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Botella concede a la Casa de Alba más de un millón de euros de beneficio en taquilla
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LA EXPOSICIÓN EN EL AYUNTAMIENTO CIERRA CON CERCA DE 160.000 VISITAS Y NI UN MINUTO GRATIS

Botella concede a la Casa de Alba más de un millón de euros de beneficio en taquilla

El Ayuntamiento de Madrid cerró hace unas semanas la exposición más cara de su historia: El legado de la Casa Alba, en el CentroCentro de

Foto: Botella concede a la Casa de Alba más de un millón de euros de beneficio en taquilla
Botella concede a la Casa de Alba más de un millón de euros de beneficio en taquilla

El Ayuntamiento de Madrid cerró hace unas semanas la exposición más cara de su historia: El legado de la Casa Alba, en el CentroCentro de Cibeles, con 150 maravillas entre las que destacaba la Virgen de la granada de Fra Angelico. Allí se mostraba envuelta en un caparazón de cristal, que la protegía del contacto con el público. Era la primera vez que salía de Liria la pintura mejor conservada del maestro. Ese manto lapislázuli que cubre a la protagonista, con unos pliegues naturales que abandonan la idea del gótico internacional y anticipan el Renacimiento, hace de ella una obra maestra. Casi 160.000 personas, según la organización, se acercaron al espacio cultural del Ayuntamiento a contemplarla hasta el pasado día 21 de abril.

Con la exhibición, el Consistorio ha marcado las líneas de su política cultural en la firma del contrato entre ambas partes. La más destacable: ni un minuto gratis. A lo largo de esos seis meses de exhibición no se ha concedido al visitante horario de acceso libre a la muestra. Ni siquiera a los menores de edad, ni a los desempleados. Todo el que se acercó a la muestra El legado Casa de Alba tuvo que pagar 10 euros o 6, en su versión reducida. Ni uno de los museos estatales, ni el Museo del Prado, ni el Museo Reina Sofía se han atrevido todavía a fulminar el horario de acceso libre, que está amparado por la propia Constitución. 

El contrato, al que ha tenido acceso este periódico, entre la fundación de la familia Alba y Madrid Arte y Cultura (MACSA) también rubrica una de las mayores operaciones artísticas de enriquecimiento privado. Se establece en el mismo –firmado el 31 de julio de 2012- que el Ayuntamiento adelanta, sin intereses, 170.000 euros a la familia “en concepto de actos preparativos” para la producción del evento, que se descubre como la más cara jamás organizada por el consistorio madrileño. La entrega se hizo en cuatro pagos de 35.000 euros, entre el 15 de septiembre y el 15 de noviembre, y la Fundación se comprometía a devolver la cantidad. Bastaba con 17.000 espectadores de 10 euros para cumplir el acuerdo. A partir de ahí, todo será beneficio para la Casa de Alba. La taquilla hizo casi diez veces más, es decir, casi 1.700.000 euros

En la contrata se especifica, además, que MACSA recibe el 10% del total de lo recaudado por las entradas. Es decir, el dinero del ciudadano madrileño se utiliza como anticipo para que la familia Alba monte su exposición y obtenga todos los beneficios derivados del negocio, y uno de los diez euros que paga por entrar es para su consistorio. MACSA se reserva 360 tiques para sus invitados. El ciudadano es contribuyente antes de la inauguración, cliente después.

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Una exposición “costosísima”

Tono Martínez es el director del CentroCentro y asegura a El Confidencial que este procedimiento no es habitual, “es especial”. “La exposición es una producción de Casa de Alba, aunque nosotros somos partícipes. Era la mejor manera de adelantar un nuevo modelo de negocio para tratar de rentabilizar un proyecto cultural de esta categoría y envergadura. Es una colección importante y una exposición costosísima. El Ayuntamiento nunca se había embarcado en una operación tan importante”, explica. 

No quiere dar nombres, pero reconoce que la Fundación ofreció la exposición a otras instituciones madrileñas pero estas no la quisieron porque no podrían hacerse cargo de los costes. Tan altos eran que creían que no recuperarían la inversión. Sin embargo, CentroCentro decidió que el Ayuntamiento dirigido por Ana Botella sí podía.

No se me ha ocurrido plantear la gratuidad en ningún momento. Pensé que con la reducción a 6 euros sería suficiente como para que quien quisiera venir a ver una exposición como esta vendría. Cuesta casi lo mismo que una caña de cerveza. ¿No tienen seis euros para entrar? Ese planteamiento me parece de una demagogia… El mantenimiento de las cosas cuesta dinero y el ciudadano debe corresponsabilizarse. El todo gratis se ha acabado. Cómo cubriría, si no, los gastos de la exposición”, se pregunta Martínez. 

