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Arte y naturaleza se unen en una muestra en Londres
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Arte y naturaleza se unen en una muestra en Londres

El brutalismo arquitectónico del centro Barbican de Londres se ha visto invadido de pronto por la naturaleza en una exposición inspirada a la vez por el

Foto: Arte y naturaleza se unen en una muestra en Londres
Arte y naturaleza se unen en una muestra en Londres

El brutalismo arquitectónico del centro Barbican de Londres se ha visto invadido de pronto por la naturaleza en una exposición inspirada a la vez por el llamado land art y el urbanismo utópico.

Lo primero con lo que se topa el visitante es un lobo, por supuesto disecado, montado sobre un remolque: es uno de los llamados Mobile Wilderness Units (unidades móviles de la vida salvaje), con los que el estadounidense Mark Dion critica la tendencia a convertir la naturaleza en una mercancía más.

Hay una espectacular instalación del sueco Henrik Hakanson titulada Bosque Caído (2006), una sección de cuatro metros de densa jungla tropical derribada y que parece crecer paralela al suelo. Hay también un abedul de seis metros de alto, que la artista escocesa Anya Gallaccio troceó en segmentos de un metro y luego reconstruyó en la galería atravesando el tronco por grandes pernos. En otro punto de la ciudad se recreará próximamente, aunque a escala más modesta y con molino de viento incluido, una famosa intervención de la húngara Agnes Denes, que en 1982 plantó un campo de trigo en medio de los rascacielos de Manhattan.

Naturaleza Radical se llama la exposición, que podrá verse del 19 de junio hasta el 18 de octubre y que reúne obras - esculturas, instalaciones, fotografías y películas documentales- de unos 25 artistas y arquitectos que han intentado acercar al hombre a la naturaleza y alertarle sobre los peligros que acechan al planeta. La exposición es también un homenaje a los pioneros de ese tipo de arte como el alemán Hans Haacke, que en su instalación titulada La Hierba Crece, de 1969, y que se ha reproducido aquí, metió un trozo de naturaleza viva en forma de un cono de tierra cubierto de césped en la sala de una galería.

 

Un ecosistema del chamán Joseph Beuys

El brutalismo arquitectónico del centro Barbican de Londres se ha visto invadido de pronto por la naturaleza en una exposición inspirada a la vez por el llamado land art y el urbanismo utópico.

Lo primero con lo que se topa el visitante es un lobo, por supuesto disecado, montado sobre un remolque: es uno de los llamados Mobile Wilderness Units (unidades móviles de la vida salvaje), con los que el estadounidense Mark Dion critica la tendencia a convertir la naturaleza en una mercancía más.

Hay una espectacular instalación del sueco Henrik Hakanson titulada Bosque Caído (2006), una sección de cuatro metros de densa jungla tropical derribada y que parece crecer paralela al suelo. Hay también un abedul de seis metros de alto, que la artista escocesa Anya Gallaccio troceó en segmentos de un metro y luego reconstruyó en la galería atravesando el tronco por grandes pernos. En otro punto de la ciudad se recreará próximamente, aunque a escala más modesta y con molino de viento incluido, una famosa intervención de la húngara Agnes Denes, que en 1982 plantó un campo de trigo en medio de los rascacielos de Manhattan.

Naturaleza Radical se llama la exposición, que podrá verse del 19 de junio hasta el 18 de octubre y que reúne obras - esculturas, instalaciones, fotografías y películas documentales- de unos 25 artistas y arquitectos que han intentado acercar al hombre a la naturaleza y alertarle sobre los peligros que acechan al planeta. La exposición es también un homenaje a los pioneros de ese tipo de arte como el alemán Hans Haacke, que en su instalación titulada La Hierba Crece, de 1969, y que se ha reproducido aquí, metió un trozo de naturaleza viva en forma de un cono de tierra cubierto de césped en la sala de una galería.

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