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El libro celebra su muerte
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LOS LIBREROS DENUNCIAN UN 40% MENOS DE VENTAS Y UN 30% DE PÉRDIDA DE EMPLEO

El libro celebra su muerte

En la noche de las chapitas, unos llevarán el verde chillón para celebrar una jornada de ventas y otros chapitas negras para denunciar la precariedad de las

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El libro celebra su muerte

En la noche de las chapitas, unos llevarán el verde chillón para celebrar una jornada de ventas y otros chapitas negras para denunciar la precariedad de las librerías y los libreros. La situación es dramática: desde hace cinco años se ha acumulado una caída del 40% del mercado y una pérdida del 30% del empleo. Los datos son preocupantes, porque lo que se consolida es un descenso sin control en las ventas, según los datos aportados por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL). Juan Manuel Cruz, su presidente, explica a este periódico que en lo que va de 2013 la situación se ha agravado a límites insospechados y que la consecuencia es el descarrilamiento de un sector que cierra librerías cada semana.

“No vemos la salida del túnel. La situación sigue retrocediendo en caída libre y las librerías que se crearon en los años setenta y ochenta, con la consolidación de la democracia, lo tienen muy difícil para sobrevivir. A pesar de que jugaron un papel esencial en el debate político, hoy están en la cuerda floja”, explica el presidente de CEGAL. Y advierte: si no se reacciona pronto, las librerías españolas no resistirán hasta finales de año. Su desaparición supondría la extinción de la pluralidad de pensamiento, el final de la diversidad cultural que propicia la vasta panorámica editorial tan particular de este país. “Si las librerías no lo soportan, las pequeñas editoriales tampoco”, añade.    

La falta de liquidez toca a todas las librerías independientes, a todas las que cuidan al fondo y a la novedad con el mismo cariño. Ninguna es intocable, ni siquiera las dos librerías Antonio Machado, en Madrid, que nutrieron de masa gris a este país cuando estrenaba libertad. Es el peor momento de su historia, como cuenta Miguel García, su dueño. Su pronóstico no puede ser más crudo: “El futuro es cerrar. Mis dos librerías están en situación crítica. Han bajado las ventas y desaparecido las compras institucionales. Llevamos perdiendo dinero dos años y hay que seguir pagando alquileres y sueldos. Nadie se esperaba una situación como esta y puede que tenga que cerrar antes de lo que me creía. Sólo reduciendo gastos y sueldos podría tirar algo más”, asegura el dueño de uno de los centros de referencia de la fiesta aguada esta Noche de los Libros.

Sin soluciones

Reconoce que no es el mejor día de su vida, que ni siquiera sabe qué pasará mañana con su negocio: “Si sigue abierta allí estaremos”. Miguel es famoso por su bravura, pero en esta ocasión no ve más allá del drama y anuncia que si librerías como las suyas desaparecen será muy difícil encontrar determinados libros que son atendidos únicamente en este tipo de superficies. “No encuentro ninguna solución y no sé de dónde va a salir”, sentencia.  

Las fiestas de los libreros este año serán una ceremonia amarga. Pilar Gallego, presidenta de la Asociación de Libreros de Madrid, recuerda que las familias priorizan sus gastos para cubrir las necesidades mínimas, no para comprar libros. Y señala un enemigo que está en boca de todos los amenazados de muerte cultural: la piratería. “El todo gratis del mundo digital está haciendo mucho daño. El pirateo nos afecta, porque la crisis fomenta la descarga ilegal”, dice.

Gallego señala otro problema: el aluvión de novedades editoriales a las librerías, “muy por encima del hábito de lectura de este país”. Una vieja demanda que los libreros hacen a sus cómplices editores, y de la que poco han conseguido. La sobreproducción de novedades ha saturado las librerías, que no son capaces de gestionar un fondo que cada vez crece más, ocupa más y, en consecuencia, envejece antes los libros. “A pesar de haber bajado gracias a nuestra alarma, las casi 60.000 novedades al año son insostenibles”, señala la presidenta del gremio de libreros madrileños.

Libros fuera de las librerías

Más enemigos: grandes operadores como Amazon “que tributan en paraísos fiscales” y trabajan a precios en el límite de lo que marca la ley del precio fijo del libro. Así lo explica Juan Manuel Cruz, que quiere demostrar que los libreros tratan de actualizarse en el nuevo modelo de negocio, con otras formas de venta, y a pesar de todo se ven “sobrepasados” por la situación.