Por eso, define la exposición como micropatrocinada por las entradas del ciudadano. En los impuestos de los ciudadanos prefiere no entrar. Irónicamente, la exposición se incluye en un programa dedicado a los grandes mecenas del arte, inversores desinteresados en el patrimonio, como la familia Alba.  

Pero hasta El Prado ha renunciado por falta de recursos a la retrospectiva del pintor Lucien Freud, una de las muestras más populares que tenía programadas para 2013. “Quizá El Prado debería revisar sus políticas de gestión, y no quiero entrar en polémicas –lanza Martínez-. A mí me han traído aquí para modernizar esto y que no le cueste dinero al contribuyente. Mi responsabilidad sólo sería si hubiera perdido dinero y la verdad es que ya somos el tercer espacio más visitado de la ciudad y tengo un concepto moderno de la gestión. Yo lo llamo el modelo TATE”. Sin embargo, este museo londinense cobra sólo por las exposiciones temporales, pero la entrada a la colección es gratuita. 

La cuenta de los Alba

A cargo de la Fundación corre el sueldo del personal, desde la seguridad al comisario. Desde la dirección de CentroCentro aventuran una producción de 400.000 euros, una cantidad que ningún gran museo nacional puede permitirse en estos momentos.

Más ganancias: el merchandising, el catálogo, el alquiler del espacio para celebraciones de “todo tipo de eventos como galas, cenas de Navidad, lanzamiento de productos, presentaciones y acciones especiales”, como se anuncia todavía en la web oficial (www.exposicioncasadealba.com). En el contrato quedaba claro que la Fundación podría hacer, siempre después del horario de apertura al público, seis visitas privadas mensuales y, de esta manera, alargar la jornada hasta las doce de la noche para recibir a grupos de hasta 400 visitantes y “a un precio a convenir”, como anuncia la página.

Suma y sigue: patrocinadores. Adecco, Solán de Cabras y Generali Seguros. El acuerdo estipula que, si la Fundación lo necesita, “desarrollará una campaña propia de patrocinios o mecenazgo”. Tal y como aseguraron en su día a este periodista desde Generali, la casa aporta la suma del seguro y su tasación. Los peritos de la aseguradora determinan el precio del tesoro Alba (que según fuentes de CentroCentro rondaba los 300.000 millones de euros) y el propietario asegura el 100%, pero paga un 0,07 del valor tasado. En este caso ni eso.   

A precio de turista

Martínez dice que de los sondeos que hicieron entre el público visitante la mitad eran turistas extranjeros. Reconoce que en ese sentido se siente satisfecho porque quiere traer a su centro exposiciones atractivas para el visitante foráneo, porque “Madrid es una plaza de turismo cultural de primer orden”. “No pensamos sólo en los madrileños, estamos convencidos que desde Madrid podemos hacer una exposición para todos los amantes del arte. Aunque el arte es algo muy especial y no es para todo el mundo, porque requiere un interés”, añade.

Quizá en ese empeño se caiga en el error de abrir exposiciones muy caras, con un precio de entrada demasiado alta, sin un minuto gratis para poder costearlas y de acceso limitado al ciudadano español, cuyo fin de mes cada vez se termina antes. “Aquí queremos jugar en una liga mayor, que excede a la ciudad porque nos dirigimos a todo el mundo”.

Los próximos platos artísticos en calentar los bajos de la sede del Ayuntamiento son una revisión de la colección de la reconocida galerista Helga de Alvear, cuyo precio de entrada “no pasará de cinco euros” y después, de nuevo, “una colección muy importante con una exposición costosísima”. 

El Ayuntamiento de Madrid cerró hace unas semanas la exposición más cara de su historia: El legado de la Casa Alba, en el CentroCentro de Cibeles, con 150 maravillas entre las que destacaba la Virgen de la granada de Fra Angelico. Allí se mostraba envuelta en un caparazón de cristal, que la protegía del contacto con el público. Era la primera vez que salía de Liria la pintura mejor conservada del maestro. Ese manto lapislázuli que cubre a la protagonista, con unos pliegues naturales que abandonan la idea del gótico internacional y anticipan el Renacimiento, hace de ella una obra maestra. Casi 160.000 personas, según la organización, se acercaron al espacio cultural del Ayuntamiento a contemplarla hasta el pasado día 21 de abril.

Alba Carrillo