Es noticia
Morrison, chamán electrizante
  1. Cultura

Morrison, chamán electrizante

Una solitaria carretera de Nuevo México. Un grave accidente. Morrison no tendría más de cuatro años cuando, en un viaje familiar, observó desde el coche un

Foto: Morrison, chamán electrizante
Morrison, chamán electrizante

Una solitaria carretera de Nuevo México. Un grave accidente. Morrison no tendría más de cuatro años cuando, en un viaje familiar, observó desde el coche un camión volcado en la cuneta, alrededor del cual yacían varios indios moribundos. El hecho debió marcarle tanto como él mismo aseguraba, porque el mito del rock en el que llegó a convertirse se forjó sobre una leyenda india: 'si ves a una persona morir, su espíritu llega hasta ti'. Suena absurdo, pero de ella extrajo Morrison la fuerza suficiente para convertirse en el chamán que hipnotizaba a las masas.

No se equivoquen. James D. Morrison no fue otra estrella estupida, delirante y alcoholizada. Era un autor con talento, un importante compositor, un letrista provocativo e innovador y un cantante cojonudo. Una mente brillante que utilizó la música como medio de difusión para la poesía, su más fuerte vocación. Antes, debió enfrentarse a sus demonios: a la enorme inseguridad que padeció durante su adolescencia y al terrible miedo escénico que sufría.

Los cimientos de la leyenda en que se convirtieron The Doors se construyeron en un local de Los Angeles, el 'Whiskey a go go', a golpe de concierto diario, de improvisaciones guiadas por su batería (John Densmore), y bajo la batuta de un frontman tan tímido que actuaba de espaldas al público.

Morrison no había hecho gran cosa antes de subir a un escenario. Abandonó pronto su hogar y a su padre -almirante del primer navío nuclear de EEUU- estudió cine en la UCLA con escaso éxito y devoró las obras de Huxley, Rimbaud, Kerouac y Nietzsche. Charlaba tendidamente con sus profesores sobre ellas, mostrando una comprensión tal que "parecía que él mismo hubiera escrito esos libros". Tras graduarse se trasladó a Venice Beach, donde vivía como una especie de bohemio poeta beat: escribía sin cesar y dormía en la playa, en tejados o en las casas de las mujeres que conquistaba. Así, deambulando sin rumbo, se reencontró un día en la playa con Ray Manzarek, ex compañero de estudios y genial organista. El destino le sonreía. O, tal vez, se burlaba de él.

"Las puertas de la percepción"

El cambio que experimentó Morrison poco después de formar The Doors junto a Manzarek, Desmore y Robby Krieger -un infravalorado guitarrista, autor de 'Light my Fire' y gran aficionado al flamenco- fue demoledor. Superaba su miedo al público consumiendo drogas antes de cada concierto, hasta que terminó adoptando el peyote como vehículo experimental. Este pequeño cactus rebosante de mescalina le abrió "las puertas de la percepción", le introdujo en las creencias del chamanismo. Mientras, sus inquietantes canciones cosechaban un éxito inesperado.

En torno al chamanismo Morrison creó su alter ego: 'el rey lagarto', un personaje enormemente provocador en escena, que noche tras noche desplegaba una suerte de tragedia griega frente al micrófono. Causaba tal impacto en su audiencia que las autoridades prohibieron sus conciertos en varias ciudades estadounidenses. Pero terminó chapoteando en un océano de alcohol y psicotrópicos. En marzo de 1969 fue llevado a juicio porque algunos miembros del público afirmaron que había simulado una masturbación, aunque no existían pruebas fehacientes.

El riesgo de ser condenado llevó a Morrison a abandonar los Estados Unidos y marcharse a París. Dejó los escenarios en su mayor momento de gloria, cuando The Doors era el único grupo estadounidense que podía plantar cara a Beatles y Stones. Allí se dedicó por completo a su pasión. Bajo su nombre completo publicó tres libros de poesia de elevado lirismo y singularidad: The Lords, The New Creatures y An american prayer. Poco después, en julio de 1971, fue encontrado muerto en la bañera, en el piso donde vivía junto a su pareja, Pamela Courson. Tenía 27 años. Su tumba, en el cementerio Père-Lachaise, es la cuarta atracción turística más visitada de París. Un curioso epitafio en griego recibe al visitante: "Cada uno es dueño de los demonios que lleva dentro".

Tras décadas de silencio, la mitad de la banda regresó con una gira mundial, una especie de homenaje a sí mismos, y con Ian Asbury, cantante de The Cult, reemplazando a Morrison de manera convincente. Ahora, la formación Riders on the Storm -Manzarek, Krieger y Brett Scallions, ex vocalista de Fuel- actuará en el Bilbao BBK Live el día 6 de julio. Promete ser una gran noche.

Una solitaria carretera de Nuevo México. Un grave accidente. Morrison no tendría más de cuatro años cuando, en un viaje familiar, observó desde el coche un camión volcado en la cuneta, alrededor del cual yacían varios indios moribundos. El hecho debió marcarle tanto como él mismo aseguraba, porque el mito del rock en el que llegó a convertirse se forjó sobre una leyenda india: 'si ves a una persona morir, su espíritu llega hasta ti'. Suena absurdo, pero de ella extrajo Morrison la fuerza suficiente para convertirse en el chamán que hipnotizaba a las masas.