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Esta es en realidad Mar de Marchis, la misteriosa mujer que dirige 'Jot Down'
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SE TRATA DE UNA EMPRESARIA ALICANTINA

Esta es en realidad Mar de Marchis, la misteriosa mujer que dirige 'Jot Down'

A su alrededor se ha tejido el mayor misterio de la prensa española. Muchos han hablado con ella, pero casi nadie es capaz de ponerle cara

Foto: Montaje: Enrique Villarino.
Montaje: Enrique Villarino.

Es un fantasma, una voz sin rostro. De todas las personas con influencia cultural en este país, Mar de Marchis, fundadora y editora de la revista 'Jot Down', es de largo la menos conocida. Su nombre no figura en ningún registro ni existe rastro documental de una de las personas fuertes en el panorama editorial. Ni siquiera sus más estrechos colaboradores, aquellos que llevan seis años trabajando con ella a diario editando la revista, son capaces de identificarla en una fotografía. La escuchan día a día, pero nunca se han sentado frente a frente.

A través del teléfono, ya sea por voz o enviando 'whatsapps' compulsivamente, De Marchis ha conseguido lo que otros ni soñarían, como hacer que Juan Luis Cebrián, CEO de Prisa, pose con un casco de Darth Vader o gestionar "el 'New Yorker' español" sin acudir a uno solo de sus eventos. “Es la Banksy de la prensa, su identidad es el secreto mejor guardado”, comentan desde su entorno. Desde hace unos meses no hay corrillo de periodistas que no termine mencionando a De Marchis, a cuya voz le otorgan el poder de doblegar voluntades, aunque pocos saben algo sólido del personaje. Y, los que manejan información, advierten antes de empezar a hablar que solo lo harán bajo un estricto anonimato. También que estarán encantados de leer su perfil, pero que de ningún modo lo compartirán en las redes sociales, al menos en abierto. No preservan la identidad de De Marchis por temor, sino por implicación emocional; los que la quieren, la quieren mucho… y los demás normalmente son amigos de alguien que la quiere mucho.

La prodigiosa opacidad que De Marchis ha construido a su alrededor en la era de las redes sociales ha dado lugar a innumerables leyendas urbanas que poco o nada tienen que ver con la realidad. Se ha especulado con la idea de que es Ana Aznar, hija del expresidente del Gobierno, o de la periodista Paloma Gómez Borrero, cuyo marido se apellida De Marchis. Una versión muy difundida sostiene que realmente es un hombre que trata de desmontar el relato feminista desde la impostura. En líneas generales, las personas de su entorno ven a De Marchis como una abogada sofisticada, de treinta y pocos, con ascendencia italiana.

Nada de esto es cierto porque en realidad Mar de Marchis no existe. Detrás de la cortina se esconde María Jesús Marhuenda Irastorza (Santa Pola, 1968), una empresaria procedente de una familia adinerada de Levante que hizo fortuna con la construcción. Es la pequeña de cinco hermanos: Claudia, Manuel, Pedro y Juan Bautista. Tiene tres hijos; Kiko, el único varón, trabaja junto a ella en la revista. Posee también inmuebles a su nombre en Santa Pola, Elche y Callosa de Segura, en Alicante.

placeholder El Pedal, uno de los pubs históricos de Santa Pola, está regentado por De Marchis y sus hermanos.
El Pedal, uno de los pubs históricos de Santa Pola, está regentado por De Marchis y sus hermanos.

En Santa Pola los Marhuenda Irastorza le suenan a cualquiera. "Tienen dinero, pero no son ricos". De Marchis también es conocida, aunque hace años que no se deja ver por el paseo marítimo ni por la isla de Tabarca, uno de sus destinos vacacionales preferidos. Allí la conocen como Chus, diminutivo de María Jesús, y la definen como una persona baja de talla y ancha de complexión, con problemas para las relaciones personales y de la que no se conoce oficio. “Es una niña de familia bien que ha montado negocios con el dinero familiar y siempre a rebufo de sus hermanos”, comentan en el pueblo. Afirman que tras su divorcio vivió encerrada en su casa y muchos no están seguros de que haya salido de allí, pese a que ella sostiene cambiar a menudo de lugar de residencia.

Su madre, Claudia Irastorza, impulsora de una banda de música y un grupo de teatro del pueblo, es el miembro más popular y querido de la familia. Su padre, Manuel Marhuenda Pacheco, natural de Cox, es el origen de la fortuna familiar. Comenzó con un negocio de ultracongelados para posteriormente saltar al sector inmobiliario. Fue también presidente de la Caja de Ahorros Provincial de Alicante, que en 1976 se fusionó a la CAM, una de las principales financiadoras del 'ladrillazo' del litoral y que hubo de ser intervenida por el Banco de España en 2011.

