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Bienvenido al cómic, señor ‘garbancero’
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ADAPTACIÓN DE 'MARIANELA' A LA NOVELA GRÁFICA

Bienvenido al cómic, señor ‘garbancero’

Recibió la primera novela de Galdós (1843-1920) como toda lectura obligatoria se merece en la adolescencia: con fastidio y desgana. Pero el veneno de “Marianela” (1878)

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Bienvenido al cómic, señor ‘garbancero’

Recibió la primera novela de Galdós (1843-1920) como toda lectura obligatoria se merece en la adolescencia: con fastidio y desgana. Pero el veneno de “Marianela” (1878) había sido inoculado y volvió a activarse quince años después, cuando Rayco Pulido (1978) es dibujante de cómics. “La perspectiva había cambiado y me veía capaz de intuir las posibles causas que provocaron el antiguo desánimo”. Ahora apreciaba su sencillez, su velocidad y su estructura. Leía y veía una película. No en vano, Galdós la escribió en un mes.

El capital activo de la historia de la literatura no ha sido aprovechado por la novela gráfica hasta el momento, que ha preferido el relato de las pequeñeces personales a las adaptaciones de grandes creadores de la novela. En este caso, “Nela” (Astiberri) se atreve con el bueno de Don Benito “garbancero” y su novela más atípica, y una de las más famosas, en la que no arremete contra la Iglesia como uno de los peores males de la sociedad española o en la que se entrega a los brazos del simbolismo para camuflar perlas sobre el enfrentamiento entre belleza física y belleza moral, entre progreso y tradición, entre cultura y naturaleza. 

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Un nuevo final

Pulido ha adaptado con un repertorio gráfico expresionista, en el que los fondos reciben un tratamiento más naturalista y los personajes son casi caricaturas. Ha tenido en cuenta las virtudes de la novela y las ha mantenido, pero otras cuestiones importantes han sido fulminadas. Como la voz del narrador. Ha sacado a Galdós del libro, ha terminado con la retórica del narrador omnisciente y vuelca todo el peso del ritmo y de la acción en los diálogos de los personajes. Además, el final ha sido alterado y con ello “el sentido de la novela”. Pero eso habrá que descubrirlo. Sólo decir que es una pequeña victoria para la protagonista. A pesar de ello, su autor asegura que no es una interpretación moral.

“Es un material de primera calidad. Es una novela muy visual, en la que Galdós lo supedita todo a la intensidad y al drama. No baja la intensidad en ningún momento”, explica el autor, que destaca también el reflejo del habla de los actores prueba del buen oído que tenía Benito Pérez Galdós. “La calidad y la delicadeza en la construcción de la voz de Marianela transmite verdad, rezuma vida y se convierte en el sostén del resto de sus interlocutores”.

Buen oído para la gente y buena mano para los paisajes. Desde niño el autor de los “Episodios nacionales” y “Fortunata y Jacinta” “fue un dibujante compulsivo. En palabras de Palacio Valdés, que las recoge el propio Pulido en el epílogo del libro: “Pérez Galdós dibujaba en cualquier lado, sobre tapas de cajas de puros, el cuero de una pandereta, en borradores, en pruebas de imprenta, incluso en las mesas del Café Universal”. Y en cuadernos de dibujo, formato apaisado, donde se mostraba satírico y mordaz como un atlas zoológico de estampas de la calle. Ahora tienen movimiento. Bienvenido. 

Recibió la primera novela de Galdós (1843-1920) como toda lectura obligatoria se merece en la adolescencia: con fastidio y desgana. Pero el veneno de “Marianela” (1878) había sido inoculado y volvió a activarse quince años después, cuando Rayco Pulido (1978) es dibujante de cómics. “La perspectiva había cambiado y me veía capaz de intuir las posibles causas que provocaron el antiguo desánimo”. Ahora apreciaba su sencillez, su velocidad y su estructura. Leía y veía una película. No en vano, Galdós la escribió en un mes.