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"Me hice actriz porno para poder pagar la hipoteca"
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"Me hice actriz porno para poder pagar la hipoteca"

El sexo es su forma de expresión. Su cuerpo, la herramienta. Son pornostars. Juglares de la lascivia. Trovadoras de la provocación. Chicas guapas, con algo especial

Foto: "Me hice actriz porno para poder pagar la hipoteca"
"Me hice actriz porno para poder pagar la hipoteca"

El sexo es su forma de expresión. Su cuerpo, la herramienta. Son pornostars. Juglares de la lascivia. Trovadoras de la provocación. Chicas guapas, con algo especial que las convierte en producto. En objeto de deseo de los millones de personas que solicitan a diario sus servicios.

El mercado del porno mueve cantidades indecentes de dinero en España. Prueba de la buena salud del sector es la celebración anual del Festival Erótico de Barcelona, que este año se traslada a Madrid, y que empieza mañana mismo. Con motivo de esta cita ineludible para los amantes de la industria, El Confidencial ha charlado con algunas de las actrices españolas con más cualidades… interpretativas.

Anastasia Mayo

Nombre real: Susana
Edad: 28
Altura: 1,51
Un par de películas: Café Diablo y Austine Powders
Su juguete preferido: Estimulador de clítoris
Una postura: Doggy

Anastasia dice haber descubierto el sexo a los siete añitos, poco después de haber dejado definitivamente el chupete. A los veinte se metió de cabeza en el porno y abandonó la tienda de muebles donde trabajaba. Se hizo famosa. Muy famosa. Ganó dinero. Mucho dinero. Gracias, entre otros, al pope de la telebasura, Javier Sardá, quien la convirtió en la pornostar más conocida del momento y en icono pasajero de su universo marciano. Ella es la máxima representante de la cara amable del porno. Es feliz en su mundo. Disfruta. Lo hace por placer y su familia le apoya, hasta el punto de que su madre suele acudir a los festivales en los que participa, emulando a la progenitora de la Pantoja. Anastasia es una hedonista declarada, una vividora, que habla con El Confidencial mientras espera unas chuletas de cordero en el restaurante de un balneario. Anastasia es sólo devota del sexo. Una actriz porno con verdadera vocación. Una actriz pequeña, pero matona.

¿El tamaño importa?

No. Importa más saber utilizarlo; saber menearlo, vaya.

Menos mal, porque usted no pasa del metro y medio…

Por eso me ponen siempre al lado cosas muy grandes, para provocar cierto contraste.

Creo, sin embargo, que algunas partes de su cuerpo han seguido creciendo misteriosamente pasados los 18…

Me operé los pechos hace tres años, a pesar de que mi imagen de lolita había sido mi verdadero trampolín. Era un problema psicológico, un complejo.

¿Todos Los placeres de Anastasia son de silicona?

No, para nada. Los placeres de Anastasia son el sexo, la comida, ir de compras y el título de un libro en el que cuento todas esas cosas.

¿Finge usted los orgasmos cuando trabaja?

No.

¿Nunca?

Se notaría. Yo cuando tengo un orgasmo real me pongo muy fea. Lo puedes comprobar.

¿Se lleva usted trabajo a casa?

Bueno... Lo cierto es que cuando llego a casa necesito más sexo.

¿Y tiene con quien practicarlo?

Rompí con mi último novio hace dos meses, si es a lo que te refieres. En este mundo es muy complicado, por no decir imposible, tener una pareja estable.

Lesly Kiss

Nombre real: Kira
Edad: 26
Altura: 1,67
Un par de películas: Sex Juana y Mundo Perro
Su juguete preferido: No uso de eso
Una postura: A cuatro patas

Si hay una actriz que puede derribar todos los mitos de la profesión en una conversación de apenas media hora esa es Kira. Huérfana de padres, dice haber sido abocada a este negociado por problemas económicos. No tiene una buena percepción de lo que hace, ni del mundo en el que se mueve. Sabe que como actriz porno tiene fecha de caducidad y en parte se alegra. Tiene pareja estable, “que sinceramente lo lleva muy mal”. Y acaba de escribir un libro en el que narra las desventuras de una ingeniosa hidalga que se siente rechazada por la sociedad en la que habita. De vez en cuando, Kira se pone el disfraz de Lesly Kiss. Y resulta complicado saber cuando se está charlando con una o con la otra.

