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Cómo gobernar EE.UU. influyendo en las 500 personas más poderosas
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MATTHEW QUIRK NARRA EN QUÉ CONSISTE LA VERDADERA ACTIVIDAD POLÍTICA

Cómo gobernar EE.UU. influyendo en las 500 personas más poderosas

Conoce bien los entresijos de Washington porque fue el ambiente en el que tuvo que desenvolverse durante cinco años, los que trabajó en la prestigiosa revista

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Cómo gobernar EE.UU. influyendo en las 500 personas más poderosas

Conoce bien los entresijos de Washington porque fue el ambiente en el que tuvo que desenvolverse durante cinco años, los que trabajó en la prestigiosa revista The Atlantic. Gracias a su empleo como reportero, Matthew Quirk entró en contacto con contratistas militares y con personas de la CIA y del Pentágono y tuvo acceso a información sobre traficantes y bandas internacionales. Y, claro está, pudo conocer de primera mano la arena política estadounidense, sus encuentros en fiestas y cócteles, sus conversaciones en los pasillos, sus mecanismos de decisión, sus lugares preferidos de ocio e incluso algunas aficiones inconfesadas de los políticos profesionales.

Quirk, autor de Los 500 (Rocaeditorial), una novela que va por la segunda edición en España, estudió historia y literatura en la Universidad de Harvard y tras graduarse decidió dedicarse al periodismo de investigación. No fue un camino fácil, señala, en parte porque  “The Atlantic tiene una de las mejores plantillas de reporteros seniors del periodismo estadounidense, lo que obliga a editores y reporteros jóvenes a luchar duramente por encontrar un espacio” y en parte porque “el noventa y nueve por ciento de las ideas que proponía eran desechadas por los editores, de manera que asimilé rápido que es mucho mejor ser cuidadoso, incluso melindroso, cuando estás pensando en qué temas vas a tratar en tu próxima pieza”. Quirk descubrió entonces en la novela un campo que le permitía ser más atrevido y abordar asuntos que se volvían más espinosos cuando se trataba de volcarlos en un reportaje.

El peligro está en esos grupos de élite dirigidos por expolíticos que se hacen llamar asesores de comunicaciónFue así como pudo recoger de un nuevo modo el ambiente de Washington, explotando narrativamente "las relaciones tan habituales e intensas entre protegidos y mentores, el elaborado juego que practican los espías para tener acceso a sus activos o el uso de dossieres por parte de los políticos para chantajear a sus colegas”. Ese mundo constituye el punto de partido de un thriller intenso en el que Quirk narra cómo una empresa de asesoramiento influye de manera decisiva en las 500 personas más poderosas de Washington. “La mayoría del material proviene de lo que me encontré como reportero ya sea por hechos que investigué o a las que tuve acceso al vivir entre periodistas en Washington. Hay un montón de historias de la vida real que son tan vergonzosas como las que aparecen en la novela”.

Lobbies aburridos pero influyentes

Cuenta Kirk que la vida de los miembros de los grupos de presión suele ser muy aburrida, “ya que la mayor parte del tiempo la emplean en hacer presentaciones a los ayudantes y asesores de los políticos y en buscar argumentos para conseguir algún cambio legislativo o de regulación”. Pero que esa tarea no sea especialmente atractiva no implica que no resulte decisiva, ya que los grupos de presión “a menudo hacen el primer borrador de las leyes de EE.UU.”. Sin embargo, apunta Kirk, el peligro está en otro sitio, en esas empresas que no están registradas como lobbies, en esos ”grupos dirigidos por poderosos ex políticos, equipos de élite que se autodenominan asesores de comunicación, consultores estratégicos o especialistas en asuntos del gobierno, ya sabes, nada que tenga que ver con la palabra que empieza por la letra L. Ellos tienen un montón de teléfonos y contactos a los que pueden acudir y manejan una influencia enorme por los canales traseros del Beltway de Washington”.

Quieren transformar el país cambiando la mentalidad de las personas en las que confía la genteEntre las tácticas que utilizan los personajes de su libro aparecen muchas de las empleadas por los servicios de inteligencia para atraer informantes o conseguir información. Kirk señala que su narración es un thriller, y que por tanto “lleva las cosas al extremo. El asesinato no es parte del manual de estrategia de la política doméstica, a pesar de que juega un papel en la inteligencia internacional”, pero también avisa de que los primeros dos tercios del libro se acercan mucho a la vida real, “e incluso cuando voy más allá, permanezco fiel al día a día y a las personalidades del Washington contemporáneo”. En este sentido, “nadie tiene la influencia que posee el personaje central de mi novela, pero sí hay personas que durante décadas han planificado una red que les ha permitido poner gente con mentalidad afín en posiciones clave del poder, lo que ha cambiado dramáticamente la forma de la democracia americana”.

