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La fórmula secreta del libro del verano
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Joël Dicker, nuevo icono literario global

La fórmula secreta del libro del verano

'La verdad sobre el caso Harry Quebert' arrasa en España gracias a una intriga criminal que engancha al lector desde la primera página

Foto: Dicker muestra su novela
Dicker muestra su novela

Publicar una novela un 19 de junio tiene un significado muy claro: campaña veraniega. La idea es que el lector se lleve el libro a la playa, con todo lo que ello supone, tiempo libre para sumergirse en una trama larga y (a ser posible) no demasiado exigente. El curso ha sido duro y los cerebros quizás no están para leer el Ulises entre baño y baño. Un paseo informal por una playa cualquiera permite deducir a simple vista que las páginas de La verdad sobre el caso Harry Quebert son las que más arena española han chupado este verano. Con diferencia.

Impresión ratificada ahora por las cifras de ventas auditadas por Nielsen hasta el pasado 11 de agosto. La novela de Joël Dicker ha vendido 72.733 ejemplares en España desde que se publicó en vísperas estivales. Otro dato: el libro despachó 11.416 ejemplares la semana del 29 de julio al 4 de agosto. El segundo más vendido esos días fue Infierno (Dan Brown), con 8.081 copias, y el tercero La reina descalza (Ildefonso Falcones), que vendió 2.200 copias, cinco veces menos que La verdad sobre el caso Harry Quebert. Dicker ha arrasado, entre los lectores y a la competencia.

La apuesta le ha salido redonda a Alfaguara. La editorial lanzó la novela convencida de que tenía un cohete entre manos, amparada en las espectaculares cifras de Francia, donde el libro va camino de despachar un millón de ejemplares

La apuesta le ha salido redonda a Alfaguara. La editorial lanzó la novela convencida de que tenía un cohete entre manos, amparada en las espectaculares cifras de Francia, donde el libro va camino de despachar un millón de ejemplares. Dicker, que nació en Suiza y escribe en francés, podría convertirse en un fenómeno global en unos meses cuando su novela llegue al mercado anglosajón. El escritor tiene 27 años.

Dicker venía también avalado por un sector de la crítica francesa. Hasta se quedó cerca de llevarse el prestigioso premio Goncourt. No obstante, hablar de las buenas críticas quizás nos despiste sobre lo que tenemos delante: un fenómeno popular. Que el libro viniera respaldado por su éxito francés y que Alfaguara lanzara una intensa campaña promocional, no garantizaba ni mucho menos un fenómeno de ventas de este calibre. Algo han tenido que ver los lectores para que se activara la máquina del boca/oreja. He aquí algunas de las posibles causas del triunfo comercial de La verdad sobre el caso Harry Quebert.

Astucia para burlar el tópico

La trama del libro es arquetípica: el asesinato de una adolescente (Nola Kellergan) en una pequeña localidad costera de Nueva Inglaterra (EEUU). Con escándalo sexual incluido. El principal sospechoso es el escritor Harry Quebert, aunque en el pueblo todos parecen ocultar algo. En efecto, lo primero que se viene a la cabeza es Twin Peaks, pero Dicker es lo suficientemente habilidoso para jugar con los tópicos del subgénero (asesinato en comunidad cerrada) y salir airoso con pequeñas dosis de ironía.

Novela dentro de la novela

Esa astucia posmoderna le permite recurrir a una estrategia tan manida como la metanovela sin perder la frescura por el camino. Su protagonista, Marcus Goldman, es una joven promesa de la literatura estadounidense que decide escribir un libro sobre... el caso Harry Quebert. El éxito de ventas de la novela de Dicker no ha hecho más que potenciar la metatrama, convertida en profecía autocumplida: el personaje de Goldman sufre bloqueo creativo tras triunfar con su primer libro, algo que le puede estar ocurriendo a Dicker en este preciso instante. "La novela funciona hoy, mañana ya veremos; y también veremos qué pasa con el próximo libro", admitió Dicker durante la promoción española de su obra.

Andarse sin rodeos

La intriga arranca casi desde la primera página. Posiblemente esta sea la gran clave del enganche de los lectores. No estamos precisamente ante uno de esos libros en los que parece no ocurrir nada hasta la página 100. Dicker despierta la curiosidad del lector de un modo fulminante. La clásica intriga que le inquieta a uno lo suficiente como para llegar hasta la última de sus 700 páginas. "Nunca imaginé un éxito así", ha reconocido Dicker, al que nadie le había hecho mucho caso hasta ahora pese a llevar escritas seis novelas. "Ya me estaba planteando dedicarme a otra cosa, porque cuando la gente te dice 'esto no va', uno se plantea dejarlo. Así que decidí escribir mi último libro. Y cuando lo terminé, pensé, ¿quién va a leer esto tan largo?". Respuesta: todo el mundo. Basta con echarle picante desde el primer párrafo.

Taza y media de intriga

¿Por qué conformarse con un solo misterio pudiendo tener dos? Dicker aplica una fórmula literaria que podríamos denominar el doble de diversión. O el triple. No solo necesitamos saber desesperadamente quién mató a la chica sino si Quebert es inocente y si Goldman logrará superar el bloqueo creativo que le tiene amargado. Su manera de salir del bache literario será escribir un libro sobre la relación sentimental entre Harry Quebert, consejero literario y amigo, y Nola, la chica muerta. Sus revelaciones destaparan la trama sexual.

Dosis justa de morbo

Una adolescente. Un madurito resultón. Encuentros sexuales furtivos. Amores prohibidos. Terceras personas. ¡Cuartas! Un asesinato con móvil sexual. Etcétera, etcétera, etcétera. ¿Quieren más? Pues escuchen: también hay una trama romántica que no puede evitar transitar por la cursilería.

Giros sorpresa

Un thriller del siglo XXI no es un thriller si no viene acompañado de un giro final que lo cambia todo a última hora y deja al lector boquiabierto. Da igual que hablemos de una novela o una película. Dicker se toma este mandamiento tan en serio que convierte las últimas 150 páginas en una larguísima sucesión de falsos culpables y vuelcos inesperados. Llega un momento en que uno no puede evitar pensar: "Vamos, hombre". A La verdad sobre el caso Harry Quebert le ocurre lo que a muchos de los libros de su género: el tinglado montado para alimentar la intriga es tal que cuesta resolverlo sin que la trama entre en una deriva barroca que roza la autoparodia. No obstante, a juzgar por la respuesta entusiasta de los lectores, este juego final de nada-es-lo-que-parece ha convencido a la mayoría. Nos va la marcha.

Publicar una novela un 19 de junio tiene un significado muy claro: campaña veraniega. La idea es que el lector se lleve el libro a la playa, con todo lo que ello supone, tiempo libre para sumergirse en una trama larga y (a ser posible) no demasiado exigente. El curso ha sido duro y los cerebros quizás no están para leer el Ulises entre baño y baño. Un paseo informal por una playa cualquiera permite deducir a simple vista que las páginas de La verdad sobre el caso Harry Quebert son las que más arena española han chupado este verano. Con diferencia.

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