos Aires.

Gayoquiere resaltar la tarea de los distribuidores que aún sostienen la precaria estructura de distribución comercial de cine alternativo. Igual es pronto para matar al moribundo: "La figura del distribuidor sigue teniendo una importancia grande, más allá del canal por el que circulen las películas. Está bien hablar de un circuito alternativo de exhibición, pero también estaría bien hablar de un grupo de distribuidores que están comprometiéndose en un momento especialmente complicado para un tipo de cine que tiene difícil (o directamente nula) entrada en un multiplex".

"La mayor parte de los cineastas del mundo a lo que aspiran es a (sobre)vivir haciendo películas, sin más. Digo esto porque en España hay todavía mucha gente -y mucha gente que escribe en grandes medios- que actúa sistemáticamente como si el único cine posible fuera el de los grandes números, el de los macro éxitos mundiales, y todo lo que escapara de ahí no tuviera importancia y, si me apuras, casi ni mereciera existir. Pues sí tiene importancia y sí merece existir, claro. El cine, como cualquier otra expresión cultural, o es diversa o no es. Por eso es preciso mantener y sostener circuitos que garanticen esa diversidad", zanja Pawley.

La historia es la siguiente: Cineasta gana premio gordo en festival de prestigio. Cineasta sólo consigue que su película se distribuya en el extranjero (el 23 de octubre en Francia). Cineasta decide, por tanto, estrenar su obra en un museo. Traducción: El director se llama Albert Serra. La película, Història de la meva mort. El festival, Locarno. Y el museo, Reina Sofía. A falta de cines, los museos dan un paso al frente.

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