“Los grandes operadores, que no tributan en España, perjudican con su opacidad y su fiscalidad en el extranjero. La red de la industria cultural de este país contribuye con sus ingresos a todos los españoles y ante eso sólo tenemos desamparo. Nadie toma medidas ante esto”, denuncia.

Las librerías crearon en asociación la web Todostuslibros.com, una plataforma de venta de libros de formato pequeño: David que trata de derrotar al gran Goliat. Pero la amenaza de Amazon está en el precio de la logística: los gastos de envío están por debajo del precio del mercado, imbatibles. “Reivindicamos el oficio del librero; Amazon suministra, pero un librero recomienda y sugiere. Eso Amazon no lo va a vender nunca”, señala Gallego.

Por su parte, el presidente de la CEGAL anuncia una versión de renovación del negocio que presentarán en la próxima Feria del Libro de Madrid, donde ofrecen la lectura de libros en la nube “con un operador de primer nivel”. “No nos negamos al futuro, pero necesitamos ayuda en la persecución de la piratería”, reclama Cruz. “Hasta el momento el ministerio de Cultura ha actuado con la mayor tibieza y dudo de que la futura nueva ley sirva para que actúen de una manera más decidida. La cultura libre y gratis para todos es una demagogia, porque no conozco a nadie que trabaje por nada a cambio”.

La única causa que libra a las librerías de su entierro es la ley del precio fijo, un muro de contención contra el desbordamiento de la liberalización del precio por ejemplar, que las dejaría tocadas y hundidas. Imposible combatir con una gran industria de millones de clientes y precios mínimos. Según los libreros, el precio fijo es lo que permite la pluralidad del pensamiento y recuerdan lo que ocurrió en países como Francia, donde después de eliminarlo y ver cómo desaparecía la mitad de tiendas de la cadena de librerías, volvieron a instaurarlo. Es el único elemento de estabilidad al que pueden agarrarse, su tabla de salvación.

El negocio alternativo

Tipos infames es una pequeña librería-café (y vinos) de Madrid. Se trata de una de esas excepciones que confirman la regla. A ellos no les ha afectado la crisis porque nacieron en medio del vendaval, hace dos años y medio. Sus datos no coinciden con los de CEGAL -precisamente el primer trimestre de 2013 les ha salvado de la catástrofe de 2012-, pero tampoco están para tirar cohetes. Según explica Alfonso Tordesillas, uno de los tres socios que forman la empresa, los ingresos que obtienen “dan para pagar el alquiler, a los proveedores y poco más”. Se obtiene lo justo para “mantenerse a flote”, dice, mientras que a su alrededor están siendo testigos de varios naufragios.

A la vez que se cierran comercios de libros les llegan noticias de nuevos proyectos similares al suyo: “Tomar un café, escuchar música o acudir a algún evento” complementa la idea de ocio cultural, comenta, y son las librerías como estas las que más están resistiendo. Y cita como ejemplo otros pequeños establecimientos que conocen de cerca, como las librerías-café Ubik y Cosecha Roja –esta última especializada en novela negra-, en Valencia, o La Biblioteca de Babel en Mallorca.

Las librerías Laie de Barcelona, además de albergar cafeterías o incluso restaurantes, se encuentran junto a museos y centros culturales. Cada una de las 16 tiendas es distinta y está especializada en un sector concreto. Conchita Guixa, responsable de una de los establecimientos, asegura que con este modelo "se crean sinergias con otras formas de cultura" que compensan sin duda las pérdidas que llegan por otro lado. Laie no ha sufrido el descenso de facturación tan acusado como el mencionado 40%, pero sí que ha notado una caída paulatina en las ventas desde el comienzo de la crisis.

El futuro de las librerías no está claro, pero para Guixa es muy importante tener en cuenta constantemente “el cambio cultural” para poder sobrevivir: “La idea romántica de una librería como punto cultural ha cambiado y nos tenemos que adaptar a las circunstancias”. Muchas han encontrado en los muñecos de futbolín e imanes para la nevera su reconciliación con los nuevos tiempos.

En la noche de las chapitas, unos llevarán el verde chillón para celebrar una jornada de ventas y otros chapitas negras para denunciar la precariedad de las librerías y los libreros. La situación es dramática: desde hace cinco años se ha acumulado una caída del 40% del mercado y una pérdida del 30% del empleo. Los datos son preocupantes, porque lo que se consolida es un descenso sin control en las ventas, según los datos aportados por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL). Juan Manuel Cruz, su presidente, explica a este periódico que en lo que va de 2013 la situación se ha agravado a límites insospechados y que la consecuencia es el descarrilamiento de un sector que cierra librerías cada semana.