Frida Kahlo y Diego Rivera, vistos como nunca antes

Son más de un centenar de fotografías de los artistas mexicanos Frida Kahlo y Diego Rivera y se exponen por primera vez en el Museo Frida Kahlo Casa Azul de Ciudad de México. La restauración del archivo de la institución ha permitido descubrir algunas joyas fotográficas que retratan a la pareja como nunca antes.

Esculturas de piedra, pintura de caballete de la autoría de ambos artistas, mobiliario y textiles también forman parte de la colección de Casa Azul, para cuya restauración se ha contado con el apoyo del gobierno alemán, el Congreso de la Unión mexicano y el propio museo. Estas piezas fueron adquiridas por Kahlo y Rivera durante los años en los que vivieron y trabajaron juntos en el edificio que ahora ocupa el museo.

"El deseo de profundizar el diálogo entre Alemania y México nos hace presentes, pero también el que los alemanes nos sentimos muy cercanos a Frida Kahlo porque su padre era alemán, y por lo magnífico y significativo de su obra", ha asegurado en conferencia de prensa el embajador de Alemania en México, Roland Wegener.

Estado de deterioro

"De las 6.500 fotografías que consta el acervo, fueron intervenidas 127 de un total de 730 que ya se encontraban en estado de deterioro, debido al uso y manipulación de las imágenes", explica Carlos Philips Olmedo, director del Museo Frida Kalho Casa Azul.

De ellas, las más representativas son los retratos de Guillermo Kahlo -el padre de Frida-, el retrato de bodas de Matilde Calderón -madre de Frida- y Guillermo Kalho, Frida en su primera comunión, Diego y su hija Guadalupe Rivera Marín, la familia Calderón González, Frida a los 5 años y Diego pintando en su estudio.

 

De las pinturas de caballete fueron intervenidas siete de Kahlo, cinco de Rivera y doce de colecciones pertenecientes a los siglos XVII, XVIII, XIX y XX, de las cuales destaca el cuadro Viva la Vida, Retrato de la hija de Nicolas Muray, Retrato de Muchacha y El marxismo dará salud a los enfermos.

Artesanía indígena y esculturas

La restauración de textiles y muebles benefició a doce piezas de indumentaria indígena que pertenecieron a Frida, cobijas tejidas a mano, manteles de distintas regiones del país y 57 objetos mobiliarios.

Las esculturas de piedra y madera, según Philips Olmedo, fueron "las piezas que requirieron de una intervención urgente para garantizar su permanencia", debido a que estuvieron altamente expuestos a la humedad y al sol. Se espera que las piezas que aún no han sido intervenidas puedan ser rescatadas en los próximos años.