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"Los directivos han elegido separarse de los demás y vivir en una burbuja"
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ÉRIC REINHARDT UNE SEXO DURO Y POLÍTICA EN SU NOVELA

"Los directivos han elegido separarse de los demás y vivir en una burbuja"

“Si hemos llegado a esta situación económica es porque durante los últimos diez o quince años hemos evitado conscientemente plantearnos cuestiones clave, como las deudas de

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"Los directivos han elegido separarse de los demás y vivir en una burbuja"

“Si hemos llegado a esta situación económica es porque durante los últimos diez o quince años hemos evitado conscientemente plantearnos cuestiones clave, como las deudas de los países o la dependencia de los mercados financieros”. Esta es la visión del escritor francés Éric Reinhardt, que ha quedado reflejada con una pluma cargada de provocación erótica en su última novela El sistema Victoria (Alfaguara), la primera de sus cuatro obras literarias traducida al castellano. Su fuerte contenido sexual, rozando casi lo obsesivo, ha levantado cierta polémica, aunque en el país galo ha sido bien recibida tanto por el público como por la crítica.

La falta de reflexión, que se evita deliberadamente porque “nos horroriza el simple hecho de pensar en las consecuencias de nuestras acciones”, es para Reinhardt la madre de todos los conflictos de la sociedad contemporánea. “Para encontrar soluciones, primero hay que parase a pensar en el problema, de lo contrario, seguiremos caminando hacia la catástrofe sin que nadie diga nada”, explica el francés. “Por eso los políticos electos nunca encuentran el momento ni los medios para actuar, todos preferimos dejar las preguntas para mañana y así sucesivamente, el miedo a las consecuencias electorales los paraliza”.El interés general se ha supeditado a la búsqueda del rendimiento

En El sistema victoria, donde salen a relucir las contradicciones y miserias humanas sazonadas por el liberalismo salvaje, se escudriña esta fracasada lógica. El personaje protagonista, Victoria Winter, directora de recursos humanos de una gran multinacional inglesa, es la síntesis de este paradigma. Su entrega al trabajo por encima de todo y su actitud ante la vida no dejan de ser una constante huida hacia adelante a lo largo de todo el relato. Como explica el propio autor, se tiene la sensación de que si se parase a pensar sobre los efectos de su trabajo en la vida de los demás y en la suya propia, el engranaje del sistema también se pararía.

El sueño del beneficio produce monstruos

Para Reinhardt es evidente que el contexto económico actual moldea los sentimientos de las personas, su escala de valores y el resto de las dimensiones vitales. La angustia y el miedo son los dos rasgos de esta época que “más influyen en nuestro comportamiento, en nuestra manera de amar y en la vida familiar”. El clima está envenenado por la incertidumbre y las preocupaciones, dice el escritor, aunque pone una nota de optimismo en la capacidad de “la angustia social para potenciar la solidaridad entre las personas y superar colectivamente los problemas por los que estamos pasando”.El contexto económico actual moldea todas las dimensiones de la vida

Para que se produzca una salida de este tipo a la crisis, primero habría que recuperar los valores que se han supeditado a la “lógica de los mercados”, así como del interés general que ha sido absorbido por el mundo de las relaciones laborales, reconoce Reinhardt. “La manera en la que se gestionan las empresas y la búsqueda constante de beneficios tiene consecuencias nefastas para la vida de las personas. Los cuadros directivos han levantado un muro que los separa de los trabajadores, en el fondo es como si se replegasen sobre sí mismos centrándose en su misión. Se trata de una especie de burbuja como modelo de vida, pueden cerrar fábricas para deslocalizarlas, pero sin preocuparse por el efecto de sus acciones en la gente”. Este “narcisismo inaudito” ha profundizado el individualismo de las personas: “Cada uno de nosotros estamos en nuestro pequeño mundo, lo que ha creado la ceguera de la sociedad”.

La óptica del escritor francés no se limita a describir superficialmente la realidad, sino que escarba en las contradicciones y en las subjetividades de las personas. Es por ello que el crítico de arte y escritor utiliza la novela y no el ensayo como método para transmitir su visión de la realidad. “El mundo se ha vuelto loco y esta locura sólo la pueden expresar los artistas y los novelistas, que al mismo tiempo se basan en los trabajos de los ensayistas”. Además, según explica Reinhardt, “vivimos en la irracionalidad absoluta porque estamos totalmente sometidos a las leyes de los mercados financieros. Es como si ya viviéramos en una especie de novela porque, de manera contraria a lo que podríamos pensar, este mundo no funcional de forma natural, mecánica o racional”.

El desvanecimiento del interés general

Con una clara pretensión de romper los códigos literarios y de renovar las formas, Reinhardt anticipa desde las primeras páginas del libro la tragedia que sufrirán los protagonistas, como si se tratase de la crónica de un fracaso anunciado. La penumbra y el clima dramático se respiran desde el comienzo, al estilo de una ópera trágica. “Para mí lo importante no es la propia historia, sino el trasfondo de la novela y dar luz a nuestra época. Personalmente, me identifico más como un creador o un artista contemporáneo, pero me expreso a través de la novela”, indica el escritor. “Por eso no escribo novelas de género ni estoy de acuerdo en poner etiquetas a mis libros, sino que pretendo representar la realidad con todo lujo de detalles porque si quiero hacer una novela sobre la crisis económica, tendré que hablar también de la política, el amor, el paro, las complicaciones de la vida familiar o el sexo; todo está interrelacionado”. La búsqueda del éxito profesional suele pasar por una inversión de la escala de valores personales

Con una prosa sarcástica y poetizada, la novela –injustamente etiquetada como ‘thriller romántico’, pues esta sólo es la excusa para abordar otras dimensiones políticas, económicas y sociales– refleja en los protagonistas David Kolski y Victoria Winter la fascinación por el poder y cómo la búsqueda del éxito profesional sólo puede pasar por una inversión de la escala de valores personal, como una espiral que acaba sobrepasando a los propios individuos. En ocasiones, los podemos identificar con héroes y en otras con antihéroes, un delirio que plasma la realidad tal y como la ve el francés. “La principal contradicción del mundo en el que vivimos es que queremos tener un estado de bienestar con servicios públicos que lleguen a todo el mundo, pero al mismo tiempo beneficiarnos del capitalismo financiero y de la globalización. La crisis que atravesamos está relacionada con que el interés general se ha supeditado a la búsqueda del rendimiento, no sólo en el caso de los grandes inversores, sino de todo el mundo, que ha preferido colocar sus ahorros en fondos de pensiones y obtener intereses del 10% antes que del 5%”.

La izquierda política también ha sido engatusada por la engañosa época dorada del capitalismo, que ha abandonado sus principios solidarios y de defensores de la igualdad social, por lo que “ha perdido su poder real”, sentencia Reinhardt.

“Si hemos llegado a esta situación económica es porque durante los últimos diez o quince años hemos evitado conscientemente plantearnos cuestiones clave, como las deudas de los países o la dependencia de los mercados financieros”. Esta es la visión del escritor francés Éric Reinhardt, que ha quedado reflejada con una pluma cargada de provocación erótica en su última novela El sistema Victoria (Alfaguara), la primera de sus cuatro obras literarias traducida al castellano. Su fuerte contenido sexual, rozando casi lo obsesivo, ha levantado cierta polémica, aunque en el país galo ha sido bien recibida tanto por el público como por la crítica.