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Syriza inspira a Podemos: pago por licencia a las televisiones para recaudar 100 millones
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Syriza inspira a Podemos: pago por licencia a las televisiones para recaudar 100 millones

Syriza, el partido de izquierda radical griego, aspirar a recaudar 100 millones de euros al obligar a que las televisiones paguen por sus licencias de emisión.

Foto: Juan Carlos Monedero y Pablo Iglesias, junto al líder de Syriza, Alexis Tsipras (Reuters)
Juan Carlos Monedero y Pablo Iglesias, junto al líder de Syriza, Alexis Tsipras (Reuters)

“Los oligarcas están en lo alto de nuestra agenda. Habrá una prioridad de actuación”, explica George Stathakis, portavoz económico del partido de izquierda radical griego Syriza, a la hora de detallar las reformas que necesita el país. Con un sector en mente: el de los medios de comunicación y sus propietarios, que dejarán de disponer gratis et amore de las licencias televisivas de que ahora disfrutan si la formación gana las elecciones del 25 de enero. De hecho, el partido de Alexis Tsipras ya cuenta con recaudar en torno a 100 millones de euros a través de la subasta en la que pondrá en juego esas autorizaciones, un modelo que podría hacer fortuna en propuestas políticas similares a la helena.

Stathakis asegura, en una entrevista publicada por Financial Times, que Syriza tendrá como uno de sus primeros objetivos acabar con el control de los medios de comunicación por parte de la oligarquía del país, que tiende a entregar las licencias de televisión a sus amigos políticos. La primera medida para evitar esta vinculación de lo público y lo privado es que los interesados tengan que pagar para obtener las concesiones. “El Estado ingresará más de 100 millones de euros gracias a este proceso”, explica uno de los principales economistas del partido, añadiendo que se convocará una subasta competitiva para otorgarlas, algo que nunca antes se ha hecho en el país.

Alternativas parecidas a Syriza, como lo es Podemos, debaten actualmente la definición programática de su política para los medios de comunicación, si bien sus planteamientos ideológicos ya han quedado claramente definidos. El secretario general del partido español, Pablo Iglesias, aseguraba en noviembre de 2013 que “si la información es un derecho, en la medida en que se convierte en susceptible de mercantilización o es susceptible de ser una propiedad privada, se convierte en un privilegio”. Por tanto, “lo que ataca la libertad de expresión es que la mayor parte de los medios sean privados, e incluso que existan medios privados ataca la libertad de expresión”, zanjaba, tomando como referentes Ecuador, Argentina o Venezuela.

Iglesias volvía recientemente sobre esta reflexión, preguntado por la periodista Ana Pastor en el programa El objetivo. Lejos de matizar la tesis, insistía en ella, muy en línea con el enfoque griego. “Si dos multimillonarios son propietarios del 95% de lo que se puede leer, escuchar o ver, eso es un riesgo. Puede que esos dos multimillonarios sean dos demócratas que les encante la libertad de expresión, pero si un día se levantan con el pie izquierdo y dicen: ‘Se ha terminado, no me gusta el programa de Ana Pastor, fuera porque soy el dueño…’”, aseveraba, insistiendo en que su interés no pasa por controlar los medios, sino por “proteger la libertad de los periodistas”.

Limitar el control

Más allá de las musas, el programa con el que se presentó Podemos a las elecciones europeas incluía preceptos sólidos sobre la propiedad de los medios de comunicación, aún un paso por detrás de la fórmula que propone ahora Syriza. Sin ir más lejos, el documento contemplaba la puesta en marcha de legislación destinada a impedir la formación de monopolios u oligopolios en ese sector, fijando que “ninguna empresa o grupo podrá ostentar más del 15% del total de un ámbito comunicacional, sea prensa, radio, televisión, internet o el sector editorial”. Una máxima que, actualmente, está lejos de darse. Por ejemplo, Mediaset y Atresmedia controlan el 85% de la cuota de mercado televisivo.

Del mismo modo, Podemos apostaba por la separación legal de la propiedad de los grupos financieros y comunicativos, “garantizando así la independencia de todos los medios de información de los diferentes gobiernos y grandes grupos empresariales”. En este caso, el Grupo Prisa tiene en su accionariado con porcentajes significativos a Santander, HSBC o CaixaBank, además de una multinacional como Telefónica. En el ámbito público, la formación de Pablo Iglesias concurrió a los comicios con la promesa de crear medios “con una gestión democrática e independiente de los gobiernos de turno”, poniendo en marcha normas destinadas “a instaurar una cuota mínima de medios públicos e independientes”.

“Queremos hacer la vida más fácil para los hombres de negocios, ayudar a eliminar los problemas con la burocracia de los que se quejan… Es importante crear puestos de trabajo”, remata Stathakis, que subraya el control por parte de ese establishment en otros sectores, como el inmobiliario o el de los concursos estatales. “Grecia nunca ha sacado a la venta una sola licencia de televisión comercial –puntualiza–. La media docena de canales comerciales operan todos sin base legal y el Estado ha perdido una cantidad ingente de ingresos”. Para que más de alguno –si no estaba preocupado ya– empiece a apretarse los machos.

“Los oligarcas están en lo alto de nuestra agenda. Habrá una prioridad de actuación”, explica George Stathakis, portavoz económico del partido de izquierda radical griego Syriza, a la hora de detallar las reformas que necesita el país. Con un sector en mente: el de los medios de comunicación y sus propietarios, que dejarán de disponer gratis et amore de las licencias televisivas de que ahora disfrutan si la formación gana las elecciones del 25 de enero. De hecho, el partido de Alexis Tsipras ya cuenta con recaudar en torno a 100 millones de euros a través de la subasta en la que pondrá en juego esas autorizaciones, un modelo que podría hacer fortuna en propuestas políticas similares a la helena.

Ana Pastor Financial Times
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