¿Quién le puso el seudónimo, el mismo que titula sus películas?

No, yo misma. Soy muy besucona.

Dieta mediterránea, Los terroristas también follan… Tiene usted una filmografía muy… muy sugerente

Imagínate. Unas sesenta películas de ese tipo.

¿Le gustan también las que tienen argumento?

En realidad yo porno no consumo. Sólo las miro para corregir fallos. Las estudio.

Qué aburrimiento. Veo que se lo toma usted en serio. ¿Disfruta de su trabajo?

En absoluto. Finjo. ¡Y tanto que finjo! Lo mío es un trabajo como otro cualquiera.

Si no le gusta, ¿por qué lo hace?

Para pagar la hipoteca. La gente se cree que nosotras trabajamos por vicio, pero están muy equivocados. Yo me vi abocada a esto.

Su discurso me suena más al de una prostituta que al de una actriz porno...

Lo que nos diferencia de la prostitutas es que nuestro trabajo nos da la fama, que elegimos con quien nos acostamos, que estamos protegidas, que tenemos otras salidas laborales cuando esto se acaba. Pero, aun con todo, yo he de reconocer que me metí en este mundo por necesidad.

Sonia Baby

Nombre real: Sonia
Edad: 27
Altura: 1,69
Un par de películas: Mantis y Chupitos de semen
Su juguete preferido: la mano
Una postura: la de la ranita

Ya retirada de la profesión, aunque siempre relacionada con ella por unas cosas o por otras, Sonia Baby define el universo del porno como un mundo “de vividores”. Dice poder obviar las opiniones que suscita su trabajo entre extraños y conocidos, pero en realidad trasmite lo contrario, sobre todo cuando reconoce que no mantiene ningún tipo de relación con sus padres. Aprovechó su carita de niña y su pretendida estética de colegiala para ganar varios premios del sector y convertirse, en su momento, en la actriz española mejor pagada. Pero se ha cansado. De la frivolidad que rodea todo esto. De tener una cádmara en el cogote mientras finge un orgasmo. Y ahora tiene planes de futuro...

¿Se gana mucho dinero con esto?

Depende. Si eres buena y conocida te puedes hacer de oro.

Dígame lo mismo en cifras…

Se pueden llegar a cobrar mil euros o incluso más.

¿Por hora?

No, por escena. Se cobra por escena realizada. Y si eres protagonista puedes realizar unas cinco o seis por película.

Tentador. ¿Cuesta mucho entrar en el sector?

Yo no entré, me vinieron a buscar. Trabajaba en una sala haciendo espectáculos especiales y me ofrecieron este trabajo.

¿Espectáculos especiales?

Me sacaba collares de la vagina. Tienes que hacer o tener algo especial para que te contraten.

¿Supongo entonces que usted nunca ha utilizado dobles para las escenas de riesgo?

Yo soy toda una profesional.

Ya veo. ¿Y tiene usted alguna meta profesional que vaya más allá del orgasmo?

Sí, por supuesto. Yo no me quiero dedicar a esto toda la vida. En realidad, llevo dos años retirada del porno, aunque sigo haciendo cosillas porque los productores me solicitan, ya que mis películas se siguen vendiendo. Pero yo lo que quiero es ser fotógrafa o diseñadora gráfica.

Perdone que le pregunte esto... ¿Va usted a misa?

No.

¿Y cree en Dios?

Si Dios no cree en mí, por qué he de creer yo en él.

*Fotos: leslykiss.com, e-mulsion.com, elclubdigital.com

El sexo es su forma de expresión. Su cuerpo, la herramienta. Son pornostars. Juglares de la lascivia. Trovadoras de la provocación. Chicas guapas, con algo especial que las convierte en producto. En objeto de deseo de los millones de personas que solicitan a diario sus servicios.

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