De Marchis se ha embarcado en distintos negocios con sus hermanos a lo largo de los años que han terminado por fracasar. Con su hermana Claudia, pediatra afincada en Barcelona, montó una tienda de ropa de bebés que no prosperó. Más tarde se embarcaría junto a otro hermano, Manuel, biólogo, en Ostres de la Badía, un local que criaba y vendía ostras y zamburiñas en el puerto pesquero de Santa Pola y que estos días se encuentra en liquidación. El protagonista del vídeo inferior es hermano de De Marchis.



A tenor de las cuentas del grupo, ninguno de estos negocios ha funcionado a excepción de El Pedal, un histórico pub de Santa Pola abierto desde 1980, y las rentas derivadas del alquiler y la compraventa de inmuebles. Según los depósitos del Registro Mercantil, De Marchis y sus hermanos gestionan unos activos valorados en 1,8 millones de euros solo en la provincia de Alicante. 'Jot Down', por su parte, nunca ha sido un producto rentable económicamente, aunque bien es cierto que no se concibió con estos fines.

El origen de 'Jot Down'

Distintas fuentes aseguran que el germen de 'Jot Down' se encuentra en Areópago, un foro que De Marchis frecuentaba bajo el pseudónimo de Shizuka. Allí alternaba poemas, comentarios agudos con imágenes de desnudos que reivindicaba como propios. En torno a 2006 De Marchis fue reduciendo su presencia en el foro y eliminando las fotografías, alojadas en una cuenta de Flickr ahora borrada. Su recuerdo, sin embargo, persistió en el foro durante un tiempo, llegando incluso a ser nominada a Miss Foro años después de haber abandonado Areópago. Sus fotos las gestionaba, editaba y publicaba imParsifal, administrador del foro y principal apoyo de Shizuka en los siempre acalarados debates del foro.

Detrás de imParsifal, el administrador del foro, está Ángel Fernández Recuero, sevillano, informático de profesión y socio de De Marchis en 'Jot Down'. Fernández y De Marchis se conocieron en Areópago: “A mí lo único que me saca de quicio es que se ataque a Shizuka”, sostenía Fernández en aquella época. Fuentes conocedoras de la situación indican que este celo en la protección de la alicantina se extiende hasta nuestros días.

Fernández Recuero no solo es la cara visible de la publicación, sino que también se ocupa de las labores más arduas del negocio, como cuadrar las cuentas, contactar con proveedores o cumplir con los compromisos legales inherentes a las empresas. No pocos le señalan como el hombre que mantiene rígida la estructura de 'Jot Down', el complemento ideal para neutralizar los vaivenes editoriales de De Marchis. Ella, por su parte, se ocupa de los contenidos y de escoger las firmas de cada número. También de convencer a los entrevistados más famosos. Los que han trabajado con ella la definen como una persona con un extraordinario poder de persuasión, muy insistente en su proceder, rozando el límite del acoso en ocasiones.

La gran descubridora de talento

También destacan su olfato a la hora de identificar talentos literarios. De hecho De Marchis puso en órbita a Nacho Carretero, Álvaro Corazón Rural o Rubén Caviedes cuando no habían salido de sus blogs. También dicen de ella que funciona a arrebatos, que se contradice, que su relato no es consistente y que no logra ponerse en los zapatos del redactor. “De su cabeza surgen ideas constantemente, algunas mejores y otras peores, pero siempre cree que materializarlas es pan comido, y en ocasiones la pauta es una frase de Whatsapp o un comentario de Twitter ”, explica uno de sus colaboradores.

“Además la exigencia es muy alta, tanto en la calidad como en los plazos de entrega; esto supone un filtro importante para los colaboradores: están los que firman habitualmente en la revista, que terminan por convertirse en ‘amigos’ de Mar, y los demás, que antes o después caen por debajo de los estándares de calidad o se cansan de recibir mil consignas a través de su teléfono, de que una relación profesional tenga que evolucionar en una intensa relación personal con el editor”, indican. Es, además, la responsable de todos los 'incendios' que la cuenta de 'Jot Down' ha originado en Twitter, incluidos los derivados de la crítica prepotente a los medios –hasta a El País, con el que más tarde firmaría un acuerdo–.



Los primeros colaboradores de 'Jot Down' afirman haber recibido fotos sugerentes de De Marchis entremezcladas en la negociación para colaborar en la revista, especialmente en los comienzos, cuando la revista no podía pagar por los artículos. En esta época precisamente el elegido por De Marchis para dirigir 'Jot Down' fue el periodista Arcadi Espada. Con él siguió el mismo 'modus operandi' que con tantos otros: un mensaje mezcla de cercanía, fascinación intelectual y fotografías. Espada intentó cerrar una cita con ella pero después de un plantón abortó el proyecto, que nada tenía que ver con 'El Mundo', al comprobar que era imposible ponerle rostro a la voz: “Como divertimento me parecía fascinante, pero no tiene sentido empezar una colaboración profesional con una persona de la que no sé nada… yo no sé quién es, podría ser Pedro Sánchez”, dice con sorna.

