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Fin de semana en clásico
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Fin de semana en clásico

Última oportunidad para ver La noche de San Juan, que dejará ya Alcalá(Comprar entradas) rumbo a Ourense. Como ya ocurriera con Las bizarrías de Belisa, el

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Fin de semana en clásico

Última oportunidad para ver La noche de San Juan, que dejará ya Alcalá(Comprar entradas) rumbo a Ourense. Como ya ocurriera con Las bizarrías de Belisa, el estreno en Alcalá es el paso previo a una gira fulgurante que premia el trabajo bien hecho de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, que no deja de sorprender con espectáculos vibrantes, frescos y, sobre todo, muy divertidos.

Nada tiene que envidiar la Joven a la mayor; antes bien, sus hasta ahora dos montajes rayan al nivel de los mejores de la Compañía y cuentan con una Eva Rufo que se encuentra entre las mejores actrices de nuestro teatro. La brillantez con la que desplegaba su ductilidad emocional como Belisa era un preludio de su Leonor en La noche..., donde ejecuta un papel más cómico sin perder un ápice de prestancia. Bien arropada por el resto del elenco, Alejandro Saá sube un escalón de criado a coprotagonista, con gran acierto, aunque todos se merecen sobrados elogios. Hasta Ángel Galán, pianista, que cuenta con un pequeño papel como alguacil, lo hace bien.

En cuanto al equipo artístico, los medios de que dispone la Compañía siempre permiten un resultado lucido que Helena Pimenta dirige con gran efectividad. José Tomé y Pedro Galván se encargan de una escenografía meramente funcional que recuerda a la de Joaquim Roy para El curioso impertinente. La versión de Yolanda Pallín es, como es habitual, correcta y fluida, aunque se han suprimido las referencias cortesanas de la obra que la hacían diferente; ha sacrificado el metateatro por el teatro, algo que el espectador común agradecerá.

Teatro Salón Cervantes

Ayer cerró Ur Teatro su presencia este año en Alcalá, con su versión de Shakespeare 2 caballeros de Verona. La obra es una comedia de juventud que abisma en la búsqueda de la propia identidad y una reflexión sobre el significado de la amistad.

A la versión de Ur le falta empuje. Los actores, excepto Jorge Muñoz -Valentín-, que ofrece un buen repertorio de matices, se limitan a mantenerse a flote. Sergio Otegui, por el contrario, interpreta a un Proteo monótono. La escenografía de Tomé y Galván, igualmente caracterizada por su insipidez, cobra interés en el último acto, en la escena del bosque, donde los artefactos se transforman en naturaleza viva. Lo mejor de la obra es, sin duda, algunos detalles de la dirección de Helena Pimenta como la interacción entre personajes no simultáneos en la acción, que refuerza el dramatismo.

Ur deja el Salón Cervantes a El dulce lamentar (Comprar entradas), en una única representación, poemas de Garcilaso de la Vega con la inconfundible voz de Constantino Romero y musicados por Teatro del Mundo, La Trulla de Bozes y el Consort de Violas. Se trata no sólo de un espectáculo sonoro, sino de una auténtica puesta en escena de las Églogas, semejante al montaje de los Romances del Cid de Eduardo Vasco e Ignacio García May para la CNTC.

Espectáculos a pie de calle

Los aficionados al jazz tendrán la ocasión de escuchar versiones de Mozart a las 22:30, en el evocador escenario de las Ruinas de Santa María. Manel Camp y Llibert Fortuny interpretarán al piano y al saxo, respectivamente, la obra del salzburgués. Eso sí, como buenos jazzmen añadirán el componente de improvisación que su sensibilidad musical les dicte, dentro de las partituras de la Pequeña serenata nocturna o Las bodas de fígaro.

Tras el descanso del lunes, Alcalá vuelve a la carga el martes con nuevos espectáculos: Undercastration, un recital en torno a la figura del castrato Francesco Bernardi Il Senesino y Hamlet, la versión del clásico shakesperiano que Juan Diego Botto ha enfocado desde su lado más político, con la ambición por el poder como eje.

Última oportunidad para ver La noche de San Juan, que dejará ya Alcalá(Comprar entradas) rumbo a Ourense. Como ya ocurriera con Las bizarrías de Belisa, el estreno en Alcalá es el paso previo a una gira fulgurante que premia el trabajo bien hecho de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, que no deja de sorprender con espectáculos vibrantes, frescos y, sobre todo, muy divertidos.