Es noticia
Reino Unido quiere quedarse con la sonrisa de Rembrandt
  1. Cultura
EL GOBIERNO BRITÁNICO INTENTA PARAR SU EXPORTACIÓN AL MUSEO GETTY DE LOS ANGELES

Reino Unido quiere quedarse con la sonrisa de Rembrandt

El Rembrandt riendo no se va del Reino Unido. Lo ha dicho el ministro de Cultura británico, Ed Vaizey, aunque no lo ha dicho muy convencido.

Foto: Reino Unido quiere quedarse con la sonrisa de Rembrandt
Reino Unido quiere quedarse con la sonrisa de Rembrandt

El Rembrandt riendo no se va del Reino Unido. Lo ha dicho el ministro de Cultura británico, Ed Vaizey, aunque no lo ha dicho muy convencido. Lo mismo aseguró del Niño con paloma –uno de los cuadros más codiciados de Pablo Picasso, que se dice pronto– y la pintura, sin embargo, se fue en abril del país rumbo a Catar, dónde si no. Los cataríes se lo compraron a la familia Aberconway –subasta en Christie's mediante– por casi 58 millones de euros y las autoridades británicas, aunque lo intentaron, no consiguieron retenerlo. Reino Unido perdió la gran joya de Picasso tras más de 90 años en su poder.

Lo mismo podría pasarle ahora al célebre Rembradt, un autorretrato del maestro flamenco de 1628, aunque en este caso la pintura se iría en la otra dirección, hacia América. El Museo Getty de Los Angeles lo compró a principios de mayo junto a otro tesoro histórico –un canal veneciano de Canaletto de 1783– por un precio que no trascendió para "dar lustre" a su colección europea, según anunció entonces el director de la institución, Timothy Potts.

El problema es que el autorretrato, una rareza no atribuida a Rembrandt hasta 2007, da el mismo lustre o más al patrimonio británico y el ministro del ramo –al que comienzan a crecerle los enanos tras la fuga del Picasso– no está dispuesto a cederlo sin plantar batalla. Como hizo con Niño con paloma, Vaizey ha movilizado esta semana al Arts Council England para que extienda una prórroga sobre la licencia de exportación de la obra por su "espectacular significado" artístico y su valor en el patrimonio del país.

Esta prórroga es un resorte legal previsto por el Gobierno de las islas para intentar retener in extremis una obra adquirida por extranjeros. Si un comprador británico no iguala o mejora el precio que han pagado estos extranjeros antes de que la prórroga expire –en este caso, el 15 de octubre–, la obra recibirá el visto bueno de la aduana y se irá de Reino Unido, pero si el Gobierno encuentra en este periodo a un comprador –o consigue reunir por sí mismo la cantidad–, la venta previa queda anulada y la obra se adjudica al comprador inglés.

"Espero que la prórroga sobre la licencia de exportación permita ganar tiempo para que un comprador dé el paso y asegure esta exquisita pintura para la nación", explicó el ministro Vaizey ante la prensa esta semana, aunque en el país son muchos los que, dado su alto precio, lo empiezan a dudar. Una pista: aunque debería, el ministro no dijo cuánto pagó el Getty por la obra, sino que ha sido el diario The Guardian el que adelantó la cifra el martes y Cultura no la ha desmentido: 16,5 millones de libras, algo así como 19 millones de euros. El rotativo también afirma que las autoridades públicas podrían intentar recaudar fondos para la adquisición del Rembradt riendo, de lo que se deduce que son los primeros en dudar sobre la posibilidad de conseguir un único comprador.

Un Rembrandt por sorpresa

Aunque la pintura se conocía gracias a una copia  anónima del año 1800, el autorretrato de Rembradt no apareció a efectos escénicos hasta 2007, cuando una pequeña casa de subastas, Moore, Allen and Innocent, lo puso en venta en Gloucestershire con un precio de salida de 1500 libras, poco más de 1700 euros. Entonces el cuadro no era considerado un autorretrato ni mucho menos de Rembrandt, sino un simple tronie –un tipo de retrato del barroco flamenco caracterizado por su pequeño formato y el gesto exagerado o esperpéntico del retratado– pintado por un autor desconocido. 

Es lo que consideraba quien lo vendía, claro, no quien lo adquirió. El comprador anónimo que lo hizo sospechaba que la pintura podía ser una imagen del primer Rembrandt pintada por él mismo y por eso pujó los 2,2 millones de libras, unos 2,5 millones de euros. Aun así, compró una ganga: meses después varios expertos, entre ellos Ernst van de Wetering, director del Rembrandt Research Project holandés, certificaron que estamos ante un Rembrandt auténtico. William Noortman, de Noortman Master Paintings, tampoco lo dudó: "Esa pintura vale claramente entre 15 y 20 millones de libras", aseguró.

Y lo vale no solo porque haya pasado desapercibida a lo largo de los siglos, sino porque es una obra muy singular. Para empezar es del primer Rembrandt, una etapa en la producción del pintor de la que no hay demasiados cuadros en Reino Unido. Se piensa que el autor lo hizo en 1628 aún en Leiden, su ciudad natal, sonriendo ante un espejo, seguramente como ejercicio para aprender a dominar el gesto, tan de moda en los retratos de la época en Holanda.

En la pintura de puede apreciar también el estudio la luz tan característico del pintor y sus contornos curvilíneos, aunque no tanto su soltura con las texturas textiles –quizá por juventud, quizá por desinterés en este trabajo en particular–. Rembrandt sonriendo está pintado, además, sobre una plancha de cobre que tiene el mismo tamaño que otras sobre las que el artista pintó posteriormente.

Según explicó en 2008 Van de Wetering en su estudio sobre la pintura en la publicación especializada Kroniek van het Rembrandthuis, si la obra no se identificó antes fue porque solo se conocían de ella fotografías antiguas que no reflejaban bien la profundidad de su luz ni sus hábiles degradados.

Unos degradados que lo serán ahora a mayor gloria del pintor, sí, pero también del Getty de Los Angeles, dueño –provisional, pero dueño– de la obra si el ministro de Cultura británico no consigue remediarlo. Tiene un verano entero para hacerlo pero pocas posibilidades de hacerlo, según dicen los que saben. En octubre sabremos si Rembrandt cruza finalmente el charco. 

El Rembrandt riendo no se va del Reino Unido. Lo ha dicho el ministro de Cultura británico, Ed Vaizey, aunque no lo ha dicho muy convencido. Lo mismo aseguró del Niño con paloma –uno de los cuadros más codiciados de Pablo Picasso, que se dice pronto– y la pintura, sin embargo, se fue en abril del país rumbo a Catar, dónde si no. Los cataríes se lo compraron a la familia Aberconway –subasta en Christie's mediante– por casi 58 millones de euros y las autoridades británicas, aunque lo intentaron, no consiguieron retenerlo. Reino Unido perdió la gran joya de Picasso tras más de 90 años en su poder.