Es noticia
La historia de la maleta perdida de Robert Capa
  1. Cultura
UN DOCUMENTAL Y UNA EXPOSICIÓN MUESTRAN SU MATERIAL EXTRAVIADO DURANTE DÉCADAS

La historia de la maleta perdida de Robert Capa

Robert y Gerda no llevan fusil. Su arma es una Leica. Con ella congelan el drama y la muerte que les acompaña en su camino por

Foto: La historia de la maleta perdida de Robert Capa
La historia de la maleta perdida de Robert Capa

Robert y Gerda no llevan fusil. Su arma es una Leica. Con ella congelan el drama y la muerte que les acompaña en su camino por una España sumida en plena Guerra Civil. Llegaron al país en 1936 tras conocerse en Francia, huyendo del nazismo que devoraba a Centroeuropa. Su misión, fotografiar el conflicto español para hacer llegar a la prensa extranjera lo que sucede en forma de imágenes. 

Rebosantes de energía e idealismo, Robert Capa y su compañera fotografían todo cuanto se encuentran: soldados en primera línea de fuego, la miseria de la población, el hambre entre marchitas viviendas, niños jugando entre escombros, los muertos en las calles. Su romance se mezcla con el apoyo a una milicia que cada día retrocede y comienza a exiliarse lejos de su hogar y de sus raíces. Con ellos viaja también David Chim Seymour. Tres fotógrafos que se pasean cámara en mano entre balas perdidas, retratando combates reales junto a las trincheras y campo a través. En las imágenes que perpetúan su obra se aprecia cómo corren con los propios soldados, sin miedo a ser tiroteados para poder conseguir una buena instantánea.  

La aventura de los negativos perdidos

Pero muchas de esas fotos se perdieron. El legado de Capa y sus compañeros vivió una aventura tan azarosa como la de los propios reporteros. Antes de abandonar Europa, el fotógrafo dejó parte de su colección a cargo de su amigo Imre Weiss, que decidió embarcar los negativos en un barco a Marsella con destino a México. Fotógrafos e historiadores dieron por perdidas durante décadas unas fotografías aparentemente imposibles de encontrar. Hasta que hace cinco años, alguien abrió un armario y encontró unas cajas.

placeholder

Los negativos cayeron en manos de Francisco Aguilar González, un general mexicano que guardó las tres cajas en su casa sin apenas darle importancia. Tras su muerte, su sobrino Benjamin Tarver se hizo con ellos y, aunque durante años fue reacio a entregarlas, finalmente las cedió al Centro Internacional de Fotografía. El hallazgo le valió a la conservadora de fotografía Trisha Ziff para escribir y dirigir La maleta mexicana, un documental que el Círculo de Bellas Artes (CBA) emite hasta el 29 de julio.

El filme narra la historia de los 4.500 negativos recuperados, y que tanto Capa como sus compañeros tomaron durante la lucha armada en España. Al verlas se puede sentir el miedo de los milicianos parapetados a ras del suelo, "con el corazón a mil latidos por segundo, mientras piensan en todo lo que dejan atrás sin saber si van a sobrevivir otro día más", en palabras del historiador Pedro Corral en un instante del documental.

La maleta, metafóricamente hablando, conduce al espectador a través de los recuerdos de supervivivientes y descendientes de aquellos testigos que, al igual que las fotografías, se vieron obligados a exiliarse. Reflexiona por tanto sobre incógnitas que no sólo afectan al material recuperado del húngaro, sino que apelan al sentido de su obra.

La exposición

Complementando la película, la Sala Goya del CBA acoge hasta septiembre una exposición de 200 piezas, entre una selección de fotografías de la maleta recuperada y diverso material documental.  Una muestra que ya ha pasado por Barcelona y Bilbao y que se enmarca dentro de PhotoEspaña 2012.

Las imágenes muestran episodios claves de la contienda, como el frente de Aragón, la batalla del Río Segre o las últimas fotografías tomadas por Taro antes del accidente en Brunete. También expone retratos desconocidos de personalidades como Hemingway y Rafael Alberti, así como “una de las últimas fotografías realizadas a Federico García Lorca poco antes de su detención y posterior ejecución”, según Salvador Clotas, presidente de la Fundación Pablo Iglesias, que ha organizado la exposición en colaboración con el CBA y el ICP.

La huella de Capa

Capa murió en 1957 tras pisar una mina en la Guerra de Indochina. Su obra ha sido un modelo a seguir para fotógrafos y periodistas que hoy en día se siguen jugando el cuello en territorio bélico. Entre sus hitos figura haber sido el primero en tomar fotografías del Desembarco de Normandía en 1944. Imágenes que sirvieron a Spielberg como inspiración para rodar la secuencia inicial de Salvar al soldado Ryan.

“Capa es uno de los primeros fotógrafos que inventan la profesión de reportero”, asegura Clotas. Además, “sin su obra hoy conoceríamos menos el sufrimiento de la población durante la Guerra Civil”, añade.

En 1947, Capa fundó, junto con los fotógrafos Henri Cartier-Bresson, Rodger, Vandiver y David Seymour, la agencia Magnum Photos. Hoy la misma entidad que ayudó a fundar sigue en pie y es la encargada de velar por la protección de su colección y la de otros artistas, que gracias a él aprendieron la regla número uno del reporterismo de guerra: “Si tus fotografías no son buenas es porque no te has acercado lo suficiente”.

Robert y Gerda no llevan fusil. Su arma es una Leica. Con ella congelan el drama y la muerte que les acompaña en su camino por una España sumida en plena Guerra Civil. Llegaron al país en 1936 tras conocerse en Francia, huyendo del nazismo que devoraba a Centroeuropa. Su misión, fotografiar el conflicto español para hacer llegar a la prensa extranjera lo que sucede en forma de imágenes.