Así en Estados Unidos como en Europa

La hipótesis que maneja Quirk en su libr, según la cual hay 500 personas (congresistas, senadores, jueces, altos cargos de la administración) que son las que verdaderamente deciden, y que por lo tanto, son las únicas sobre las que resulta decisivo influir, es seductora, pero no le consta que haya “nada tan formalizado como eso en la vida real. Lo que sí es cierto es que los lobbies tienen grandes carpetas con los nombres de la gente influyente (de los influentials, como los denominan), en los que guardan información sobre ellos, sobre lo que han votado en cada tema y sobre los proyectos que apadrinan, y también es verídico el método que utilizan para conseguir que esos cargos cambien de opinión en los asuntos que les interesan. Quieren transformar el país cambiando la mentalidad de las personas en las que confía la gente”.

Pero esta forma de actividad supone pasar por alto a aquellos que en teoría tendrían la capacidad de decisión última, como son los votantes. Y ello, según Quirk, porque “EE.UU. está diseñado como una democracia muy indirecta. Los votos directos para el senado no tuvieron lugar hasta 1912 y ni siquiera los americanos eligen directamente al presidente. Y, para rematarlo, vivimos en un sistema en el que los políticos titulares aseguran su elección año tras año a través del gerrymandering. Más del 80% de los distritos que dan acceso al congreso son seguros, lo que significa que el titular del cargo va a ganar siempre las elecciones. Los puntos muertos de la política han alcanzado cimas terribles en América”.

En el libro, un congresista recibe un documento en el que se le dice qué es lo que debería votar, algo que ocurre en la realidadEuropa suele mirar con desdén el gran peso de los grupos de presión sobre la política estadounidense, algo que deberíamos replantearnos, afirma, si tenemos en cuenta las dinámicas que imperan en la UE. Quirk dice no saber mucho acerca de la política europea, pero sí asegura “haber leído lo suficiente acerca de las atrincheradas élites francesas y de la corrupción imperante al más alto nivel en Grecia e Italia como para pensar que los lobbistas de mi libro estarían en su salsa en Bruselas”.

El poder de los think tanks

En todo caso, esta consecución de fines por caminos indirectos nos traslada hacia un terreno de juego escasamente ideologizado y tremendamente pragmático, en el que en lugar de intentar cambiar las ideas sobre la sociedad de quienes están en lugares estratégicos de decisión, se trata de explorar las debilidades humanas. Para Kirk, “gran parte del trabajo real de los políticos estadounidenses consiste en tener amigos al más alto nivel, en comerciar con favores y en saber lo que la gente quiere”. Eso no supone que desaparezcan las visiones ideológicas, pero sí que “apenas resulten reconocibles una vez te adentras en el meollo de la vida política cotidiana. De hecho, las grandes ideas han sido ampliamente externalizadas en favor de los think tanks y de diversas clases de asesores externos. Los políticos gastan vergonzosamente gran parte de su tiempo recaudando fondos, y muchas de sus ideas provienen de los jefes de los partidos y de los informes de posición que les pasan los think tanks. Hay una escena en el libro en la que un congresista recibe un documento de un ayudante suyo en el que se le dice qué es lo que debería votar, sin que él tenga ni idea de las implicaciones que conlleva su voto. Eso ocurre en la realidad”.

Actualmente, la 20th centuryFox está desarrollando una versión cinematográfica de Los 500 y Matthew Kirk trabaja en una secuela de su primera y exitosa novela.

Conoce bien los entresijos de Washington porque fue el ambiente en el que tuvo que desenvolverse durante cinco años, los que trabajó en la prestigiosa revista The Atlantic. Gracias a su empleo como reportero, Matthew Quirk entró en contacto con contratistas militares y con personas de la CIA y del Pentágono y tuvo acceso a información sobre traficantes y bandas internacionales. Y, claro está, pudo conocer de primera mano la arena política estadounidense, sus encuentros en fiestas y cócteles, sus conversaciones en los pasillos, sus mecanismos de decisión, sus lugares preferidos de ocio e incluso algunas aficiones inconfesadas de los políticos profesionales.