La mano que mece la cuna

'Jot Down' arrancó como una web cultural que pronto se convirtió en revelación gracias a sus cuidadas imágenes en blanco y negro –marca de la casa De Marchis– y una suerte de entrevistas kilométricas que han marcado tendencia desde entonces. Siempre dirigida a un público minoritario, cuando dieron el salto al papel se encontraron en una situación de asfixia económica que les obligó a colaborar con algunos de esos medios que tanto habían criticiado desde Twitter. Durante unos meses De Marchis y Fernández Recuero negociaron paralelamente con 'El Mundo' y 'El País' para cerrar un acuerdo comercial que finalmente cristalizó con el diario de Prisa en forma de la revista 'Jot Down Smart', que se distribuye en los kioscos junto al periódico de papel.

Para el número de salida se escogió para la portada la famosa foto de Cebrián posando en su despacho con un casco de Darth Vader. La imagen, una obra maestra del fotógrafo Alberto Gamazo, no llegó a ver la luz porque Antonio Caño, director de 'El País', así como miembros de 'Jot Down', advirtieron de que podría herir sensibilidades dentro de la redacción de Miguel Yuste, todavía conmocionada por el ERE de 2012. “La gente se quedó con la anécdota de Cebrián y el casco, pero olvidan el detalle más importante: que Mar de Marchis no solo convenció a Cebrián para que se hiciese esta foto, sino que ni siquiera se presentó el día que se tomó. ¿Quién tiene la influencia para convencer por teléfono a una de las personas más inaccesibles de España de que se haga una foto jugando a ser el malo de Star Wars?”, se preguntan desde Prisa.

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Distintos indicios señalan que la influencia de De Marchis en 'El País' no ha dejado de crecer desde ese momento. La alicantina ha extendido sus contactos a Manuel Mirat, CEO de 'El País', quien escucha sus recomendaciones con atención. Desde la redacción le recriminan haber avalado la llegada de algunos redactores procedentes de 'El Español' de Pedro J. Ramírez y de una expresentadora de informativos, que presuntamente pertenecen a su círculo de amistades: “No tienen nivel para escribir en este periódico, al menos no lo tendrían en el antiguo 'El País'. Han caído en la redacción y ahí están, sin apenas dirección, como si les hubiese depositado una mano divina”, afirman. Estas mismas fuentes sostienen que los redactores han sido ubicados todos en una misma mesa a la que sarcásticamente apodan “la española” y que De Marchis, para extender su influencia, está incorporando a la revista a algunos de los redactores menospreciados por Caño. No obstante, del relato general se infiere que la influencia de la alicantina en determinados cargos de' El País' existe, si bien su peso en las decisiones no excede el de cualquier otro consejero externo.

De Marchis ha contribuido a enrarecer el clima en Prisa apareciendo en los móviles de determinados miembros de la redacción. Lo que más molesta en Miguel Yuste es que De Marchis se dedique a enviar mensajes a periodistas haciendo de radio macuto y distribuyendo información que no siempre es de fiar: “Habla de Caño, de Cebrián, de Mirat… toma posiciones y nos quiere explicar cómo está la situación aquí dentro, dando a entender que tiene datos confidenciales, cuando a la tercera pregunta te das cuenta de que no tiene la menor idea acerca de cómo funciona una empresa periodística ni una redacción. Aquí nunca ha puesto un pie”, dicen desde 'El País'. "Tiene al menos un par de periodistas fidelizados en cada redacción de España, nadie puede escribir su nombre sin que ella se entere, presume de amistades como Pep Guardiola, cocineros Michelin, Gerard Piqué o Juan Luis Cebrián, pero para ella se reserva hacer y decir lo que le da la gana detrás de un pseudónimo", relatan, "y luego dice que no tiene influencia, que ella solo tiene sus amigos y una pequeña revista".

Consultada, De Marchis ha preferido no realizar declaraciones de ningún tipo para este artículo.

Es un fantasma, una voz sin rostro. De todas las personas con influencia cultural en este país, Mar de Marchis, fundadora y editora de la revista 'Jot Down', es de largo la menos conocida. Su nombre no figura en ningún registro ni existe rastro documental de una de las personas fuertes en el panorama editorial. Ni siquiera sus más estrechos colaboradores, aquellos que llevan seis años trabajando con ella a diario editando la revista, son capaces de identificarla en una fotografía. La escuchan día a día, pero nunca se han sentado frente a frente.

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