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La banca veta la entrada de Moll en el Grupo Zeta al no aceptar 'quitas' a la deuda
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el agujero supera los 100 millones de euros

La banca veta la entrada de Moll en el Grupo Zeta al no aceptar 'quitas' a la deuda

Zeta no tiene pretendientes. Al menos pretendientes que sean del agrado de la banca, que al final tiene la última palabra en la casa de Antonio Asensio Mosbah.

Foto: Javier Moll (i), en la clausura de la asamblea anual de socios del IEF. (EFE)
Javier Moll (i), en la clausura de la asamblea anual de socios del IEF. (EFE)

El Grupo Zeta no tiene pretendientes. Al menos pretendientes que sean del agrado de la banca, que al final tiene la última palabra en la firma de Antonio Asensio Mosbah. Y es que según aseguran diversas fuentes financieras, las entidades acreedoras han desechado la posibilidad de que firmas como Prensa Ibérica puedan absorber cabeceras como El Periódico, al no estar dispuestos a ceder el activo con un importante descuento de la deuda. La sociedad que preside Javier Moll es uno de los mayores conglomerados de prensa regional del país, con cabeceras como La Nueva España o Diari de Girona.

“Moll preguntó en su día por el periódico, pero las negociaciones no fructificaron y desde hace 20 días están aparcadas. El planteamiento que hizo el empresario al pool de bancos que agrupa la deuda de Zeta pasaba por una quita importante del pasivo. En esas condiciones, las entidades financieras prefirieron mantener su posición”, exponían estas fuentes, bajo condición del anonimato. Fuentes oficiales de Prensa Ibérica consultadas por este diario negaron la mayor y rechazaron radicalmente tanto que exista interés en El Periódico como que se hayan producido contactos con la banca acreedora.

La situación económica de Zeta es delicada desde hace años. La compañía –que edita cabeceras históricas como Interviú o Tiemposalvaba un nuevo match-ball el pasado mes de julio, al formalizar la refinanciación hasta el año 2018 de los créditos que mantenía con 17 entidades financieras por importe superior a 117 millones. La banca dio finalmente su plácet a la operación después de que el grupo fundado en su día por Antonio Asensio cumpliera con la anterior reestructuración y lograra rebajar en más de un 50% el agujero que asumía allá por el año 2008, en torno a 230 millones de euros.

Y es que La Caixa, que encabeza el sindicado, ya impuso entonces a Zeta severas condiciones para reestructurar el agujero.Para ello, el grupo tuvo que afrontar la venta o cierre de activos, como hizo con el negocio de plantas de impresión (Gráficas de Prensa Diaria) o con el histórico inmueble de la sede corporativa en Madrid (O'Donell), además de drásticos ajustes salariales y de plantilla, como ha venido ocurrido en gran parte de sus cabeceras (Interviú, Tiempo, El Periódico, Sport…). Para asegurarse de la ejecución de este plan, CaixaBank apadrinó la llegada del financieroJuan Llopartcomo primer ejecutivo del grupo.

Grupo Editorial Prensa Ibérica, por el contrario, presenta una situación financiera envidiable a tenor de los balances consolidados remitidos al Registro Mercantil. No en vano la compañía facturó en 2012 un total de 201,6 millones de euros, cifra de negocio que le permitió ganar 2,59 millones en plena debacle de la publicidad. Se trató, además, del peor año de la firma en el quinquenio de crisis económica. La firma de la familia Moll ganó 19,34 millones en 2008; un total de 9,12 en el año 2009; incrementó sus números negros hasta los 13,6 millones en 2010 y cerró 2011 con un beneficio de 22,24. En total, la sociedad ha transitado por la recesión con un saldo positivo cercano a los 67 millones. Como para plantearse alguna aventura.

Cuitas con Hacienda

Los estrictamente económicos no son los únicos problemas que afronta Zeta que, como expuso recientemente El Confidencial, también tiene sus cuitas con Cristóbal Montoro. Según las últimas cuentas presentas al Registro Mercantil, correspondientes al año 2012, la firma mantenía una deuda de más de 24 millones de euros con la Hacienda Pública, lo que le obligaba a afrontar pagos millonarios. De hecho, la compañía admitía tener comprometidos vencimientos con el Fisco hasta el año 2015, según el calendario de pagos pactado. Incluso confesaba los riesgos de liquidez que afrontaba por esa carga.

Según las deudas consignadas entonces, la sociedad debían afronta pagos de 9,086 millones en el pasado 2013; 9,85 millones en 2014, y 5,68 millones en 2015. Es decir, aún quedarían pendientes de pago 15,5 millones de euros. “Los tres pilares básicos donde se asienta la actividad del grupo, que son la publicidad, la difusión y la actividad editorial, han sufrido importantes descensos,incidiendo negativamente en las actividades y resultados”, exponía sin ambages el conglomerado de medios en su informe de gestión. Eso sí, la sociedad destacaba que, al menos, mantenía generación de caja positiva, una evolución que le ha permitido reducir deuda financiera.

El Grupo Zeta no tiene pretendientes. Al menos pretendientes que sean del agrado de la banca, que al final tiene la última palabra en la firma de Antonio Asensio Mosbah. Y es que según aseguran diversas fuentes financieras, las entidades acreedoras han desechado la posibilidad de que firmas como Prensa Ibérica puedan absorber cabeceras como El Periódico, al no estar dispuestos a ceder el activo con un importante descuento de la deuda. La sociedad que preside Javier Moll es uno de los mayores conglomerados de prensa regional del país, con cabeceras como La Nueva España o Diari de Girona.

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