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La construcción de la subjetividad
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La construcción de la subjetividad

“Se ha cuidado las manos como si fuese a cometer un asesinato”. Con esta frase se despide la primera página de este libro inclasificable de uno

“Se ha cuidado las manos como si fuese a cometer un asesinato”. Con esta frase se despide la primera página de este libro inclasificable de uno de los escritores malditos más desconocidos: el argentino Lascano Tegui (1887-1966). Amigo de Apollinaire y Picasso, fue un bohemio residente en el parisino barrio de Montparnasse que en 1925 publicó con el enigmático título de De la elegancia mientras se duerme esta pequeña novela en forma de diario en la que se narra la construcción de la subjetividad de un protagonista abocado a cometer un asesinato que no sucederá hasta las últimas páginas.

A través de restos y experiencias sesgadas narradas a veces con una enrevesada sintaxis, Lascano Tegui vertebra un personaje que se mueve entre prostíbulos, que habla de pederastas, de experiencias morbosas; que sin intención de escandalizar deja caer los temas del cambio de sexo, de la homosexualidad, de travestismo, de zoofilia; que se deja caer en opiosas atmósferas a la vez que su juventud va poco a poco avanzando, sin perder la compañía de un cochero que le traslada en su caballeriza a diferentes lugares cercanos a su Bujival natal, un pueblecito cercano a París del que extrae toda una serie de personajes a cual más particular.

El libro requiere de una gran concentración en los detalles, de una atención cuidadosa a su sarcasmo y a su decadencia a veces casi insoportable. Lazcano Tegui es distante y antipático lo cual no facilita la tarea, pero el libro es un curiosidad más que jugosa para los que gustan de los ambientes decadentes, a la vez que una constatación de que en la literatura, como en el crimen, todo se fundamenta en pequeños restos, partes o visiones que llevan al acto de escribir o de asesinar.

LO MEJOR: Su descripción de los personajes, inusual y desprovista de patetismo.

LO PEOR: Que resulta algo antipática.

“Se ha cuidado las manos como si fuese a cometer un asesinato”. Con esta frase se despide la primera página de este libro inclasificable de uno de los escritores malditos más desconocidos: el argentino Lascano Tegui (1887-1966). Amigo de Apollinaire y Picasso, fue un bohemio residente en el parisino barrio de Montparnasse que en 1925 publicó con el enigmático título de De la elegancia mientras se duerme esta pequeña novela en forma de diario en la que se narra la construcción de la subjetividad de un protagonista abocado a cometer un asesinato que no sucederá hasta las últimas páginas.