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“Es difícil entender la cultura española sin conocer antes el judaísmo”
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UNA MUESTRA RECOGE 150 AÑOS DE PRENSA EN LADINO

“Es difícil entender la cultura española sin conocer antes el judaísmo”

La península ibérica fue el centro por excelencia de la cultura judía hasta que se decretó la expulsión de todos los hebreos a finales del siglo XV. Hasta

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“Es difícil entender la cultura española sin conocer antes el judaísmo”

La península ibérica fue el centro por excelencia de la cultura judía hasta que se decretó la expulsión de todos los hebreos a finales del siglo XV. Hasta ese momento, España era el país con la comunidad judía más grande del mundo, con una próspera presencia en multitud de ciudades. Cuando tuvieron que huir de la persecución hacia otros lugares, los judíos llevaron con ellos la cultura española, o más bien judeo-española, implantándose así en una infinidad de puntos geográficos a lo largo de cuatro continentes. 

En el ámbito de estas comunidades serfardíes sobrevivieron las costumbres, el idioma (ladino o judeo-español) y las distintas expresiones culturales en el que la prensa jugó un importante papel vehicular desde mediados del siglo XIX hasta la shoah (Holocausto o Solución final). El centro Sefarad-Israel de Madrid exhibe desde ayer una colección de ejemplares originales de medio centenar de estas cabeceras, cuyo valor cultural e histórico es inmenso. Se trata de la primera muestra monográfica de estas características que se celebra en la ciudad, bajo el título “De buena tinta, una exposición que recrea 150 años de prensa en ladino”.

El primer periódico en lengua sefardí se imprimió en 1842 en la ciudad de Nueva YorkLa prensa en ladino evolucionó paralelamente a la cultura sefardí. Los cambios de grafía, los debates sobre la estandarización lingüística, la distribución geográfica de estas comunidades, su peso en las sociedades de acogida o sus momentos de esplendor y, finalmente, de decadencia, han quedado reflejados en la rica producción de sus publicaciones. Unas joyas testimoniales que, como explica el comisario de la exposición y especialista en bibliografía judeo-española Uriel Macías, “tuvieron una gran importancia entre los sefardíes como forma de acceso a la información, difusión de ideas y fortalecimiento cultural”. El director del centro Sefarad-Israel, Florentino Portero, subraya el valor documental de estas cabeceras que evidencian el sentimiento español de los miles de judíos expulsados de España y su voluntad de mantener la cultura de su patria en la diáspora. 

La solución final del nazismo es otra de las causas de su desaparición. Solo en Salónica, la comunidad más amplia de de judíos españoles por aquel entonces, murieron entre el 80 y el 90% de los sefardíes. Además, las comunidades más numerosas estaban establecidas en las orillas del Mediterráneo, donde muchos fueron asesinados a manos del ejército nazi y el resto se exilió a Estados Unidos o posteriormente a Israel. “El Holocausto provocó que se pasase de una situación de bonanza a otra diametralmente opuesta”, añade Macías.

Paralelamente al Holocausto, el auge de los distintos nacionalismos y la desaparición de los imperios contribuyeron a que la lengua sefardí y sus medios de expresión fuesen relegados a un segundo plano en las comunidades de acogida en favor de las lenguas nacionales. Finalmente, con la creación del estado de Israel y el aumento de la presión a las comunidades sefardíes asentadas en territorios árabes, propició que la mayoría de ellos emigrasen al nuevo Estado, descomponiéndose así los núcleos sefardíes donde se hablaba y se comunicaba en judeo-español.

El interés por el sefardí no deja de crecer, ya sea por razones intelectuales, folclóricas, políticas o incluso románticasEsta conjunción de factores ha provocado que hoy en día el ladino sea considerado prácticamente como una lengua muerta. Aunque abocado a la desaparición, el interés por el sefardí no deja de crecer, ya sea por razones intelectuales, folclóricas, políticas o incluso románticas. Quizá sea porque hoy en día el sefardí tiene un cierto cariz de parque temático, pero su huella en la historia cultural de España es innegable y en ello consiste el reconocimiento institucional. “El entramado cultural español es farragoso y la preservación del legado sefardí no está exento de amenazas”, explica el director del centro Sefarad-Israel.

Para Florentino Portero es difícil entender la cultura española sin conocer antes el judaísmo, “que es uno de sus pilares”. Portero recuerda también el vínculo entre el cristianismo y el judaísmo, como se reconoce en el Concilio Vaticano II, ya que comparten las mismas raíces. “Es difícil entender el cristianismo sin conocer sus puntos comunes con el judaísmo”, sentencia Portero. 

La península ibérica fue el centro por excelencia de la cultura judía hasta que se decretó la expulsión de todos los hebreos a finales del siglo XV. Hasta ese momento, España era el país con la comunidad judía más grande del mundo, con una próspera presencia en multitud de ciudades. Cuando tuvieron que huir de la persecución hacia otros lugares, los judíos llevaron con ellos la cultura española, o más bien judeo-española, implantándose así en una infinidad de puntos geográficos a lo largo de cuatro continentes.